La vida cotidiana entre los zapatistas (1910-1920), del doctor Alejandro Rodríguez Mayoral, analiza el día a día de los zapatistas a profundidad, explorando aspectos de la existencia humana que han sido ignorados, y sobre los cuales habló el autor en entrevista con SinEmbargo.
Ciudad de México, 29 de septiembre (SinEmbargo).– La vida de niños, jóvenes y mujeres zapatistas, así como la miseria, el hambre, la carencia de ropa, el bandidaje que enfrentaron durante la Revolución, además de la manera en la que era su comunicación, las dinámicas de género, el amor, la sexualidad, la guerra y el tiempo libre son aspectos que aborda el doctor Alejandro Rodríguez Mayoral en La vida cotidiana entre los zapatistas (1910-1920), trabajo editado por Ediciones del Lirio y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“Es importante conocer la vida cotidiana de la Revolución porque nos damos cuenta en primer lugar quiénes eran los zapatistas, qué era lo que hacían y cómo vivían, cómo enfrentaron aquellos días de violencia y de tiroteos, de robos, de miseria, de hambre y miseria en todos los sentidos porque también parte de la dignidad humana se deterioró. El sentido de apreciar la vida, el sentido del respeto a la persona a la integridad del prójimo también se deterioró, se degradó la vida y a través de la vida cotidiana como marco teórico podemos entender esos cambios que van ocurriendo durante el día a día, durante los años o durante una década, en este caso dónde a partir de todos estos fenómenos a raíz de la guerra”, comentó el doctor Rodríguez Mayoral en entrevista con SinEmbargo.
Alejandro Rodríguez ahondó en la plática cómo la Revolución propició cambios, “paulatinos, graduales o radicales, dependiendo la comunidad, el pueblo”, pero a final de cuentas indicó que todos sintieron estos efectos porque estaban inmersos de una u otra forma “en este mundo de violencia”.
“Hubo gente que tuvo que participar de alguna u otra manera, en corto, mediano o mayor tiempo dependiendo las circunstancias porque la vida estaba en juego, había que sobrevivir y había que tomar partido. Es por eso que la vida cotidiana no sólo nos ofrece un preámbulo muy interesante para poder comprender la Revolución Mexicana a partir de otro enfoque más completo. Hay quien menciona la vida como un enfoque total y yo le llamó más completo e incluso hasta desafiante con las historias que nos han contado otros historiadores del mismo tema pero que centran en ideología, en biografías, grandes líderes, batallas y bueno, eso es el aporte del libro”, precisó.
La vida cotidiana entre los zapatistas será presentado el próximo 9 de octubre en la Feria Internacional del Libro del Zócalo —a las 14:00 horas en el Foro 3— y estará del 19 al 23 del mismo mes en la Feria del Libro en Frankfurt; el 8 de noviembre en Colima; el 11 de noviembre en el Colegio Mexiquense; el 28 de noviembre en el Senado de la República; y a principios de de diciembre en la Universidad de Guadalajara.
El doctor Alejandro Rodríguez Mayoral compartió que como historiador se propuso al momento de entrar a la Revolución este tema, el cual investigó a fondo a través de la revisión de los principales archivos: “Necesitaba ver qué era lo que los mismos testimonios de aquellos tiempos dejaron para poder entender, para poder comprender realmente la valoración de los mismos, si se repetían, si eran coherentes en cuanto a la lógica del tiempo para poder saber y acercarnos lo más posible a la verdad”.
Para ir reconstruyendo el día a día de los zapatistas en la Revolución sabía que era importante buscar testimonios de entonces a través de cartas, correspondencias, telegramas y otra documentación en archivos, en los que encontró muchos temas que se repetían. “Por ejemplo, si a mí me hubieran dicho antes de empezar a investigar y darme cuenta que la cuestión de la ropa venía siendo algo significativo yo no lo hubiera podido entender, pero la ropa era importante porque la ropa se deterioraba, porque no había manta y era importante tener manta para los soldados porque tenían que cubrirse, porque tenías mucho tiempo que andar en la intemperie, andar en campañas, moviéndose de un lado a otro, refugiándose, persiguiendo, sorteando todos estos desafíos”.
“Pero también te das cuenta de que hay testimonios que te dicen ‘las mujeres andaban remontadas, los hombres andaban en el monte, andaban en refugios improvisados, en cuevas, no podían regresar o jamás regresaron a sus casa porque las destruyeron los soldados’, entonces tenían que encontrar posibilidades. A lo mejor retomaron la ropa de los soldados caídos, de robos, de avances, —un avance es muy distinto a lo que es un robo porque tenía un sentido de justicia, de causa revolucionaria, por ayuda— , entonces básicamente fue a partir de la misión que tuve y entrar a profundidades es como uno retoma todos estos elementos, temas que no se han mencionado pero que son importantes de que la gente lo sepa, que los historiadores conozcan, para poder ir desarrollando la ciencia, el conocimiento, darnos cuenta y verlo reflejado que las guerras siempre traen consecuencias graves también en la vida cotidiana”, precisó.
Uno de los aspectos más interesantes del trabajo del doctor Alejandro Rodríguez Mayoral es el referente a los niños y el tiempo libro “porque son temas en historia difíciles de poder seguir, documentarse y sobre todo en tiempos tan distantes de nosotros”. Comentó cómo hubo niños que entraron a la Revolución de distinta manera, unos lo hicieron porque tenían familiares dentro del zapatismo y se involucraron, otros por buscar justicia, hubo, dijo, “testimonios que en la escuela les contaban toda esa historia de Conquista, de que los españoles habían venido y prácticamente habían dominado y era esa especie de deseos, de combate a ese resentimiento histórico que se había asumido”.
“Otros niños vieron a los zapatistas como héroes y se fueron a la Revolución porque estaban luchando por una causa justa por el pueblo, por el campesino y muchos de ellos se fueron sin permiso de sus papás, por voluntad propia o en grupos, algunos los invitaban otros niños y otra gente y se adherían al movimiento, muchos otros niños vivían la violencia en sus hogares y prefirieron irse pensando qué podían temer esa libertad o al menos no sentir esas condiciones de vida que no les agradaban y no les gustaban, a otros se los llevaron los maderistas al inicio de la Revolución o también para evitar la guerra de algún otro ejército”, platicó.
En cuanto al rol de las mujeres zapatistas, el doctor Rodríguez Mayoral explicó que muchas de ellas tuvieron que seguir a sus hombres, sus esposos, a sus familiares, a sus padres, o simplemente porque las condiciones no les permitió estar en el hogar ante la persecución, ante la represión del Gobierno.
“Hay que tener en cuenta que esta historia de heterogeneidad y homogeneidad tenemos que ir leyendo el texto para comprender que no en todos los lugares, un pueblo de Morelos por ejemplo dónde hubo represión, tiroteos, persecución, incendios que destruyeron todo, violaciones, asesinatos, no podemos verlo con los mismos ojos, comprenderlo como en otros lugares que se vivieron bajo el control o dominio zapatista, que se perdían o que luego se operaba el Gobierno, entonces fue un estira y afloja, y no podemos verlo de la misma manera donde los pobladores a lo mejor del EdoMex con distinta causa y origen a la del zapatismo vivieron esa experiencia”, puntualizó.