Sanjuana Martínez
03/10/2016 - 12:00 am
Peña Nieto nadando de a muertito
El rezago de los salarios es tal, que en la reciente Conferencia Internacional del Salario Mínimo, advirtieron que esa cifra de pobreza está ligada al poder adquisitivo de los trabajadores.
Le quedan dos años más, pero todo indica que Enrique Peña Nieto prefiere nadar de muertito hasta terminar su mandato. Ahora se dedica a viajar, a disfrutar las pocas mieles del poder que le restan.
Económicamente México va a la deriva. La inflación es imparable a pesar de los datos oficiales maquillados. El peso continúa en caída libre. El ciclo de aumentos se ha adelantado a la cuesta de enero que con Peña Nieto ha empezado en octubre, mientras el Banco de México (Banxico) incrementa su tasa de interés 50 puntos base para situarla en 4.75 por ciento y así contrarrestar la inflación que crece a pasos acelerados.
Peña Nieto ha convertido a México en una subeconomía del Tercer Mundo con salarios de hambre: 7 pesos la hora (35 centavos de dólar) que no se pagan ni en países de África o Asia. A la gente no le alcanza. Así de claro. Ir al súper se ha convertido en un suplicio para las amas de casa. La canasta básica, es la canasta de lujo. Los 70 millones de pobres ya no pueden acceder a esta canasta inalcanzable.
El rezago de los salarios es tal, que en la reciente Conferencia Internacional del Salario Mínimo, advirtieron que esa cifra de pobreza está ligada al poder adquisitivo de los trabajadores. Obviamente los 73 pesos que ganan a diario los que perciben el salario mínimo --- unos 7 millones de personas--- apenas sobreviven. ¿De qué sirve que el salario mínimo sea un derecho constitucional de acuerdo al artículo 123 si es tan miserable? Nuestra Carta Magna determina que el salario mínimo debe ser suficiente para cubrir las necesidades del trabajador y su familia, pero eso es mentira.
Por tanto, el actual salario mínimo mexicano fijado por el gobierno y sus amigos empresarios, viola la Constitución. Peña Nieto ha convertido a México en el único país de la región donde el salario mínimo es menor a la línea de la pobreza.
Pero a Peña Nieto no le interesa saber que su política económica está ahogando a una importante parte de los mexicanos. Él anda de gira permanente, paseándose. Tuvo el arrojo de pasar en Colombia, el 26 de septiembre, segundo aniversario de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa y luego de irse al funeral de Shimón Peres en Israel.
Es evidente que los problemas del país no lo quitan el sueño a Peña Nieto. En lugar de afrontar el aluvión de males, prefiere ignorar la situación y ya no gobernar, total solo le quedan dos años para irse a vivir espléndidamente con su pensión vitalicia.
La actitud del Señor de Los Pinos es irresponsable por decir lo menos. Su nivel de aprobación anda en el 23 por ciento. El más bajo que se le ha otorgado a los últimos presidentes de México. Eso tampoco le importa. Y menos saber que ocho de cada diez mexicanos piensan que el país va por mal camino desde que llegó a la Silla del Águila.
La caída estrepitosa del señor Peña Nieto es imparable. El fracaso de sus reformas, Ayotzinapa, las promesas incumplidas, sus mentiras. Nos dijo que no iba a subir la luz y subió. Nos prometió no más aumentos a la gasolina y mintió.
Dos terceras partes de la población reprueba la gestión de EPN. Esto quiere decir que el señor ya no debe gobernar. Y así lo ha entendido. Por eso, ha decidido nadar de muertito 24 meses más.
Nuestro sistema político no permite las elecciones anticipadas, pero si vivieramos en un país regido por este mecanismo, por un sistema parlamentario como muchos otros, se adelantarían las elecciones programadas para el 2018 para formar un nuevo gobierno, algo que funcione y nos saque del atolladero.
Si Peña Nieto ha decidido ya no gobernar, debería renunciar. Si Peña Nieto ha colocado al país al borde del abismo, debería renunciar. Si Peña Nieto nos ha mentido, debería renunciar. Si Peña Nieto y sus instituciones no respetan los derechos humanos, debería renunciar. Si Peña Nieto ha demostrado no saber gobernar, debería renunciar. Si Peña Nieto ensangrentó al país con 80 mil muertos y 30 mil desaparecidos, debería renunciar. Si Peña Nieto ha empobrecido más al país, debería renunciar... ¿Qué espera?
México ya no tiene Presidente. El señor que ocupa Los Pinos es invisible. Su partido ya no lo sostiene. Sus compañeros de botín se soban las manos pensando en el 2018. Ahora los gobernadores más corruptos babean soñando en la sucesión. A dos años de que termine su gobierno ya conocemos a los próximos candidatos presidenciales.
Las miradas de la infame clase política que nos gobierna ya están puestas en 2018. A nadie le apetece resolver nada. Prefieren así dejarlo. Lo importante es el próximo saqueo. Saber quién es el elegido para seguir robando y destrozando al país.
¿Y la sociedad civil? ¿Qué vamos a hacer? Depende de nosotros no permitir este nuevo asalto. Somos nosotros los que tenemos que impedir un nuevo atraco. Los pillos ya están listos. Se les hace agua la boca viendo todos los millones que se pueden robar.
Urge un referéndum revocatorio. La revocación de mandato a Peña Nieto no es un disparate. La medida está contemplada en la Constitución mexicana, en los artículos 39 y 136. Incluso el artículo 8 permite solicitarlo oficialmente al INE con fundamento en el artículo 293 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LEGIPE).
Si queremos que se vaya. Manos a la obra. Solo no se irá. Necesitamos echarlo del poder.... ¿Qué estamos esperando?
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