Malintzin 17 es la primera película póstuma del reconocido documentalista Eugenio Polgovzky, quien dejó mucho material aún por revisar con el que Mara Polgovsky, su hermana, asegura que seguirá trabajando. El filme formó parte de la edición 20 del Festival Internacional de Cine de Morelia.
Morelia, Michoacán, 3o de octubre (SinEmbargo).– Una tórtola que ha hecho su nido en el poste de luz frente a la ventana del departamento del documentalista Eugenio Polgovzky se convierte en el pretexto perfecto para contar el tierno vínculo entre el cineasta y su pequeña hija en Malintzin 17, cinta que estuvo en competencia en la edición 20 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Desde una ventana sucede todo y pasa la vida sin darnos cuenta. Ese lugar que da a una de las calles de la Ciudad de México se convierte en el testigo de la relación entre un padre y su hija de cinco años, pero también de la vida casi imperceptible de la urbe.
Eugenio Polgovzky dejó un cúmulo de grabaciones sin editar antes de fallecer en 2017. Su compañera de toda la vida y también aliada profesional, su hermana Mara Polgovzky estaba al tanto de muchas de ellas, pero fue hasta tiempo después que decidió tomarlas y darle forma a una de esas historias que el documentalista dejó inconclusas.
«No había visto nada y no había dejado notas de edición, no había dejado ni siquiera una idea de la duración, el título de la película. Todo era un misterio. Yo encontré el material en un disco duro en un fólder donde decía ‘pájaro’, y lo encontré de hecho como en noviembre de 2017 y fue como un shock porque vi que había más que de lo que Eugenio me había contado. Había toda una serie de secuencias donde aparecia su hija Milena e incluso Eugenio dirigiéndola», cuenta Mara en entrevista en SinEmbargo.
El trabajo de Eugenio Polgovzky se distinguió por tratar temas duros de la realidad de México: Trópico de cáncer (2004), Los herederos (2004), Mitote (2012) y Resurrección (2016) fueron documentales en lo que el cineasta sólo se convertía en el vehículo para contar sus historias, las problemáticas que los rodeaban. En Malintzin 17 él se vuelve parte de la historia.
«Encontré que había la posibilidad de hacer la labor de edición e ir entrelazando tres capas narrativas. Yo sabía que Eugenio nunca se había puesto a sí mismo como personaje en sus películas, entonces una de las decisiones que tomé fue ponerlo a él como personaje. Poner su presencia, su voz, sentirlo por momentos muy breves, que veamos su cuerpo. Esa fue una de las decisiones que reflexioné mucho», relata su hermana.
«Para mí era muy importante hacer esta película para completar la obra de Eugenio, pero aquí había como un giro estético y pensé que era coherente porque nos permitía conocer a Eugenio como persona y no solo como cineasta. Le daba una película una riqueza increíble al trabajar la relación de padre e hija».
Mara describe la película como «minimalista y microscópica». De seis horas de grabaciones caseras se forma este filme, el primero que muestra lo que Eugenio no compartía frente a cámaras, pero que volvió a reunir a muchas personas que fueron sus cómplices en batalla y que ahora sumaron esfuerzos para contar una historia completamente diferente.
«Terminó siendo una oportunidad para mirar el material con mucho cuidado, pero mirarlo con la delicadeza con la que Eugenio miraba el mundo y miraba a los personajes urbanos. Fui seleccionando cada minuto, cada instante».
Mara trabajó como editora y coguionista en los cuatro largometrajes documentales de Eugenio Polgovsky. Nadie como ella fue la más cercana a la visión como cineasta de su hermano.
La directora, guionista y editora conocía bien el respeto que el director priorizaba con sus personajes, y ella se comprometió con esta cinta a hacer un cine que dignificara también.
«Eugenio tenía un interés con una estética realista que dignificara, por un lado realista, que buscara narrar pero sin explicar. Que la explicación de narración venga a partir de la experiencia de espectador. Entonces ir contándonos la historia sin decirnos o usar una voz en off«.
«Eugenio decía que la verdad del cine tenía que surgir en la experiencia y no que te la digan. Si te la dicen, es como una imposición.Éste es un documental más de experiencia que de verdades», agrega.
Malintzin 17 es la primera película póstuma del reconocido documentalista, pues Eugenio dejó mucho material aún por revisar con el que Mara asegura que seguirá trabajando. El filme se encuentra en competencia en la edición 20 del Festival Internacional de Cine de Morelia.
«A nivel personal ha sido un regalo que me dejó mi hermano para estar con él de otras maneras, para seguir dialogando, y seguir creando porque mucha parte de mi vida, antes de que muriera Eugenio era estar con él y hacer cosas con él, y era como descubrir el mundo a través de su trabajo y de su mirada. Deja un vacío muy grande su ausencia. Al dejar este material en bruto es como si dejara tarea y he podido seguir dialogando con él a través de los sueños y darme la oportunidad de darle su hija un testimonio de él como padre. Me siento afortunada de hacerlo».
«Es un salto muy grande porque yo nunca pensé hacer una película como directora, siempre pensé que estaría un poco detrás de las cámaras, entrevistando, haciendo el guión o editando y la verdad nunca elegí, no era mi ambición ser directora, pero es y un trabajo hermoso hacer este tipo de películas», culmina Mara.