Una tormenta perfecta de estupidez

29/07/2011 - 12:00 am

Decía el dramaturgo Molière: “La hipocresía es el colmo de todas las maldades”.  Escrita así, la frase no es más que un conjunto de palabras. Es sólo una oración, pero aplicada a la realidad es realmente desalentadora por usar un mero eufemismo.

La maldad relució esta semana en medio del debate y actitudes hipócritas sobre la operación “Rápido y Furioso”. Sí, aquel operativo realizado por agentes federales de Estados Unidos que habrían permitido el paso ilegal de 2,020 armas de asalto entre 2009 y 2010. La estrategia es perversa, perder el rastro de 1,400 es indignante.

Estas armas, según un agente de Estados Unidos, son suficientes para armar a todo un regimiento.  En este caso, armaron a los cárteles mexicanos, tal y como quedo asentado en el reporte que el Comité de Supervisión Gubernamental de Estados Unidos al discutir sobre el operativo.

En medio de estas revelaciones, el gobierno de Barack Obama anuncia el control en la venta de rifles de asalto a compradores frecuentes en los estados fronterizos de Texas, California, Arizona y Nuevo México, y la decisión de dar continuidad a la iniciativa de gastos del Departamento de Estado para el 2012.

Incluso esta misma semana, Obama emitió una orden ejecutiva que proclama a “Los Zetas” como una “extraordinaria amenaza” a la estabilidad política y económica que ha extendido sus actividades de tráfico de drogas a las del comercio humano, la extorsión y el secuestro.

¿Por qué de pronto se toman las medidas cuando fueron capaces de armar cárteles de la droga en México? ¿Por qué esa actitud tan hipócrita?

Hace unos días, el Comité de Supervisión Gubernamental dio a conocer el testimonio de Carlos Canino,  actual jefe en México de la Oficina para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF, en inglés), sobre el caso “Rápido y Furioso”.

“Armamos al cártel de Sinaloa. Es repugnante. La operación fue una tormenta perfecta de idiotez”.  Y claro que es lo mínimo que podría decirse, pues según el mismo reporte, esas armas llegaron de manera rápida y furiosa al menos a tres organizaciones: la de Sinaloa, la de Teodoro García Simental y La Familia Michoacana. Aquellas mismas organizaciones a las que el Gobierno mexicano pretende combatir en su lucha contra el narcotráfico que mucho ha costado México en vidas, estabilidad y dinero.

De nada sirve que Canino, al igual que otros funcionarios, diga que se siente avergonzado y que “ha llorado por ello”. Debido a esas armas, muchas familias realmente siguen llorado a sus muertos. Numéricamente podríamos decir 35 mil.

Tampoco sirve que el secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, niegue que el gobierno de Felipe Calderón haya tenido conocimiento del operativo con la frase de que si lo hubieran sabido lo habrían “impedido y hubiésemos reclamado al respecto”.  ¿Por qué entonces no reclamar enérgicamente ahora que tenemos nueva información? ¿Por qué no exigir cuentas del vecino que ha actuado de manera hipócrita y, a decir de Molière, malvada para con un México que paga todos los días con la inseguridad?

De nada sirven las investigaciones de un lado y otro si no se toman medidas reales y se ajustan cuentas. De nada sirve una declaración entrecortada o medidas que quedan para el comunicado de prensa y la diplomacia bilateral.

Los testimonios han sido reveladores. Las premisas para combatir al narcotráfico no son las correctas, o al menos precisas. Decir que se combate al narcotráfico cometiendo “una tormenta de estupideces” que pone en manos de traficantes armas de alta potencia no se encamina a una solución, o al menos no en el corto plazo.

De nuestro lado tenemos ineficiencia, corrupción y falta de recursos, del lado estadounidense una  “tormenta de estupidez” que ahoga cualquier intento por detener la violencia generada por el tráfico de drogas y personas. Son quienes dicen luchar contra el narcotráfico quienes armaron a los propios enemigos, o… ¿acaso amigos?  No hay duda de que visto así, confirmamos que “la hipocresía es el colmo de toda maldad”.

 

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.
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