Las promesas del TLCAN fueron muchas. En 1993, fecha en que se firmó, las expectativas que se crearon dieron la ilusión de que era la entrada de México al primer mundo. Que el desarrollo económico se haría notable, luego de su puesta en marcha, con más empleos, mejores salarios. La esperanza venía con otra promesa: un día, los mexicanos dejarían de irse a Estados Unidos a buscar trabajo remunerado.
A 22 años de la firma del acuerdo y ante la llegada de Donald Trump, todo lo anterior está duda. Hubo más empleo, pero no hubo una mejora en el salario: los mexicanos tienen, de hecho, el más bajo de todo América Latina. El país favoreció durante años el mercado externo sobre el interno y ahora, el cierre de la frontera causa alerta. Incluso se pone en riesgo la alimentación, sobre todo de los más desprotegidos.
A más de dos décadas, el TLCAN está lejos de cumplir las promesas con las que se promovió su aceptación y hoy, la amenaza que significa Trump deja al descubierto todo lo que se dejó de hacer sexenio tras sexenio.
Por Daniela Barragán y Dulce Olvera
Ciudad de México, 30 de noviembre (SinEmbargo).- A lo largo de 22 años, tiempo en que ha estado vigente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), campesinos e indígenas siguen esperando beneficios. Eran los más desprotegidos y lo son hoy. Ambas poblaciones han sido las más afectadas por una política meramente comercial que juntó a México con dos grandes potencias: Estados Unidos y Canadá.
En total, México ha erogado 966 millones 611 mil dólares en importaciones de maíz, en contraste con los apenas 75 millones 231 mil dólares que recibió de otros países por la venta del mismo producto. Esa desigualdad se alertó desde que el TLCAN estaba negociándose, pero la idea de desarrollo fue la que prevaleció.
De acuerdo con la investigación “La migración laboral México-Estados Unidos a 20 años de TLCAN”, elaborada por Ana María Aragonés y Uberto Salgado Nieto, las intenciones del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), eran exportar bienes, “no personas”. Pero falló.
Los funcionarios de la administración salinista señalaban que gracias al TLCAN, México sería uno de los principales receptores de Inversión Extranjera Directa, lo que. Eso permitiría superar los obstáculos que presentaban los mercados laborales, por un incremento sustancial de empleos. Por otro lado, agrega la investigación, también se esperaba una importante inversión en el campo mexicano, con una segura absorción de la población del sector, lo que permitiría alcanzar la autosuficiencia alimentaria y el país se convertiría así en un importante agroexportador.
Nada de eso sucedió. El 17 de diciembre de 1993 se firmó el TLCAN y el 1 de enero de 1994 entró en vigor. Ahora, el 20 de enero de 2017 puede marcar el fin de esa aventura.
A la fecha, el comercio de México con Estados Unidos creció 500 por ciento; el 80 por ciento de las exportaciones nacionales van a ese país. En 22 años, el crecimiento promedio de México es de 1 por ciento y la deuda es del 50.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, 9 billones 638 mil millones de pesos.
La desigualdad también persiste: 10 por ciento de la población concentra el 60 por ciento de los ingresos del país. Y de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), hay 55.3 millones de pobres en el país. Mientras, la migración no autorizada de México ha Estados Unidos pasó de 2.9 millones en 1994 a 6.3 millones en 2015, según cifras del Consejo Nacional de Población (Conapo).
“Cuando México firmó el TLCAN en 1994, el eje del mismo giraría en torno a la liberalización del comercio, aunque diversos sectores no estaban preparados para enfrentar la competencia de sus socios comerciales. La consecuencia fue una mayor subordinación económica hacia Estados Unidos, un crecimiento extraordinario de los flujos migratorios, (para los cuales no hubo ninguna protección ni posibilidades de cobertura legal ante lo que se veía como un destino evidente, la migración forzada)”, explica el documento.
LA ALIMENTACIÓN EN RIESGO
Actualmente, el 43 por ciento de los alimentos que ingieren los mexicanos son de origen extranjero, estimó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a pesar de que México es una potencia mundial en producción agropecuaria.
Este dato de la FAO cobra importancia frente a lo que se viene. Donald John Trump ha reafirmado, ya como Presidente electo de Estados Unidos que, luego de su llegada a la Casa Blanca, enfocará su atención en el TLCAN. Será el 7 de agosto, como dicta el proceso en su país, cuando podrá tomar una decisión sobre seguir o no en el acuerdo.
Ernesto Guevara, dirigente de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA), alertó que el campo está "en crisis y en mucho deterioro".
Sin embargo, dijo, esta situación no siempre fue así: durante las décadas de los años 40, 50 y 60, hubo una "época de oro" en el campo; México fue "gran exportador" de productos agrícolas porque el sector contaba con medidas integradas.
"Se tenía la visión de dar la tierra a la población, generar instituciones agrícolas y políticas, principalmente los llamados precios de garantía, es decir, producir y tener una retribución (ingreso) por ello", afirmó en entrevista con SinEmbargo.
Pero la política de campo sufrió "una erosión", detalló Guevara, por un exceso de intervención gubernamental, corrupción y control de uniones ejidales. Actualmente, ejemplificó, la Sagarpa brinda mayor apoyo si se solicita para producir bienes para exportar que para el mercado interno. El gobierno apuesta por la "política de modelo agroexportador e importador".
Primero, como parte de la erosión, se modificó el Artículo 27 Constitucional en 1991 y, tres años después, tras la firma del TLCAN, se eliminaron los precios de garantía y se vendieron las instituciones del campo "bajo la apuesta del libre comercio y la rentabilidad, ahorro y acceso al primer mundo que generaría. Pero no sucedió".
El Tratado "es un trato entre desiguales", resumió Guevara. "El más débil (México) pierde más rápido. La promesa era que sería competitivo frente a EU y Canadá por su situación geográfica y clima, pero provocó problemas en la comercialización", dijo.
De acuerdo con Guevara, los dirigentes campesinos coinciden con el Presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en la necesidad de renegociar el tratado, pero en beneficio para los tres miembros. Sin embargo, adelantó, el magnate sólo lo hará a favor de su país.
El golpe del TLCAN y otros agravios contra el campo, han traído como consecuencia que las nuevas generaciones no tengan expectativas ni oportunidades para emprender proyectos en sus comunidades. Eso los orilla, "para poder seguir viviendo", a migrar a Estados Unidos.
"Migrar es la última opción para vivir", destacó Guevara.
Roberto Rico, de la Coordinadora Nacional de Movimientos Populares, añadió que ante "muy fuerte crisis" en el campo, los jóvenes también optan por integrarse al crimen organizado o trasladarse a las ciudades, donde solo encuentran empleo en el sector informal, y eso los priva de seguridad social.
En conclusión, afirmó Guevara, si México hubiera seguido el equilibrio entre el mercado interno y el externo, registrado en la época de oro del campo mexicano, tendría "la fortaleza o lo hubiera afectado menos" la posibilidad de que Estados Unidos modifique o abandone el TLCAN.
"El gran vacío de México es el mercado interno, no tenemos ese motor para crecer. Las importaciones son escandalosas (el 80 por ciento de lo que consumimos es importado). La política neoliberal lo llevó a las exportaciones y a la dependencia alimentaria enorme", concluyó.
De acuerdo con la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (Anec), con el TLCAN el crecimiento del PIB por habitante agrícola es de cero por ciento. Antes de su entrada en vigor, era de 5 por ciento. Esto, en gran medida es provocado por la desconexión de las cadenas productivas nacionales.
EL SALARIO Y DESEMPLEO, OTRO PROBLEMA
De acuerdo con información de Alberto Arroyo Pichard, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), hay 400 mil millones de dólares en capital especulativo que se irían de golpe si el TLCAN se rompe.
En entrevista con este medio digital, explicó que la riqueza que trajo este Tratado no se tradujo en igualdad económica.
De acuerdo con la más reciente revisión sobre la “política laboral” difundida este año por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), las inversiones extranjeras directas que generaron estos niveles de exportación llegaron a México “a aprovechar los bajos salarios nacionales en relación con los que se encontraban en sus países de origen”.
La mano de obra mexicana es ahora una de las más baratas de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE): 90 centavos de dólar por hora en 2015; siete veces menos que en Estados Unidos, donde entonces era de 7.2 dólares.
“Los flujos migratorios no sólo no se revirtieron sino que se incrementaron como resultado de los efectos del TLCAN, al grado de que México se convirtió en el primer corredor migratorio mundial hacia Estados Unidos”, detalla la investigación de Aragonés y Salgado. Algunos de los problemas que provocaron este fenómeno tienen que ver con el libre comercio. Por ejemplo, el que la industria no contó con las estrategias necesarias para crear competitividad, se le otorgaron muchas facilidades a la industria maquiladora, “un sector que no genera desarrollo por no estar vinculado a encadenamientos productivos internos, además de presentar una escasa inversión en tecnología”.
En lo que respecta al campo mexicano, éste sufrió una real devastación a partir de la competencia con los productos altamente subsidiados de Estados Unidos lo que produjo la desintegración de numerosas comunidades a partir de la salida de muchos campesinos que optaron por la migración. A su vez, se dio paso a la consecuente pérdida de autonomía alimentaria en la medida en que una gran parte de la base alimentaria mexicana actual se importa del país vecino.
México entrará en la renegociación del TLCAN con 55.3 millones de pobres y con un salario mínimo situado en 73.04 pesos.
En los últimos 10 años, la política económica del país ha sumado al número de pobres a 9.8 millones de personas; cerca de un millón por cada año. Derivado de ese escenario, actualmente, el 46.2 por ciento de la población en México es pobre: 55.3 millones de personas viven con más de dos carencias sociales básicas, según el parámetro de medición de pobreza del Coneval.
La cifra puede ser mayor, ya que son más de 63 millones de personas que viven con un ingreso inferior al de la línea de bienestar y otros 8.5 millones son vulnerables a cruzar la línea de la pobreza, también por el factor de los ingresos, un indicador que –según el Coneval– muestra el número de habitantes que no cuenta con los recursos suficientes para adquirir bienes y servicios básicos.
Y el escenario no es alentador. El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó su previsión para el crecimiento económico para México en 2016 a un 2.1 por ciento desde un previo de 2.5 por ciento que había pronosticado en julio. También recortó su previsión para 2017 a 2.2 por ciento desde el 2.6 por ciento anterior. Y por su parte, el Banco de México rebajó por quinta vez consecutiva, su estimado de PIB para 2016 a 2.07 por ciento, desde un previo de 2.13 por ciento. Mientras que para 2017, el estimado es de 2.26, desde un previo de 2.36.