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Francisco Ortiz Pinchetti

29/03/2024 - 12:04 am

La Hora Nacional, pervertida otra vez

«La Hora Nacional es un prodigio de longevidad. Actualmente es ya el programa radiofónico más antiguo del mundo».

«Con la llegada de Andrés Manuel a la Presidencia y puesta la secretaría de Gobernación en manos de Olga Sánchez Cordero,  la Hora Nacional fue nueva y lamentablemente pervertida». Foto: X @lahoranacional

Cada domingo por la noche, ya tarde, acompañaba a mi padre a visitar a mi abuela materna, Margarita, que vivía en un entonces nada viejo edificio ubicado en la esquina de Hamburgo y Toledo, en la colonia Juárez. Cuando entrábamos al departamento del cuarto piso en que vivía la por muchas razones admirable  anciana y caminábamos por una suerte de laberinto formado por columnas de periódicos Excélsior, se escuchaba desde su recámara, al fondo,  la emisión del programa que según el eslogan era “enlace entre todos los mexicanos”

Tengo razones de sobra como esa para tener a La Hora Nacional en mis recuerdos y en mis querencias. Debo reconocer que me es entrañable. De niño esa emisión estaba siempre presente en la casa todos los domingos. Especialmente la recuerdo en las poco gratas vísperas del regreso a clases, el lunes.

La Hora Nacional es un prodigio de longevidad. Actualmente es ya el programa radiofónico más antiguo del mundo, con sus 87 años de transmisión ininterrumpida. Ha pasado obviamente por una serie de tribulaciones y cambios, que lo han llevado desde ser el pretendido enlace hasta convertirse en un programa oficialista, de mera propaganda gubernamental.

Leemos que La hora Nacional inició el 25 de julio de 1937, cuando salió al aire en la estación XEDT. El general Lázaro Cárdenas del Río era el presidente de la República. En ese entonces la emisión era producida por el Departamento Autónomo de Prensa y Propaganda presidencial. Se transmitía en cadena nacional, por todas las estaciones de radio del país de manera obligatoria. Alonso Sordo Noriega, quien luego fundaría XEX-AM, fue el primer conductor del programa.

“La visión del programa de una hora era crear un puente entre el gobierno federal y la sociedad mexicana y fomentar la formación nacional”, pone la ficha enciclopédica.  Aunque su programación intentaba difundir aspectos culturales y subrayaba los logros de la Revolución y los alcances del nacionalismo mexicano, la verdad es que tuvo desde un principio, un tufo oficialista. El primer programa informó sobre la importancia de la estatización de los Ferrocarriles Nacionales de México y destacó la canción “Eres tú”, de Alfonso Esparza Oteo, cantada por Evangelina Magaña y “Nunca, nunca, nunca” de Tata Nacho ejecutada al piano. “Se calculó que ese primer programa fue escuchado por un millón 800 mil personas, la décima parte de la población que tenía entonces el país”.

A través de los años, los sucesivos gobiernos priistas de Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán,  Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León, la emisión se pervirtió paulatinamente y a la llegada de Vicente Fox Quesada a la Presidencia, en el año 2000, era una inaguantable programa propagandístico sobre las acciones del Gobierno, particularmente del presidente en turno.

Entre las cosas que hay que reconocerle en materia de libertad de expresión  al controvertido mandatario panista están la transformación de Notimex en una agencia del Estado mexicano, la desaparición de la indignante comida del Día de la Libertad de Prensa, la supresión del Premio Nacional de Periodismo otorgado por el propio gobierno, que ahora es otorgado por un jurado independiente de periodistas, y precisamente el rescate de La Hora Nacional para devolverle su objetivo original y hacer de ella una emisión preponderantemente cultural, de realce a las manifestaciones artísticas y al repaso de episodios históricos sin ningún tinte gubernamental o partidista.

La decisión presidencial de trasformar el programa, incluida la no obligatoriedad de transmitirla por parte de las radiodifusoras, fue encomendada al entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda. Y los encargados de ejecutarla, los sucesivos titulares de la Dirección General Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) de la Secretaría de Gobernación, entidad responsable del programa, Manuel Gómez Morín del Río (2002-2003) y Héctor Villarreal Ordoñez (2003-2006).

Así se mantuvo la Hora Nacional durante los gobiernos del también panista (en su momento) Felipe Calderón Hinojosa y el priista Enrique Peña Nieto.

Con la llegada de Andrés Manuel a la Presidencia y puesta la secretaría de Gobernación en manos de Olga Sánchez Cordero,  la Hora Nacional fue nueva y lamentablemente pervertida, para devolverla al carácter oficialista y propagandista de las acciones del gobierno de sus peores tiempos bajo el régimen del PRI. En cápsulas “informativas”, que se alternan acaso con espacios dedicados al arte y la cultura nacionales, se da cuenta de actividades, declaraciones y programas del gobierno de Morena y del Presidente en especial.

A lo que no habían llegado los responsables de la emisión, sin embargo, era a emplear la octogenaria emisión como plataforma de propaganda partidista y abierto proselitismo a favor de la candidata del oficialismo a la Primera Magistratura, Claudia Sheinbaum Pardo, de cara a las elecciones federales de este 2024.

Ese uso de medios oficiales por parte de la auto llamada Cuarta Transformación no es nuevo ni único, por supuesto. Hace rato que gran parte de la programación de los canales 11 y 22 de la televisión y las estaciones del Sistema Mexicano de Radiodifusión están dedicados no sólo a la exaltación de declaraciones presidenciales y supuestos logros del actual gobierno, sino a denostar a los opositores, incluida actualmente y en primer lugar la candidata aliancista Xóchitl Gálvez Ruiz.

Además, por supuesto, de las emisiones de la conferencia de prensa matutina de Andrés Manuel desde su púlpito en Palacio Nacional, con el uso de todos los recursos oficiales para fines personales y partidistas.

Tiene por eso sentido la denuncia presentada por los candidatos panistas Federico Döring y Luis Mendoza Acevedo, por supuesto, sobre todo en cuanto enciende la luz de alarma sobre una utilización ilegal de recursos federales. Me parece sin embargo atinada la resolución de la Comisión de Quejas del organismo electoral de determinar que es  improcedente acoger la pretensión de los quejosos en el sentido de prohibir de manera absoluta a los concesionarios la transmisión de la Hora Nacional, pues ello constituiría una restricción desproporcionada a la libertad de expresión, máxime que bajo la apariencia del buen derecho no se considera intrínsecamente ilegal.

En el acuerdo de dicha Comisión se pide a RTC de la Secretaría de Gobernación,  “asegurarse” de que La Hora Nacional cumpla con el principio de imparcialidad en la contienda, “pues al hablar de candidaturas o partidos podría romper la neutralidad a la que está obligada el Gobierno”.

A pesar de todos los pesares, me gustaría llegar al atestado departamento de mi inolvidable abuelita y escuchar desde el fondo, como siempre, La Hora Nacional. Válgame.

Francisco Ortiz Pinchetti
Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).

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