Ciudad de México, 30 de octubre (SinEmbargo).- En México, uno de cada tres adolescentes entre 12 y 19 años, padece de obesidad. Según la UNICEF, este país rico en cultura, tradiciones y en un sinfín de alimentos, es el primer lugar en obesidad infantil en el mundo. Una cifra que se ve reflejada en los adultos que crecen con este problema, sucumbidos a toda clase de alimentos dañinos, mientras el ejercicio es más un sacrificio del tamaño del Everest, que una herramienta saludable.
El problema local tiene serias cifras globales que desestiman en muchos casos, la ilusión de un cambio que repercuta de una vez por todas en la sociedad nacional. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Tierra tiene la capacidad para alimentar cinco veces al total de la población mundial. El dato se pierde entre la dura realidad aplastante. En Latinoamérica existen 49 millones de personas padeciendo hambre, 879 millones en todo el mundo.
A lo largo de la historia, se han dejado de hacer ciertas cosas para preservar la armonía social global. Mientras el mundo se enreda en políticas económicas para evitar que se colapse millones de mercados, una parte importante de la población de este planeta, no sabe si podrá comer al despertarse. Entre tantas cosas que el hombre ha construido, la igualdad entre seres humanos, sigue siendo un sueño idealista en los estatutos de la ONU o la UNICEF.
Intentando actuar más que enfrascarse en discusiones o debates interminables, atropellados por papeleo burocrático, el programa “Deport-es para Compartir” pertenece a “la Asociación Mexicana para las Naciones Unidas, A.C., representante en México de la Federación Mundial de Asociaciones de Naciones Unidas (WFUNA, por sus siglas en inglés) y a su agrupación hermana, la Asociación Mexicana para las Naciones Unidas de Jóvenes, A.C.”, según su propia definición en su web. La labor ha comenzado a generar un cambio local que promete extenderse.
Con lá única (y complicada) misión de formar mejores seres humanos, un proyecto ya va dejando huella por donde se presenta. “ Antes aquí no había respeto, nos decíamos apodos, ahora no, ahora con Deport-es para compartir todos jugamos en equipo, se respetan, trabajamos juntos, nos divertimos”, opinó en 2011 una niña de 10 años llamada Noelia, de Albergues escolar urbano en Chihuahua. Un nuevo estilo de educación que se basa en forjar mejores seres humanos, recorre el país poniendo su granito de arena.
Los objetivos son claros, van desde dar a conocer los grandes problemas del mundo, promover una vida sana basada en ejercicio y una buena alimentación, activas socialmente a los participantes para que puedan proponer nuevas resoluciones, reafirmar y respetar los valores cívicos y respetar la diversidad sociocultural para combatir el exclusión. Con el mundo olvidado de estos puntos naturales de convivencia humana, un grupo se enfoca en los orígenes para recordarnos, que más allá de economía y política, debe haber entendimiento saludable.
Con información de: http://deportesparacompartir.org.mx
