Cuando tú tecleas en Google «despedidas de solteras», los primeros resultados arrojados son alusiones a jueguitos durante el evento, viajes de amigas, refrigerios en forma de falo y, por supuesto y sobre todo, el estríper. Y básicamente es eso lo que te encuentras cuando asistes a estos eventos, pues, fálicos.

De las veces que he viajado a Playa del Carmen, puse especial atención en la última (porque estaba más sobria). Me encontré con varios grupos de muchachitas emborrachándose, pero hasta ahí todo bien. Luego ya no, ya no hay forma: esos grupos de muchachitas emborrachándose de bar en bar vistiendo su cabeza con ridículos velos de novia y una blusita sin mangas estampada de «Team Bride» diferenciándose de la novia porque ella porta una blusita de otro color con una estampa de «Bride…loading». Mencioné Playa del Carmen porque algunas muchachitas acostumbran viajar para festejar “los últimos días de libertad”, en palabras de las propias muchachitas, de la Bride loading, lo de Google que dije al principio y todo eso.

Pero sigamos con este ritual clasemediero. Las amigas de la novia organizan la despedida de soltera. La beba Gómez investiga en internet –o con la tía alcahueta que sabe este tipo de cosas– los jueguitos jocosos que las entretendrán mientras beben vodka con jugo de arándano light marca Ocean Spray. La beba Galván y la beba León cocinan o compran brownies, galletas, paletas de caramelo, gelatinas, chocolates o you name it con forma de pene. La beba Escalante compra souvenirs: mandiles, anillos, llaveros, velos de novia, tangas, playeras, zapatillas de cenincientas, bilés, playeras, etcétera. Y lo más interesante, simbólico y atrevido: la beba Rodríguez consigue al estríper: striper guapo en mexico google buscar voy a tener suerte; stripper guapo mexico costo google buscar; stripper extranjero en mexico cuanto cuesta yahoo answers; stripper despedida soltera google sálvame.

Es aquí cuando comienza lo más interesante por ser lo más simbólico. En serio. El modus operandi de los estrípers es al grano:

Entonces, la idea general de las despedidas de solteras me parece tristísima: tener una noche de excesos que no podrás tener después de casarte. Pero regresemos al estríper, personaje que simboliza al hombre que ya nunca jamás podrás tocar porque te comprometerás con tu futuro esposo jurándole fidelidad eterna.

Y, bueno, asumo que los tentempiés fálicos son otro símbolo de renuncia hacia otro pene que no sea el del sagrado y futuro esposo. Y también el halago que las bebas tendrán de las otras bebas por lo originales y atrevidas que resultaron: ho-ho-ho, beba Galván, te quedaron poca madre, we.

Yo aprecio en las despedidas de solteras un reto de género. Un reto que nada tiene que ver con equidad de género porque, en este caso singular, con los hombres funciona distinto: ellos le pagan a la estríper para tocarla y que les baile; con las mujeres, ellas le pagan al estríper para que las toque de una manera cuasiobligatoria cargada de dominancia y agresión. Demostrar, quizá, que las mujeres también pueden pagar por un servicio de estriptis y sexo. Pero ese es otro tema para platicar después y de una manera distinta.

En fin, que si usted se casa para renunciar a su libertad (encima ya condicionada por factores que no podemos controlar), qué crimen, qué castigo. Qué bichos tan raros somos los humanos, me cae.

Julieta Cardona

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