Sin la curiosidad es imposible ser editor. También se necesita amor por el libro y saber que estás trabajando con genios, que no estás por encima de los escritores, que los autores son los que mandan. Un buen editor es el que sabe desaparecer a tiempo detrás de un libro. El capo di tutti capi en Penguin Random House se confiesa.
Ciudad de México, 30 de abril (SinEmbargo).- Claudio López de Lamadrid (Barcelona, 1960) fue editor de Tusquets, Círculo de Lectores y Galaxia Gutenberg. Tras la fusión de Grijalbo Mondadori con el grupo Random House, pasó a ocupar el cargo de director editorial de la división literaria de Random House Modadori, formada por los sellos Debate, Lumen, Caballo de Troya y Mondadori.
También ha desempeñado el cargo de coordinador editorial del grupo en España y América y actualmente es el director editorial de Penguin Random House, mayor grupo editorial del mundo y que en 2014 adquiriera Alfaguara y los demás sellos literarios que eran propiedad de la española Santillana.
Con esta operación, Alfaguara, Taurus, Aguilar, Suma de Letras, Altea, Fontanar y Punto de Lectura se sumaron a la red de la multinacional germano-británica, que ya gestionaba Sudamericana, Mondadori, Plaza & Janes, Grijalbo, Lumen y Debate.
Penguin Random House (PRH) surgió en julio de 2013 como fruto de la fusión entre las divisiones editoriales de las empresas Pearson y Bartelsmann y más de 10.000 empleados, 260 sellos editoriales, 16 mil títulos publicados al año y un catálogo con 75 premios Nobel la convirtieron en un conglomerado de dimensiones incomparables.
Al frente de todo ello, en una pequeña y desordenada oficina en Barcelona, Claudio López de Lamadrid parece de todo menos un CEO adaptado a los frenéticos tiempos modernos.
Por el contrario, de su teléfono celular muestra una fotografía junto a Roberto Bolaño y su círculo exclusivo –del que él formaba parte- en un íntimo festejo por los 50 años de vida del célebre escritor chileno, quien a los pocos meses fallecería por complicaciones hepáticas en el Hospital Universitari Vall d'Hebron.
En una comida informal, il capo di tutti capi pasa todas las pruebas involuntarias y saca 10 en el examen imaginario de conocimientos de la literatura en español. Vamos, que si le tiramos nombres como Juan José Saer o Alberto Laiseca, enseguida nos contará una anécdota que compruebe cuán cerca está de esos secretos mejor guardados de las letras latinoamericanas.
Sabe mucho y es discreto. Es discreto, no obstante lo cual se apasiona a la hora de hablar de los escritores en los que cree y de contar los innumerables viajes por las distintas ferias del libro, entre ellas la querida FIL Guadalajara, a ninguna de cuyas ediciones falta jamás.
–¿Para PRH es más importante el libro literario que el de no ficción en estos momentos?
–Bueno, diría que en España la ficción es muy importante; sobre todo a nivel de la ficción comercial, es decir, los grandes best Sellers y todo eso. Si hablamos de Latinoamérica, se destaca más la no ficción, un ítem que en España la cubren más los periódicos que los libros. En México y Argentina la no ficción es muy fuerte, con temas de política y narcotráfico, entre otros, así como también brilla la autoayuda.
–¿Hay una no ficción que se agota rápidamente?
–Sí, es lo que llamamos “instant book”; ahora, por ejemplo, todas las editoriales estaremos buscando publicar un trabajo sobre los “Panamá Papers” y durará lo que dure, que será poco, porque esos libros se desactualizan rápidamente. Yo tampoco veo muy claro el sentido de hacer un libro así, porque hoy ha salido que Vargas Llosa tenía una cuenta off shore, pero mañana puede salir que el Presidente de México también y tú publicaste el libro y resulta que eso no lo mencionas. Vamos más por el libro de investigación, por caso el más vendido del año en Argentina que es Born, de la periodista María O’Donnell y en México, Slim, de Diego Enrique Osorno.
–En esta fusión de tantos sellos editoriales, ¿están obligados a encontrar el gran nuevo novelista en lengua española?
–No estamos obligados a nada, lo que se pretende es que la suma de uno más uno dé como resultado dos y no uno y medio. Sumar sinergias de cada lado y mantener el espíritu de cada uno de los sellos, lo cual es mi trabajo específico; es decir, lograr que Alfaguara siga siendo Alfaguara, que Debate sea Debate, Literatura Random House, lo mismo, al igual que Taurus.
–¿Te emociona particularmente algunos de los autores que has publicado?
–Bueno, soy muy fan de César Aira porque es el primer escritor que contraté cuando aterricé por primera vez en Buenos Aires, hace un montón de años. El segundo fue Rodolfo Fogwill (1941-2010). Con César es un asunto más sentimental, soy muy de amigos y él es uno de los autores con el que mantengo una relación personal. Rodrigo Fresán y Emiliano Monge también son amigos personales, muy cercanos.
–¿En qué consiste ser buen editor?
–En mantener siempre la curiosidad. Sin la curiosidad es imposible ser editor. También se necesita amor por el libro y saber que estás trabajando con genios, que no estás por encima de los escritores, que los autores son los que mandan. Un buen editor es el que sabe desaparecer a tiempo detrás de un libro.
–¿Los agentes literarios son los enemigos?
–No, qué va, son una parte sustancial de este negocio; por otra parte, he sido muy amigo de Carmen Balcells, a la que extraño cada minuto de mis días.
–Si hubieras estado más días en Argentina, tal vez hubieras publicado a Alberto Laiseca, un autor de culto
–Estuve a punto de publicarlo, porque él era muy amigo de Fogwill, pero en ese momento lo publicaba Tusquets, que era la editorial de mi tío y jamás iba a competir con él. ¿Has visto alguna vez la biblioteca de Laiseca? Tiene todos los libros forrados para que nadie se los pida.
–¿Te gusta esta fusión tan macro de las editoriales, a veces un poco intimidante?
–A ver, sigo considerándome el hombre más afortunado del mundo, porque edito libros de altísima calidad literaria y al mismo tiempo trabajo con un equipo extraordinario de personas de toda Latinoamérica. El desafío para este año es seguir consolidando el grupo, trabajando mano a mano con todos los países del continente y dejándome sorprender. Hace dos meses no pasaba nada y de pronto llegó a mis manos un “monstruito” que eran las memorias de Bruce Springsteen. Lo contraté y saldrá en septiembre. Pronto vienen las nuevas novelas de Javier Cercas y Ray Loriga, en fin…
–¿Imprimen localmente?
–Sí, todo lo que podemos. Es más rentable, salen mejor los libros y sobre todo se pueden vender a mejor precio. Sólo importamos libros como la poesía de Julián Herbert, que es un libro carísimo y no da para imprimirlo localmente, aunque hay que decir que cada vez tiene más lectores en España.
–¿Y qué piensas del libro electrónico?
–Que una vez pasado el miedo que le tenía todo el mundo, creo que es la salvación, porque cualquiera en cualquier lugar del mundo puede acceder así al libro y al autor que realmente quiere leer.
MAPA DE LAS LENGUAS, UNA INICIATIVA CORAL
“Trabajo en un grupo editorial que está totalmente descentralizado y cada país tiene su propio plan en concreto”, dice en entrevista con SinEmbargo. Ello significa que en total, en las distintas casas locales del grupo, se publican alrededor de 40 escritores latinoamericanos al año al que es necesario dar a conocer en el resto del continente.
La realidad establece que cuesta mucho, aun cuando el grupo editorial sea muy poderoso como es el caso, hacer que los lectores argentinos conozcan a un autor mexicano y viceversa, así como cada uno de los nuevos escritores latinoamericanos lleguen en forma directa al lector en español.
Claudio López de Lamadrid admite en este sentido que es todavía más difícil crear lazos de lectura en el continente que lograr que un escritor latinoamericano llegue al mercado en España.
“Se publicaba mucho, pero la mayoría de los libros no viajaba y se quedaba en su país de origen”, cuenta el editor.
“Fue así como se me ocurrió que los libros que publicábamos podían ser tratados de dos maneras. Los indiscutibles se integrarían al mercado local de cada país, por caso los del chileno Alberto Fuguet o los del argentino César Aira. La otra manera es rescatar esos libros que también son importantes, pero que tienen un aire más local, como es el caso de los mexicanos Emiliano Monge y Julián Herbert, por ejemplo”, relata López de Lamadrid.
Así nació Mapas de las lenguas, “una herramienta que ha funcionado muy bien y que era muy necesaria. Nos va a dar muchas alegrías y va a permitir que los libros viajen de país en país, lo cual constituye una verdadera obsesión para los editores”, dice Claudio.
¿QUÉ ES MAPA DE LAS LENGUAS?
Alfaguara y Literatura Random House crearon Mapa de las Lenguas, un “contenedor” para que las nuevas voces —o las voces más complejas— del español de Latinoamérica se encuentren con el lector en español de España.
Cada mes, Alfaguara y Literatura Random House publican en España un título de autor latinoamericano, hasta alcanzar los 12 anuales por sello y los 24 anuales en total.
La lista se inauguró con Clipperton, del mexicano Pablo Raphael, Umami, de la también mexicana Laia Jufresa y El cielo no existe, de la argentina Inés Fernández Moreno y continuó alternando a escritores noveles y nombres de referencia como Héctor Aguilar Camín, Selva Almada, Santiago Gamboa, Gisela Leal, Mario Levrero, Daniel Samper Pizano, Fernando Sáez, Beatriz Rivas, Hebe Uhart y Aurora Venturini.
Mapa de las Lenguas publica 500 ejemplares de cada uno de estos títulos, que distribuirá en 150 librerías elegidas por su atención a la literatura de calidad y de ese modo fomentar un puente de autores latinoamericanos con España, para remediar el desinterés mutuo en una y otra orilla.
Junto con la edición de los libros se publica se edita una revista semestral. La de enero-junio de 2016, incluye a los siguientes autores: Emiliano Monge y Jorge Volpi (enero); Alberto Fuguet (febrero); Pola Oloixarac y David Toscana (marzo); Martín Solares y Rodolfo Fogwill (abril); Julián Herbert e Iván Thays (mayo) y Raúl Zurita y Claudia Amengua (junio).