Fabián Polanco
11/03/2015 - 12:00 am
Un recorrido de los musicales por el mundo del acetato
Tal y como ocurre en las grandes capitales del mundo, donde el Teatro Musical forma parte del entretenimiento popular, durante su historia en México este género teatral también ha acumulado historia en lo que a la producción de materiales discográficos se refiere, aunque no con la misma cantidad que otras ciudades como Nueva York, Londres […]
Tal y como ocurre en las grandes capitales del mundo, donde el Teatro Musical forma parte del entretenimiento popular, durante su historia en México este género teatral también ha acumulado historia en lo que a la producción de materiales discográficos se refiere, aunque no con la misma cantidad que otras ciudades como Nueva York, Londres y Argentina.
Sin embargo, México no se queda atrás y durante sus 63 años de presencia, los productores de Teatro Musical han logrado presentar decenas de discos con los temas musicales de sus montajes, los cuales también han permitido inmortalizar su presencia en nuestro país y convertirse en el objeto del deseo de quienes somos seguidores del mismo.
Tal y como lo menciona “El hombre del sillón”, el narrarador en “La fierecilla tomada”, un apasionado en la materia, al momento de tener en nuestras manos un ejemplar de estos materiales musicales, sin importar su presentación (a diferencia del personaje de “The Drowsky Chaperone”), de inmediato nos sentimos transportados hacia el momento en que presenciamos la puesta en escena en cuestión.
Pero lo mejor sucede al momento en que oprimimos el botón de “Play” y la magia empieza. Con los primeros acordes empezamos a volar y recordar cada uno de los momentos que disfrutamos durante la representación escénica.
El primer disco de Teatro Musical lanzado a la venta fue el de uno de los primeros montajes traídos a México en la década del cincuenta, bajo la producción de Robert Lerner, José María Dávila y Manolo Fábregas: “Mi bella dama” en 1959, protagonizado por este último y Cristina Rojas, presentando una excelente producción musical a cargo de Mario Ruiz Armengol y Francisco Gallegos.
Cabe mencionar que este montaje fue realizado con el mayor cuidado y lo más fiel reproducido del original de Broadway, debido a que Robert Lerner, uno de los productores, era hermano del creador de este musical: Alan Jay Lerner, lo cual sirvió también para que sus socios mexicanos aprendieran el arte de manufacturar el complicado esqueleto que confirma el Teatro Musical.
Debido a esto y a su innegable profesionalismo y amor al arte, durante su paso por el Teatro Musical Manolo Fábregas fue un productor cuidadoso de sus montajes y consintió al público y a sus elencos con las grabaciones de varias de sus comedias musicales, siendo una de las más recordadas la que hizo en 1970 de “Violinista en el tejado”, interpretada por él, Carmen Molina, Bertha Moss y Guillermo Orea, entre otros.
“El hombre de La Mancha”, protagonizada por Claudio Brook, Nati Mistral y Oscar Pulido fue otro de los logros grabados en acetato bajo la producción de Fábregas, a la cual se suman también títulos como “El diluvio que viene”, “Venga toda la gente”, “Están tocando nuestra canción” y “Sor-Presas”, entre otros.
Los más recientes fueron las grabaciones hechas en vivo de “El diluvio que viene”, encabezadas por Jaime Camil y Ernesto D´Alessio, respectivamente.
Silvia Pinal fue otra de las productoras que siguió escuela y dejó grabado en LP su paso por el género, siendo una pieza de colección el disco de “Irma la dulce”, escenificada en 1962, el cual fue realizado en formato de 45 RPP. “Annie es un tiro” es otro de sus títulos, en el cual se inmortalizó la versión al español de “There's No Business Like Show Business” (Que siga la función).
Otros de los discos lanzados de las producciones de Silvia Pinal son “Mame”, en sus puestas de 1973 y 1985, este con una traducción diferente al anterior; “¡Qué tal Dolly”, el cual tiene como atractivo el debut en Teatro Musical de Ignacio López Tarso, interpretando “Con una esposa”; y “Gypsy”, su más reciente trabajo en el género, compartiendo micrófono con su hija Alejandra Guzmán, siendo este un disco deseado por los seguidores de la llamada “Reina del rock”.
Julissa fue otra de las productoras preocupada por llevar al acetato sus producciones teatrales musicales. Entre algunos de sus discos de colección podemos mencionar “Vaselina”, “Pippin”, “Jesucristo Superestrella”, “El show de terror de Rocky”, “José el soñador” y “Vaselina con Timbiriche”, también otro material codiciado en esta ocasión por los seguidores de este grupo generacional.
Cabe mencionar el lanzamiento de discos de este último montaje, con elencos de sus distintas puestas en escena.
La productora Angélica Ortiz no se quedó atrás en esta faceta, lo cual hubiera sido imperdonable en caso de haber sucedido, pues su hija y su nieta, Angélica María y Angélica Vale, respectivamente, fueron las protagonistas de la mayoría de sus puestas en escena, hechas para su lucimiento.
“Trampas para un amor”, “Una estrella” y “Los tenis rojos” fueron algunos de los discos que lanzó Angélica Ortiz como productora.
A lo largo de su historia en nuestro país, el Teatro Musical en nuestra ciudad ha logrado capturar montajes y en su momento, discos que son de colección. Algunos títulos de antaño y recordados son también “Los Fantástikos”, con María Rivas; y “Las modelos de Chachita”, protagonizado por Evita Muñoz, emblemática figura de la época dorada del cine mexicano.
En la década del ochenta se grabaron algunos acetatos entrañables, como por ejemplo “Kuman”, con la en su momento debutante Tatiana; y “Títere”, con temas y participación vocal de Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”.
Otro disco emblemático fue el de la puesta en escena “Cachún, cachún, ¡ra ra!”, con el elenco de la serie homónima de televisión, del cual se grabaron dos versiones, una para su montaje debut en el Teatro San Rafael en 1983 y la otra para su versión presentada en los Televiteatros, un año más tarde.
Quien también se ha preocupado por plasmar en disco su trabajo en el Teatro Musical, es Tina Galindo. Algunos de los títulos que se pueden mencionar son “Cabaret”, “Víctor Victoria”, “Una Eva y dos patanes”, “La novicia rebelde” y “Los locos Addams”.
De igual manera, la empresa productora líder hasta el momento en este tipo de puestas en escena, Ocesa Entretenimiento, también se preocupado por dar seguimiento e inmortalizar sus producciones en el terreno discográfico, aunque no en su totalidad.
De los 20 montajes que lleva en su historia la empresa dirigida por Federico González Compeán, contados desde el debut de “La Bella y la Bestia” en 1997, sólo de “El Fantasma de la ópera”, “Jesucristo Superestrella”, “Bésame mucho”, “Hoy no me puedo levantar”, “Mentiras” y “¡Si nos dejan!” se tiene constancia oficial en disco de su paso por México.
Con esto, por desgracia se dejaron pasar grabaciones memorables de producciones como “Los Miserables”, “Los productores”, “Violinista en el tejado” (estos dos últimos con Pedro Armendáriz Jr.) “Mary Poppins” y “Chicago”, entre muchos más.
Para finalizar, cabe mencionar la presencia de los discos de “Aventurera”, producidos por Carmen Salinas, de los cuales se dieron a conocer tres versiones encabezadas por la citada actriz y algunas de sus protagonistas, como Itatí Cantoral y Lorena Rojas.
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