La negación es parte del duelo

30/09/2011 - 12:02 am

Las cifras no son alentadoras para Estados Unidos. El crecimiento anual está entre el 2 y el 2.5%, el índice de desempleo es del 9.1%, en agosto no se generó ningún trabajo, la industria de la construcción está prácticamente parada y son notorios los cierres de pequeños negocios y empresas emblemáticas como la librería Borders. Su deuda asciende a 14 billones de dólares y para colmo, el famoso obelisco de 170 metros de altura ubicado en Washington, D.C., que simboliza el poder político del país, tendrá que ser reparado por las fisuras generadas en su estructura debido al sismo del 23 de agosto.

Al igual que la sólida estructura de mármol blanco y granito que se levanta entre el verde pasto de los jardines cercanos a la Casa Blanca, el sistema económico de Estados Unidos pareciera desquebrajarse.

Algunos economistas podrán decir que esta crisis será cíclica como el capitalismo propio, otros más lo podrán ver como la antesala a una gran recesión que para algunos ya tiene ecos a los de la famosa crisis del 29. Pero mientras el debate aparece en la prensa y en los programas de televisión, poco se dice de lo que hay en la calle. Para una buena parte de la población, Estados Unidos ha perdido su protagonismo de líder mundial y ha dejado de ofrecer el sueño de tener una buena calidad de vida.

Desde el 17 de septiembre, se inició en Nueva York la acampada fuera del centro financiero de Estados Unidos. Bajo las etiquetas  #OccupyWallStreet  y #Tomalabolsa, un grupo de jóvenes y otros no tanto, se han instalado en un plantón afuera de los edificios de Wall Street.  Son los “Ni – nis” de Estados Unidos.  Comenzaron siendo 500 y se han ido sumando de a poco en tan sólo 13 días. Según cifras de sus comunicados, han llegado a reunirse hasta 2 mil  y pretenden quedarse por al menos dos meses.

“Somos el 99%”, señala el movimiento que se ha organizado y crecido a través de las redes sociales. Y piden que ese 1% de la población restante se responsabilice por la crisis económica iniciada en el 2008. Personajes como el director Michael Moore o la actriz Susan Sarandon los han visitado. El lingüista, Noam Chomsky se solidarizó con el movimiento y se refirió a cómo el “gangsterismo” de Wall Street ha dañado a la gente de Estados Unidos (y del mundo).

En Chicago, los campamentos fueron repelidos pero advierten que se reinstalarán. El 11 de octubre comienzan en Washington, D.C. En San Francisco la gente comenzó a ocupar las calles y este sábado se inicia la acampada en Los Ángeles, segunda ciudad en el mundo con mayor número de mexicanos. El reclamo sigue siendo el mismo con el que se lanzaron a las calles cuando apenas Nueva York dejaba de lado el recuerdo de la primera década de los atentados contra las torres gemelas: “No estamos en contra del Gobierno, lo que queremos es que sea devuelto a la gente”, señalaba una de las “Ni – nis”  en el megáfono durante una de las asambleas.

Se suman a ese reclamo varias consignas más que van desde  protestas contra la brutalidad policiaca (ya han detenido a 80 activistas, 7 de ellos por utilizar las máscaras de Anonymus, personaje de V de Vendetta), contra las armas nucleares y un sinfín de consignas.

Por ahora no aparece ningún líder, pero tampoco el movimiento aparece en las noticias. Uno que otro noticiario saca algunas incidencias, pero no se habla de la situación, ni de lo que representa. Algunas publicaciones han colocado las fotografías de las celebridades que visitaron la acampada, pero no dan más referencia a lo que buscan o protestan.

Las declaraciones del presidente Barack Obama sobre sus planes de generación de empleos y la guerra bipartidista por el presupuesto dan cifras que van y vienen en todos los noticiarios pero que no reflejan en lo absoluto lo que la gente vive. Al inicio de la crisis hipotecaria del 2008 se mencionó que al menos 3 millones de familias habrían perdido sus casas y se espera que la cifra aumente un 20% para finales de este año. Nadie habla de estas historias, nadie dice lo que ha sido para esta gente perder su hogar y mucho menos si en algún momento lo recuperarán. Al contrario, bajo la ley de oferta y demanda, los análisis son que “este es un buen momento para comprar” sin revisar que son casas que la gente perdió a causa de la crisis y no por una inesperada situación personal o de familia, sino por la manera como se orquestó el sistema hipotecario.

Obama y su gabinete pretenden incentivar el empleo. Incluso esta semana ofreció a través de su American Jobs Act, ”poner más gente a trabajar y más dinero en los bolsillos de aquellos que están trabajando” y cobrar el llamado “impuesto Buffet” a los que más ganan para revertir los números del déficit presupuestario.  Aún falta que ejecute y que se pueda ver algún resultado.

Sin embargo, lo que ha vivido o sobrevivido la población por tres años poco se refleja en la prensa o en los políticos. Incluso al consultar sobre el tema, la respuesta es: “No sé a qué te refieres”.  Puede ser ignorancia o puede ser cinismo.

Parafraseando al ex presidente Carlos Salinas, con su “Ni los veo, ni los oigo”, los “Ni-nis”, no sólo se llaman así porque no tienen ni trabajo, ni estudios, sino porque Ni los ven, Ni los oyen. No quieren ser vistos en una nueva realidad del país más poderoso del mundo… o quizá valga la pena decir, otrora más poderoso del mundo. No son protestas en el Tercer Mundo. Son protestas del tercer mundo, en el primero.

La sociedad tiene el sentimiento de pérdida. Han perdido sus empleos, sus casas, sus oportunidades de desarrollo, su calidad de vida.  Han perdido su confianza en la gran nación. Ha perdido a su gobierno. Y la negación es la primera fase del Duelo.  Sigue el enojo.

LOS NUEVOS “INDIGNADOS” VS. LA CORRUPCIÓN EN WALL STREET – WASHINGTON (VER AQUÍ FOTOGALERÍA)

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.
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