Ciudad de México, 29 de julio (SinEmbargo).- Elon Musk y Stephen Hawking. Sin duda no se tratan de cualquier hijo de vecino. El primero, es conocido por ser fundador de PayPal Inc. y de las empresas tecnológicas SpaceX, Tesla Motors y Solar City. Por otro lado, Hawking no necesita de mayores presentaciones que el hecho de ser célebre por el desarrollo de las teorías del origen del universo. Sin embargo, estos dos impulsores de la ciencia y la tecnología tienen algo más en común que su éxito en ambos campos: su preocupación por el crecimiento “descontrolado” que ha tenido la inteligencia artificial y las consecuencias que esto puede traer a la humanidad.
Ahora, junto con más de mil personas del mundo de la tecnología, los viajes espaciales, la informática y las matemáticas, firmaron una carta abierta en la que hacen un llamado para poner fin a la carrera armamentista de armas autónomas, la cual se presentó en Buenos Aires en el marco de la Conferencia Internacional de Inteligencia Artificial, según dio a conocer The Guardian.
Musk, junto con otros personajes destacados del mundo de la ciencia y la tecnología como Bill Gates han manifestado que la inteligencia artificial era potencialmente más peligrosa que las armas nucleares, mientras que Hawking causó polémica hace apenas unos meses cuando aseguró que “las máquinas someterán a la humanidad dentro de 100 años”.
Lo cierto es que ver a semejantes personalidades declarando cosas como estas resulta desconcertante para muchos. No obstante, queda claro que todos ellos se muestran bastante seguros de lo que dicen.
La lista de firmantes incluye a todo tipo de personas, desde el estudiante promedio graduado en matemáticas hasta Noam Chomsky y Steve Wozniak. Como era de esperarse, Stephen Hawking y Elon Musk, que llevan tanto advirtiendo sobre los peligros potenciales de las máquinas de matar autónomas, también firmaron sus nombres en la carta.
Su preocupación parece estar centrada en la idea de que los seres humanos estarán fuera del circuito de los campos de batalla del mañana. No obstante, otras tecnologías como misiles y aviones no tripulados, operados por humanos, están bien, según la carta.
“La tecnología de inteligencia artificial (IA) ha alcanzado un punto en el que el desarrollo de dichos sistemas es –prácticamente, si no legalmente– factible dentro de años, no décadas, y los riesgos son altos: las armas autónomas se han descrito como la tercera revolución en la guerra, después de la pólvora y las armas nucleares”, dice la carta publicada por el Instituto de la Vida Futura.
Los autores sostienen que la IA puede ser utilizada para hacer el campo de batalla un lugar más seguro para el personal militar, pero que las armas ofensivas que operan por su cuenta reducirían la cantidad de personas que van a la batalla y podría dar lugar a una mayor pérdida de vidas humanas.
De esta manera, los firmantes cuestionan si una fuerza militar debería empezar a desarrollar sistemas capaces de seleccionar objetivos y operar de manera autónoma sin control humano directo. De esta manera, argumentan que esto daría pie a una carrera armamentista similar a la de la bomba atómica. Sin embargo, a diferencia de las armas nucleares, la inteligencia artificial sería difícil de monitorear y, por lo tanto, de controlar.
Así, en la carta manifiestan su preocupación de que esta nueva tecnología aparezca en el mercado negro o caiga en manos de terroristas o dictadores “deseosos de perpetrar limpiezas étnicas”.
“El punto final de esta trayectoria tecnológica es obvia: las armas autónomas se convertirán en los Kalashnikovs del mañana. La pregunta clave para la humanidad de hoy es si desea iniciar una carrera mundial de armas de IA o evitar que se inicie “, agregaron los autores.
Musk y Hawking han advertido de que la inteligencia artificial es “nuestra mayor amenaza existencial”, y que el desarrollo de plena IA podría “significar el fin de la raza humana”. No obstante, otros (incluyendo Wozniak) han cambiado recientemente sus manera de pensar al respecto, diciendo que los robots serían bueno para los seres humanos. No obstante, la carta ya está firmada y parece que pasará mucho antes de que se encuentre un punto neutro al respecto.
