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Sanjuana Martínez

29/09/2014 - 12:00 am

Obispos y Cardenales encubridores

¿Cuántos obispos y cardenales han encubierto a sacerdotes pederastas? La lista, por lo menos en México, es larga. Y si el Papá quiere ser justo, tal vez, se quede sin una buena parte de la jerarquía que compone actualmente la Iglesia católica en este país. Luego de que el Papa Francisco decidió remover del cargo […]

¿Cuántos obispos y cardenales han encubierto a sacerdotes pederastas? La lista, por lo menos en México, es larga. Y si el Papá quiere ser justo, tal vez, se quede sin una buena parte de la jerarquía que compone actualmente la Iglesia católica en este país.

Luego de que el Papa Francisco decidió remover del cargo al obispo de la Diócesis de Ciudad del Este en Paraguay, Rogelio Ricardo Livieres Plano por proteger al sacerdote pederasta Carlos Urrutigoity, es de justicia que siga con los demás protectores de curas pederastas.

En México la lista la encabeza el cardenal Norberto Rivera Carrera, gran encubridor de sacerdotes pederastas, denunciado y procesado por la Corte Superior de California por “conspiración a la pederastia” en el caso del sacerdote Nicolás Aguilar, también protegido por el cardenal Roger Mahony de Los Ángeles, California.

Si el Papa suspendió a Livieres, no veo porque no suspenda a Rivera Carrera y a Roger Mahony, o a los demás jerarcas encubridores. ¿Quién cree el Papa que ha sostenido la protección endémica a los depredadores sexuales con sotana, si no son los superiores de esos sacerdotes delincuentes?

En el caso de Norberto Rivera Carrera el encubrimiento se remonta a casos emblemáticos como el de Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo a quien cubrió con su manto púrpura desde el principio a pesar de sus crímenes sexuales contra los más pequeños del rebaño católico mexicano. ¿No es más destacado para el Papa haber encubierto a un sacerdote fundador de una poderosa Orden religiosa de millonarios? ¿Qué espera Francisco para suspender al cardenal Rivera Carrera?

Los expedientes de curas pederastas que han pasado por las manos del cardenal Norberto son numerosos. Hay una lista publicada en mis tres libros y en http://www.bishop-accountability.org. Además de los ya mencionados, está el sacerdote Carlos López Valdés, pornógrafo y abusador de Jesús Romero Colín durante años.

Otro de los grandes cardenales protectores de curas pederastas es Juan Sandoval Iñiguez, quien incluso dirigía la Casa Alberione en Tlaquepaque, Jalisco, una clínica para supuestamente para “curar” la pederastia clerical y donde estuvieron sacerdotes acusados de estos delitos de 17 países, perseguidos por Interpol, pero casualmente no por las autoridades mexicanas. Las frases de Sandoval Iñiguez defendiendo a los curas pederastas llenan las hemerotecas. ¿Qué espera el Papa Francisco para suspenderlo?

La lista de obispos encubridores es larga también. Allí está el caso más reciente del cura pederasta Eduardo Córdova Bautista prófugo de la justicia potosina, encubierto y protegido por la Arquidiócesis de San Luis Potosí, la cual, junto a la Procuraduría de Justicia de ese estado, falsearon información diciendo, el pasado mes de julio que, existía una alerta roja contra el sacerdote, acusado de abusar sexualmente a decenas de menores, para la búsqueda y presentación del mismo, por parte de la Procuraduría General de Justicia (PGR) y de la Policía Internacional (Interpol). Pues bien, la realidad es que el sacerdote no aparece en los sitios Web del apartado de “las personas más buscadas” de ninguna dependencia. El cura pederasta fue protegido por tres Arzobispos de San Luis Potosí, el último aún en funciones, Carlos Cabrero quien en un principio, al igual que otros obispos y cardenales protectores, denostó a las víctimas.

Si el Papa Francisco verdaderamente quisiera hacer justicia a las miles de víctimas de abusos sexuales de sacerdotes que existen en el mundo, debería de empezar por desmontar la estructura mafiosa que el Vaticano aún mantiene para proteger a los curas pederastas.

Y para ello, tiene que derogar la instrucción Crimen sollicitationis, conocida como “delito de solicitación”, firmada en 1962 por el Cardenal Alfredo Ottaviani, secretario de la Congregación del Santo Oficio y dirigida a todos los obispos de las iglesias católicas con las directrices para afrontar los casos de sacerdotes acusados de abuso sexual. Esta “instrucción” ha evitado que miles de delincuentes sexuales con sotana sean detenidos y procesados por sus crímenes.

Posteriormente, el Papa debería de clausurar todas las clínicas para curas pederastas que existen en el mundo. En México hay más de una docena como la Casa Alberione, existen además la Casa Rouger dirigida por Norberto Rivera, quien además dirige la casa de la colonia Postal. Estas clínicas, como tantas otras, funcionan como guaridas para criminales. Su objetivo es supuestamente “curar” la pederastia a base de mucho evangelio y pastillitas para disminuir el apetito sexual, pero en realidad, son hoteles de cinco estrellas, en donde los depredadores sexuales están de tres a seis meses y luego al salir, son colocados nuevamente en parroquias para tender a los niños que acuden a las iglesias.

El Papa tiene en este momento acceso a los miles de expedientes de sacerdotes pederastas que ha protegido cada Obispo, por tanto, debería de empezar a hacer la criba, luego de la suspensión del obispo paraguayo, a quien, según otra versión, se le despidió más bien, por malversación de fondos religiosos, concretamente por la desaparición misteriosa de. 1.980 millones, aportadas a la Itaipú Binacional entre 2006 y 2007 a la Diócesis de Ciudad del Este, para la asistencia a niños de la calle, embarazadas y presos, entre otros.

De ser así, estaríamos nuevamente ante una operación mediática del Vaticano que pretende hacer creer a la opinión pública que el Papa Francisco está cambiando la impunidad endémica que cubre los delitos sexuales del clero.

También parece maquillaje, el arresto del ex nuncio vaticano Josef Wesolowski, acusado de pederastia en República Dominicana. Cualquiera pensaría que el ex embajador del Vaticano en ese país sobre quien pesan denuncias de abusos cometidos contra decenas de niños, esta ya tras las rejas. Pero la realidad es que, Wesolowski fue confinado a “arresto domiciliario” en un “local en el interior del Estado vaticano”. ¿Qué clase de cárcel es esa? ¿O se trata de un confinamiento tipo monasterio?

Con este tipo de operaciones mediáticas de impacto, el Papa solamente nos demuestra que sus sacerdotes, obispos y cardenales son personas de primera clase con leyes al margen de la ley del hombre.

La justicia y la reparación que las víctimas de abusos sexuales de sacerdotes espera, es una justicia plena, igual a la que están sometidos el resto de los mortales. Lo demás, es simple retoque cosmético.

Sanjuana Martínez, es autora de los libros: “La cara oculta del Vaticano”, “Manto púrpura: pederastia clerical en tiempos del cardenal Norberto Rivera y  “Prueba de fe: la red de cardenales en la pederastia clerical”.

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Sanjuana Martínez
Es periodista especializada en cobertura de crimen organizado.

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