Por Liliana Ruiz.
En medio de un escenario complicado, hace dos semanas se aprobó el Presupuesto de Egresos 2016. Algunos Diputados lo celebraron y otros no tanto. Como sucede con todo en la vida, siempre hay ganadores y perdedores. De eso se trata este artículo… de hacer un análisis breve de ambas categorías.
Una de las cosas que salió bien, en donde se ganó desde mi punto de vista, fue que se creó el Colectivo por un Presupuesto Sostenible, el llamado “Colectivo PESO”. Este grupo se formó por nueve organizaciones de la sociedad civil para hacer recomendaciones al gobierno para mejorar la vigilancia y monitoreo de los recursos públicos y para mejorar la forma en la que se gasta el dinero del gobierno, entre otros. El Colectivo aportó varias propuestas que están disponibles en este link http://www.colectivopeso.org/.
La creación de colectivos como éste es relevante porque nuestro país necesita voces y contrapesos adicionales e independientes del gobierno federal y estatal. Se requieren investigaciones serias y evidencia que ayude a tomar mejores decisiones. Quizás el colectivo no tiene todas las respuestas ni todas las soluciones, pero presentó propuestas específicas y con datos duros. Y esto es uno de los elementos que propician el debate, la reflexión y finalmente el cambio.
Otra cuestión que se hizo bien es que poco a poco, y paso a paso, se continúan abriendo espacios para la participación ciudadana en el ciclo presupuestario. Diversos funcionarios de la Secretaria de Hacienda y también diputados de algunos partidos, recibieron al colectivo, escucharon sus propuestas y tomaron nota. Estos espacios para la participación representan un precedente que debe servir como base para formalizar en la ley respectiva la participación ciudadana en los temas del presupuesto de egresos cada año.
Asimismo, se lograron algunos cambios en el Decreto de Egresos 2016. Por ejemplo, se incluyó la obligación de reportar información sobre el gasto corriente estructural en los Informes Trimestrales de Finanzas Públicas. Esta categoría de gasto se creó con la Reforma Hacendaria y básicamente se define como el gasto neto total menos el pago de la deuda, las pensiones y el gasto de inversión, entre otros. Es decir, es el gasto de operación en donde existe margen de maniobra. Es el gasto que si se puede limitar y recortar.
El gobierno federal aprobó e incluyó, 5 propuestas de un total de 30 que el colectivo presentó. Entre ellas una que tenía que ver con mayor transparencia en Ramo 23 o Previsiones Salariales y Económicas y otra que se refiere a dar más explicación de los criterios por los cuáles se le da más recursos a determinados programas presupuestarios.
Sin embargo, nos quedamos cortos con el Presupuesto 2016 y ganó la inercia presupuestaria. Debido al hecho de que el gobierno mexicano va a tener menos ingresos por la venta de petróleo en los próximos años, en Fundar esperábamos más avances, más cambios en el decreto y mayor disposición de las autoridades para llevarlos a cabo.
Teníamos la expectativa y la ilusión de que se avanzará más en transparencia presupuestaria y eso no pasó. Sabíamos que no todos los cambios se podían dar en el corto plazo, hay cambios que requieren de más tiempo como por ejemplo garantizar la sostenibilidad de los ingresos de estado. Pero hay otros como dar mayor información sobre el destino del gasto o de la deuda, que se podían haber realizado ahora. Tal es el caso del rubro de gastos obligatorios. Varias organizaciones han pedido que el gobierno desglose que conceptos se incluyen en este gran rubro y eso no se hizo.
Otro sector perdedor fue la transparencia en el proceso de aprobación del presupuesto. El proceso en el Congreso sigue siendo cerrado y son pocos los diputados que toman las decisiones para reasignar y aumentar el gasto. Además, los criterios que utilizan para asignar recursos a los diferentes proyectos en la Cámara de Diputados, no es público ni queda claro que exista un criterio técnico.
En fin nos quedamos cortos y aunque se llevaron a cabo algunas buenas prácticas, no hubo grandes cambios en la forma de informar sobre el gasto ni tampoco en la forma de gastar para disminuir gastos no prioritarios.