Rechazar el discrimen: Propósito de Año Nuevo

30/12/2011 - 12:01 am

El jefe de brigada del programa Oportunidades en Uruapan, Michoacán, Carlos Talavera Leal, fue removido de su cargo por comentarios discriminatorios contra mujeres indígenas.

En su cuenta de Facebook, Talavera señaló que a las indígenas que les entregaban los apoyos olían “impresionantemente feo”. Y seguramente tal y como le parece al ahora ex funcionario así fue y lo sintió.  Pero, ¿no es que acaso su trabajo consistía en ofrecer oportunidades a quienes menos tienen?  Y cuando hablamos de pobreza o de carencias, nos referimos a que la gente no tiene agua corriente en sus casas, que no tienen acceso a la alimentación adecuada, que no tienen un ingreso fijo y cuyas preocupaciones van más allá de tener un IPad.  Esos que sólo tratan de sobrevivir; de estar al día, aún cuando para ello tengan que hacer largas filas o peor aún, asistir a mitines políticos. En un país donde prácticamente un 50 por ciento de la población vive en situación de pobreza, no se les puede pedir que huelan bien.  Huelen a sudor, al trabajo de la tierra, de cargar baldes con agua, de caminar horas y horas para llegar a sus hogares porque no tienen auto y en ocasiones ni siquiera hay transportación pública.

De acuerdo con el más reciente estudio del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social  (Coneval), el número de pobres  en México subió de 48.8 millones a 52 millones entre el 2008 y el 2010 debido a la crisis internacional.

El 9 de septiembre de este mismo año ya había ocurrido algo similar. En Coahuila, dos panistas cercanos al senador Guillermo Anaya llamaron a la gente de escasos recursos “muertos de hambre” o “MDH”.

Hace tres semanas, la noticia era el clasismo manifestado por la familia del candidato priísta a la Presidencia de la República a través de sus cuentas personales de Twitter. Una semana después, a nivel viral, se distribuyó el video del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) en el que en un comparativo entre dos muñecos, uno blanco y otro moreno, los niños preferían al primero y le daban atributos tales como belleza y confianza.  No así al moreno, aún cuando los niños tuvieran la tez de ese color.

Desgraciadamente no estamos ante un solo funcionario o ante un solo partido al que se le pueda calificar de racista o clasista. Si fuera así, encontraríamos un enemigo común a quien combatir, a quien convencer o rechazar, pero pareciera que todos los partidos políticos tienen ese discurso y que sólo hacen presencia con los menos favorecidos para lograr de ellos un voto o ajustar presupuestos, y no realmente porque estén convencidos de que hay que abatir la pobreza. Peor aún, haber visto el video de los niños que demuestran sus actitudes racistas, producto de la educación recibida por sus padres y que, a su vez, ellos podrán replicar en el futuro.

En esta feliz temporada donde se alienta el consumismo, diría la publicidad de la librería Gandhi al referirse a la Navidad, aparecen grandes rebajas en productos electrónicos, pantallas, plasmas, computadoras y las promociones de Año Nuevo para adelgazar, lucir más joven o más corpulento. Sin embargo, es en esta misma temporada que a través de las redes sociales el racismo y el clasismo mexicano han quedado en evidencia.

Nos podemos asustar con la ignorancia de un precandidato presidencial en una feria del libro; podemos reaccionar contra una jovencita que nos pendejeó y que a manera de insulto nos dijo hijos de la prole y podemos participar de un grupo anti Talavera en las redes sociales. Mas grave aún sigue siendo ver a nuestros niños mexicanos rechazar nuestro propio color en la piel, porque tanto esos políticos como esos niños, reflejan lo que como sociedad somos y hemos construido.

Si todavía queda un propósito de Año Nuevo pendiente para el 2012 debería ser no sólo el de cuidar qué decir en las redes sociales, que son el megáfono de la sociedad y no únicamente una red de amigos cuando se es funcionario, sino el de aprender a quitarnos las palabras o frases que denigren a otra persona por su color o condición económica. No podemos continuar con la reproducción y perpetuación del clasismo como lastre nacional. Ya cargamos con muchos otros más.

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.
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