Author image

Ramiro Padilla Atondo

29/06/2015 - 12:00 am

Disfuncionalidad social

Ser disfuncional. No funcionar de la manera correcta. La suma de las disfuncionalidades individuales se convertiría entonces en la falla total del colectivo. Hay muestras palpables que nuestra sociedad, quizá como nunca, haya entrado en un periodo de crisis total. Una absoluta falta de empatía acompañada por ciertos fenómenos que la explican. Como botón de […]

Ser disfuncional. No funcionar de la manera correcta. La suma de las disfuncionalidades individuales se convertiría entonces en la falla total del colectivo. Hay muestras palpables que nuestra sociedad, quizá como nunca, haya entrado en un periodo de crisis total.

Una absoluta falta de empatía acompañada por ciertos fenómenos que la explican. Como botón de muestra podríamos poner el sistema electoral, un fast track hacia el enriquecimiento ilícito, o en su defecto, un arreglo de las élites para posicionar el personal adecuado que pueda llevar la agenda que proteja sus intereses.

Un país profundamente desigual que al parecer se precia de serlo. Una absoluta falta de conciencia acerca de lo que podríamos llamar un proyecto común. Esta legendaria incapacidad para ponernos de acuerdo siquiera en los temas más elementales.

Un país que tiene manchas de primer mundo y otras que no podríamos llamar siquiera de tercero. Dos casos ilustrativos de esta semana que pasó. Los empleados de una tienda de mascotas que maltratan a unos perritos. Diecisiete ancianos  mueren calcinados.

En el primer caso, la indignación fue nacional. En el segundo casi nadie hizo eco de la noticia. ¿Puede esto servir como diagnóstico? Quizá. Si revisamos nuestra escala de prioridades y sobre todo nuestra formación cristiana (en México, que según más del 80 % se proclama católico) vemos que no tiene mucho de cristiano el salir a clausurar tiendas de mascotas.

Aunque también he de reconocer que hay cierta focalización en cuanto a la culpa. Mientras que  los empleados se filmaron, esto es, tienen nombres y apellidos, en el incendio del asilo solo se puede conjeturar.

Y en una cultura de la culpa rápida y el olvido aun más veloz, el siguiente escándalo hará desaparecer a este, y el caso de los ancianos (si seguimos la lógica de la guardería ABC, Tlataya, Ayotzinapa) quedará pronto en el olvido.

Somos una sociedad rota que reclama derechos cuasi humanos para los animales, mientras volteamos hacia otro lado cuando se trata de otros seres humanos.

¿De qué estamos hechos los mexicanos? ¿Por qué nuestra indignación es selectiva? ¿No será que estamos jugando un juego macabro que se llama deshumanización? Porque si lo estamos jugando entonces llevamos una puntuación muy alta.

Los ancianos se han convertido en residuos de una sociedad que se niega a atenderlos. Esa es la mejor lectura. Siempre venderá más aquel que pasea su perrito, que aquel que ayuda al anciano. Y no es asunto de decir maldito gobierno, si nosotros en lo personal no estamos haciendo nada.

Somos profundamente disfuncionales porque pensamos que estamos bien, que los jodidos siempre serán los otros. Es bonito preocuparse por los derechos de los animales pero eso no significa que seamos excluyentes de los derechos de los demás. Que se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo.

Pero ya es un hecho que nuestra capacidad de indignación duerme el sueño de los justos.

Aplaudimos la decisión de la suprema corte de los Estados Unidos proclamando el matrimonio igualitario cuando, el matrimonio heterosexual en México sigue siendo profundamente desigual.

Hoy es de esos días en los que me siento profundamente avergonzado. El mexicano tiene mucha energía. Para su desgracia la enfoca en puras pendejadas. Si una fracción de esa energía la dirigiese en hacer una minúscula obra buena entonces tendríamos un país diferente.

El país se cae a pedazos pero los bares siguen llenos. Quizá ese sea el mejor ejemplo.

Ramiro Padilla Atondo
Ramiro Padilla Atondo. Ensenadense. Autor de los libros de cuentos A tres pasos de la línea, traducido al inglés; Esperando la muerte y la novela Días de Agosto. En ensayo ha publicado La verdad fraccionada y Poder, sociedad e imagen. Colabora para para los suplementos culturales Palabra del Vigía, Identidad del Mexicano y las revistas Espiral y Volante, también para los portales Grado cero de Guerrero, Camaleón político, Sdp noticias, El cuervo de orange y el portal 4vientos.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Lo dice el Reportero

Opinión

Opinión en video