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Julieta Cardona

20/12/2014 - 12:01 am

Break up por un tercero

Favor de darle play a esta canción antes de comenzar a leer: O en Spotify: La Santa Cecilia – Jack El break up está plagado de puntos ciegos. Cuando dos personas deciden terminar o cuando la decisión del rompimiento se carga más para un lado, no existe manera en la que las cosas terminen, ni […]

Favor de darle play a esta canción antes de comenzar a leer:

O en Spotify: La Santa Cecilia – Jack

El break up está plagado de puntos ciegos. Cuando dos personas deciden terminar o cuando la decisión del rompimiento se carga más para un lado, no existe manera en la que las cosas terminen, ni siquiera, medianamente bien. Y me parece justo porque yo soy de la idea de que ninguna parte debe salir impune de una relación en la que amo. Llámenme loca, egoísta, estúpida, unamuchachasincriterio, o como quieran, pero si sales ileso de alguien, es infinitamente probable que hayas hecho algo muy, muy mal.

El break up por terceros en las relaciones, llega cuando la dinámica de una pareja monogámica está cojeando. Así, tal cual; así, a secas.

«Conocí a alguien», es, quizá, una de las peores frases –tan insondables como reverberantes– que pueden reventar una relación. Me ha pasado. No mucho ni muy poco, pero me ha pasado. Créanme, no tienen que haber vivido un golpe en el estómago para saber qué sensación es, basta con escuchar que ya no eres solo tú:

No olía como tú. No besaba como tú. No sabía igual.

No caminaba como tú. No se vestía como tú.

No era como tú. No tenía tus manos. Ni tu cabello. Ni la forma de tu boca. Nada.

No gritaba. Gemía poco. Dormía poco. Iba con calma porque aunque corría con prisa, tiempo era todo lo que tenía.

Qué sé yo: no nos moría.

Pero era bella, muy bella, y sabía bien; sabía muy bien. Sabía de sabor y sabía de saber.

El break up por un tercero es moverte de lugar, es abrirle la puerta a quien ha llegado con una aguja queriendo coserte. Es que ya por fin y por el amor que aún se resguarda como perra en celo, de una buena vez se suelte para siempre al precipicio y se mire caer desde arriba, pero esta vez desde lugares distintos, con las manos distantes y el corazón, ¿por qué no?, dilatado, pero sin una gota de ceguera.

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