Si el Relator Especial de Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, Oliver de Schutter, llamó al gobierno mexicano a declarar emergencia en salud por la epidemia de obesidad en el país, aún más se justifica hacerlo en el Distrito Federal. La capital presenta mayores índices de sobrepeso, obesidad y diabetes que el promedio nacional. Mientras el promedio de las mujeres con sobrepeso y obesidad en el país es del 73%, en el DF la incidencia es mayor, llega al 75.4%; en hombres el sobrepeso y la obesidad a escala nacional afecta al 69.4%, en el DF al 69.8%. Entre los escolares del país el 34.4% presenta sobrepeso u obesidad, en el DF el 35.4%. El promedio entre adolescentes a escala nacional es del 35%, mientras que en el DF la cifra alcanza el 38.6%.
En el caso de la mortalidad por diabetes, México ocupa el primer lugar en todo el continente americano con más de 80 muertes al año por cada 100 mil personas. Los datos que hemos encontrado al respecto en el DF van de 100 a 200 por cada 100 mil habitantes, es decir la muerte anual de una a dos personas por cada mil habitantes. El sistema de salud pública en el DF, como a escala nacional, está colapsado, al declarar que no puede cubrir la diálisis que requieren miles de personas a consecuencia, principalmente, de la epidemia de diabetes.
Reconocemos los esfuerzos que se han realizado desde la Secretaría de Salud capitalina para combatir y, especialmente, atender las consecuencias de esta epidemia. Sin embargo, estamos convencidos de que si no se realizan una serie de regulaciones que modifiquen las condiciones del entorno obesigénico, esta epidemia se acentuará junto con todas sus consecuencias. Por más educación que se imparta en términos de nutrición, si las condiciones en el entorno nos siguen llevando a elecciones no saludables y nos complican la realización de elecciones saludables, muy poco se cambiarán los malos hábitos que se han introducido en nuestra dieta.
Como Alianza por la Salud Alimentaria, hemos presentado y entregado a miembros de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal el documento titulado “D.F. Políticas para la Prevención de la Obesidad”, en el que se propone que las políticas que emprenda el Gobierno del Distrito Federal se enfoquen en regulaciones, incentivos económicos y cambio del ambiente, a fin de disponer de alimentos saludables y agua potable gratuita.
Las acciones que planteamos exigen que, en primer lugar, las políticas se diseñen libres de conflictos de intereses de las grandes empresas, las cuales pueden verse afectadas por las regulaciones propuestas. Estas acciones nunca serán aceptadas por ellas, tendrán que imponerse enfrentando su oposición. Las diez medidas efectivas propuestas son las siguientes:
1.- Garantizar el acceso gratuito a agua para beber en todos los centros comerciales, escuelas, hospitales, cines, espacios para juegos y fiestas infantiles, centrales de autobuses, aeropuertos y parques públicos.
2.- Hacer obligatorio que todos los restaurantes ofrezcan agua de forma gratuita. En el caso de las cadenas de comida rápida, deben ofrecerse opciones de paquetes que no incluya el costo agregado de los refrescos y la oferta de agua gratuita.
3.- Hacer obligatorio para las cadenas de restaurantes ofrecer información en sus menús con la cantidad de calorías por producto y por paquete.
4.- Prohibir el uso de grasas trans en los restaurantes.
5.- Prohibir que las cadenas de comida rápida incluyan juguetes en sus paquetes, exceptuando los menús que contengan frutas y verduras y que sean saludables.
6.- Prohibir todo tipo de publicidad dirigida a los niños de alimentos y bebidas bajos en nutrientes y altos en azúcar en los espacios públicos y en los medios de difusión exclusivos en el DF.
7.- Incentivar la instalación de expendios móviles de frutas y verduras, en las zonas con falta de acceso a estos productos.
8.- Prohibir la venta de bebidas azucaradas servidas en envases de más de medio litro en lugares públicos.
9.- Aplicar medidas regulatorias y fiscales para desincentivar el consumo de refresco. Y obtener recursos para modificar el ambiente obesigénico en un ambiente sano y la atención a los problemas derivados de la obesidad.
10.- Difundir una campaña permanente de orientación alimentaria que brinde información veraz sobre las diversas opciones, destacando los riesgos y beneficios de cada una y promueva los alimentos básicos de la dieta tradicional.
Varias de estas medidas ya han sido introducidas exitosamente en otras ciudades del mundo y otras han sido propuestas. Si se considera que México presenta una de las mayores incidencias en sobrepeso, obesidad, diabetes y muerte por diabetes en el mundo y que el DF es una de las entidades con mayores índices de estos padecimientos en el país, puede afirmarse que nuestra ciudad presenta uno de los mayores porcentajes en sobrepeso y obesidad entre todas las mega ciudades del planeta.
Además de entregar estas propuestas a representantes de la ALDF, nos hemos reunido con el Secretario de Salud local, el doctor Armando Ahued, y la Secretaria de Educación, la doctora Mara Robles, con quienes coincidimos en varias de las propuestas planteadas; esperamos que muy pronto el gobierno de la capital inicie estas políticas. Hemos planteado que las políticas más urgentes tienen que ver con el acceso gratuito al agua para beber en las escuelas, los hospitales, los centros comerciales, parques públicos, cines, estaciones de autobuses, aeropuertos, etc.
La epidemia de obesidad en el país y en la ciudad no se resolverá sin enfrentar el deterioro agudo de la hidratación que sufre la población mexicana generada por una falta de acceso a agua de calidad para beber. Hemos visto a los largo de los años cómo los bebederos han desaparecido de las escuelas, de los parques, de cines y de muchos otros espacios.
El acceso al agua es ya un derecho consagrado en nuestra Constitución y éste debe iniciar con el derecho de los escolares a tener acceso a agua de calidad para beber en los planteles educativos, de los comensales en todos los restaurantes que deben ofrecer este líquido de manera gratuita, derecho también de los ciudadanos en espacios comerciales y públicos de concurrencia.
En el DF debe también iniciar un programa de distribución de verduras, frutas y granos en coordinación con la Central de Abastos que permitan una mayor disponibilidad y acceso a estos productos en las barrios donde se carece del acceso a estos productos o donde su oferta es cara.
En todo el mundo se ha demostrado que la modificación del entorno, desde la disposición gratuita de agua para beber hasta al acceso a frutas, verduras y granos a buen precio, mejora la salud alimentaria de la población, algo muy necesario y urgente en nuestra ciudad, en nuestro país.