Salvador Allende, desde la presidencia de la República de Chile, propuso que las mujeres trabajadoras tuvieran el derecho a seis meses para criar a sus hijos recién nacidos con la finalidad de asegurar la lactancia materna y así combatir la desnutrición. La oposición logró detener esa iniciativa, sería hasta 2013 que se volvería realidad este derecho de madres y recién nacidos chilenos. En México, donde tenemos los más bajos niveles de lactancia materna de la región de América Latina es urgente una medida similar.
Los tiempos han cambiado en Chile como en el resto del mundo. En Chile, como en México, el mayor problema de salud pública es el sobrepeso y la obesidad. Chile está muy cerca de nuestro país en cuanto a sobrepeso y obesidad infantil. No es coincidencia que en ambos países la mayor parte de la ingesta de calorías venga de alimentos ultraprocesados y que ambos países ocupen los primeros lugares mundiales en el consumo de refrescos. De acuerdo a algunas fuentes, después de los mexicanos, los chilenos son los segundos consumidores de refrescos en el mundo.
La iniciativa de Allende vuelve a tomar importancia, la necesidad de promover y recuperar la lactancia materna. Con Allende fue presentada para combatir la desnutrición, ahora es una herramienta para promover la salud en general y combatir el sobrepeso y la obesidad. La importancia de la lactancia materna en la salud del recién nacido queda expuesta en esta declaración de The Lancet, una de las revistas científicas en salud más reconocidas: “Si saliera disponible una nueva vacuna la cual pudiera prevenir por año un millón o más de muertes infantiles, que además fuera de bajo costo, segura, administrada vía oral, y que no requiera de cadena fría, se convertiría en un imperativo inmediato de la salud pública. La lactancia materna puede hacer todo esto y más….”. No sólo el recién nacido se beneficia de la lactancia materna, también la madre. De acuerdo a la evidencia científica avalada por la Organización Mundial de la Salud, el cáncer de ovario en las madres se reduce 28%, el cáncer de seno 28% y la diabetes tipo 2 en 12% por cada año de lactancia y aumenta la hipertensión 12% en las madres que no amamantaron de manera exclusiva los primeros 6 meses. Debe recordarse que la OMS recomienda lactancia materna exclusiva los primeros 6 meses y, posteriormente, lactancia con alimentos complementarios.
La preocupación por la salud a través de políticas preventivas se está retomando en Chile, como en varios países de la región, para enfrentar la epidemia de obesidad. La región latinoamericana se está convirtiendo así en la vanguardia internacional para enfrentar esta epidemia que está considerada la mayor amenaza para la salud pública mundial. Estas políticas se enfrentan en Chile, Perú, Ecuador, Uruguay, Colombia, México y demás países, con la oposición y cabildeo en contra de las grandes empresas trasnacionales de alimentos y bebidas.
En Chile fue aprobada en 2012 la primera ley en el mundo que tiene como propósito combatir el ambiente obesigénico a través de diversas regulaciones: regulación de los alimentos y bebidas al interior y en el entorno de las escuelas; prohibición de la publicidad de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar, grasas y/o sal dirigida a la infancia y establecimiento de un etiquetado que advierta si los productos son altos en los ingredientes señalados. En 2013 en Perú se aprobó una ley similar y está en discusión su reglamento frente a fuertes presiones que llegan hasta el presidente Humala. Las presiones que reciben los poderes legislativos y ejecutivos en los países de la región por parte de estas empresas trasnacionales centran sus argumentos, que deben leerse como amenazas, en que: retirarán sus inversiones de la nación; despedirán miles de trabajadores; las cadenas productivas entrarán en crisis y esto afectará la economía del país, etcétera, etcétera. Estos argumentos son los mismos que utilizaron de manera pública y abierta las empresas refresqueras en México contra el impuesto y son también los mismos que utilizaron las tabacaleras contra las políticas regulatorias que se les impusieron.
A pesar de las presiones, las políticas regulatorias y fiscales avanzan ante la urgencia de enfrentar la epidemia de obesidad, pero especialmente, sus consecuencias. En México la epidemia ya ha rebasado la capacidad del Estado para enfrentarla cuando declina éste cubrir la diálisis. En Chile aún se cubre la diálisis pero las tendencias indican que de continuar las tendencias el Estado dejará de hacerlo.
Mientras en México se aprueba un impuesto al refresco de un peso por litro, que debería haber sido de 2 pesos para bajar el consumo claramente, en Ecuador y en Chile se aprueban los primeros etiquetados frontales obligatorios en el mundo que advertirán a los consumidores si los productos son altos en azúcares, grasas y/o sodio. Se considera que México es el primer país con alto consumo de refresco y con una gran población que impone un impuesto en el mundo. En Uruguay se acaba de aprobar una regulación para los alimentos en las escuelas, como la que se aprobó el año pasado en Costa Rica. En México vendrá una similar en marzo que esperemos tenga criterios estrictos para ser efectiva y no cosmética.
En fin, la región sigue moviéndose y se espera que México, que está al frente de las epidemias de obesidad y diabetes en la región, profundice sus políticas para combatirlas. Todo dependerá de la voluntad política del gobierno frente a los intereses que se oponen a que se modifiquen las condiciones de mercado que les han permitido a las grandes empresas transnacionales encontrar en nuestro país la fuente de sus mayores ganancias a costa de la salud de la población.