Parcial y subjetivo | Frente a las urnas

29/06/2012 - 12:00 pm

El tema de hoy es el obligado: libros que traten sobre elecciones. Es una oportunidad que no podía ser desaprovechada. Sin embargo, a la hora de definir los parámetros que permitieran elegir los títulos los problemas se hicieron evidentes. Si optaba por incluir libros de cualquier género, el ensayo iba a saturar este listado. Además, como se ha podido ver, lo mío son las novelas. La respuesta parecía fácil: enlistar algunas de ellas en las que se hablara sobre las elecciones. Si bien es cierto que las hay, no es sencillo dar con ellas. Por alguna razón que desconozco, no existen tantas novelas en torno al tema como podría parecer. Supongo que los motivos oscilan entre las particularidades de cada democracia y la dificultad que entraña comunicar el drama que podría significarle a los personajes que ganara tal o cual candidato. Sobre todo, si se toma en cuenta que muchos de los lectores desconocen el contexto en el que se desarrolla la historia. El caso es que, de cualquier modo, no hay muchos libros como los que buscaba.

Así pues, opté por hacer un listado con ciertas licencias. Incluiré novelas con temática electoral y también con temática política (a fin de cuentas, una pertenece a la otra). Me queda claro que, en la mayoría de los casos, exigen lectores con cierto grado de avezamiento en los temas y cierto gusto por los mismos. Temo, además, que éste sea uno de los casos en los que la realidad supera a la ficción con creces. Basta hacer un repaso de nuestra vida democrática, de las últimas elecciones, de la que nos ocupa ahora, para darnos cuenta de lo difícil que sería que nos apasionáramos con una novela como lo hacemos con la lucha por la Presidencia. De cualquier modo, dejo varias sugerencias:

Ensayo sobre la lucidez

Es un día lluvioso cuando se lleva a cabo la elección en un pequeño pueblo. Tras las votaciones, los gobernantes se dan cuenta de que una enorme mayoría decidió votar el blanco. Deciden repetir las elecciones sólo para descubrir que el porcentaje de los votantes en blanco aumentó. Ensayo sobre la lucidez es la novela más política de José Saramago. No sólo por lo evidente del tema sino porque en ella desarrolla una idea cautivadora: la posibilidad de que la sociedad se manifieste de manera pacífica y repruebe lo que ha hecho el gobierno durante los últimos años, negándole el voto tanto al partido en el poder como a la oposición. Claro que, para que esto funcione, debe existir una clase gobernante sensible a este tipo de manifestaciones. Algo de lo que, por desgracia, carecemos. Un guiño extra: la novela se desarrolla en el mismo pueblo en el que padecieron una forma de ceguera blanca cuatro años atrás; y la mujer del médico también aparece.

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Nieve

Hay quienes basan sus discursos en argumentos ideológicos. No podría haber nada menos objetable. Cada quien es libre de creer lo que más le convenga o, al menos, eso es lo que parece. En Kars, un pequeño poblado en la parte más conservadora de Turquía, se vive un drama casi incomprensible desde nuestra circunstancia. Una ley obliga a las muchachas a llevar la cabeza descubierta en los centros educativos. Como las negativas de ellas no son suficientes, se empiezan a registrar suicidios en protesta justo cuando se van a llevar a cabo elecciones municipales en las que, se predice, ganarán los islamistas. Con toda la maestría literaria con la que cuenta, Pamuk nos muestra las diferentes visiones y posturas ideológicas que se pueden tener frente a un tema complejo y cargado de sutilezas. Además, ofrece una estructura narrativa digna de estudio.

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Fouché

Desde una perspectiva exclusivamente política, es probable que no exista un periodo histórico más convulso para Francia que el iniciado con la Revolución Francesa. A partir de ese momento, cambiaron sus formas de gobierno una y otra vez. Se pasó de la monarquía a la república, de ésta al imperio y de regreso. Justo durante esos años una figura destacó por ser capaz de vivir a la sombra del poder. José Fouché es, a decir de Stefan Zweig, el político perfecto. Su mayor virtud era la de asegurarse su propia supervivencia a costa de quien fuera, de no tener lealtades salvo para sí mismo. Si el personaje histórico es fascinante, el literario no se queda atrás. Grande es la polémica en torno a las novelas históricas. Ésta no suele entrar al debate: sus virtudes son tales que se podría considerar como el modelo a seguir a la hora de contar la Historia y volverla accesible para todos.

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Ámsterdam

Un dilema ético no tiene cabida en nuestra percepción de la política. Sus actores no suelen detenerse en contemplaciones de este tipo. McEwan recurre a dicho planteamiento para desarrollar una de las líneas narrativas de esta novela que, a ciencia cierta, no podría considerarse sólo política. Sucede que un importante periodista tiene en su poder fotos comprometedoras del que será candidato a Primer Ministro. Estas fotos lo exhiben en un comportamiento sexual poco común. Sabe que, de mostrarlas, su carrera política habrá terminado. El conflicto se presenta entonces. ¿Qué tanto las prácticas en el campo de lo privado deben influir a la hora de elegir a una persona pública, considerando, además, que podría ser un excelente gobernante? Nuestra democracia aún no da para estas sutilezas pero bien se puede aprender de ellas para un futuro que, esperemos, sea cercano.

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La silla del Águila

Es inevitable: aunque incluí esta novela cuando inicié estas colaboraciones no puedo sino recuperarla. Sobre todo, porque se desarrolla en uno de los tantos posibles Méxicos que Fuentes consiguió crear a lo largo de su carrera literaria. En esta novela, Estados Unidos ha bloqueado las telecomunicaciones en México. Por ello, los actores políticos deben recurrir al anacrónico recurso de las cartas. A partir de ellas veremos cómo los diferentes poderes se pelean por conseguir la presidencia de la República. Cualquier parecido con la realidad habla de la lucidez de su autor y de la tragedia que nos significa seguir como antaño. Si acaso, en la lectura nos salvan los destellos de un humor tan áspero que se vuelve carcajada.

He decidido no correr el riesgo forzando la inclusión de otras novelas que tocan, sólo tangencialmente, el tema electoral. Existen muchas más de corte político pero suelen sumarse a temas que propiciarán nuevos listados como la dictadura o las utopías gobernantes. Por otra parte, prefiero no incluir algunas otras que me han sugerido pero desconozco ni aquéllas que he leído pero no me parecen tan buenas como las mencionadas.

En las novelas que enlisté el día de hoy las perspectivas que se muestran son muy distintas a las de nuestra realidad nacional, ya sea por la lejanía o por el carácter fársico de las mismas. Sin embargo, sirven como una ampliación de las diferentes posibilidades que tenemos a la hora de elegir nuestros futuros. En términos conceptuales, la acedia no es lo mismo que el voto nulo. Pero nuestra democracia no distingue estas dos actitudes tan opuestas. Ninguna de las novelas que hoy recomiendo muestra el proceso en el que la duda frente a las urnas se convierte en acto; ninguna el dilema interno que vivimos a la hora de optar por un candidato a sabiendas de que el voto compromete nuestro futuro. Quién sabe cuáles sean las razones que nos llevan a decidir entre una u otra opción, sobre todo cuando es un indeciso quien las baraja. Lo cierto es que resulta mucha mejor idea votar que no hacerlo y si, además, el proceso lo llevamos a cabo a partir de una reflexión informada, entonces se vuelve relevante. Para muestra, los libros antes mencionados.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.
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