Pese a que estas iniciativas se han extendido y consolidado –tras más de tres lustros–, el diagnostico de su eficacia sigue siendo fuente de polémica.
Por Aoife Kathleen Ahern
Profesora Titular, Linguista. especialista en enseñanza-aprendizaje de segundas lenguas y pragmática, Universidad Complutense de Madrid
Madrid, 29 de marzo (The Conversation).– Marta, alumna de 9 años, cuarto de primaria en un centro bilingüe madrileño, va muy bien en los estudios. En el último examen de Science se sabía “de pe a pa” la lección: Granite is made up of quartz, felspar and mica. Obsidian and pumice are igneous rocks…”.
Los profesores de su colegio se ocuparon de ayudar a todo el alumnado a repasar la unidad de la asignatura de Ciencias Sociales, que imparten en inglés. Pusieron un pequeño examen para comprobar que los niños habían ido aprendiendo los conceptos del tema de la litosfera según el currículo vigente.
Pero no todos los compañeros de Marta van tan bien: muchos no se acuerdan de las palabras que han estudiado. Por muy buenas que sean las intenciones, ¿puede que se vean desfavorecidos por esta forma de abordar el bilingüismo, también conocido como Aprendizaje Integrado de Lenguas y Contenidos (AICLE)?
A nadie se le escapa que España ha hecho del aprendizaje del inglés una prioridad desde hace un par de décadas. Aunque, según algunas fuentes, no acaba de obtener los resultados deseados. Una de las medidas adoptadas ha sido apostar por escuelas bilingües de Educación Primaria, e incluso desde la etapa de infantil.
Ahora, pese a que estas iniciativas se han extendido y consolidado –tras más de tres lustros–, el diagnostico de su eficacia sigue siendo fuente de polémica.
Con lo ya experimentado, ¿qué conclusiones podemos sacar?, ¿qué se podría hacer mejor para favorecer un aprendizaje óptimo?
LENGUAS EN LA INFANCIA
La apuesta de extender y fortalecer el aprendizaje de una segunda lengua en la infancia no es exclusiva de España. El Consejo de Europa, en su reunión de Barcelona hace casi 20 años, se propuso un objetivo parecido. De hecho, era más ambicioso: introducir el aprendizaje de dos lenguas extranjeras en los primeros años escolares.
Los padres de niños pequeños suelen recibir con gran entusiasmo este tipo de programas. Quizá sea por la naturalidad con que se adquiere el habla de la primera lengua. Ven que a un bebé le da igual adquirir una o varias lenguas a la vez. Todo el proceso se desarrolla con naturalidad, sin esfuerzo, a partir de la exposición a esas lenguas.
De hecho, investigadores como Patricia Kuhl han demostrado una asombrosa predisposición que nos aporta la facultad del lenguaje innata a la mente humana. Nos permite construir una serie de conocimientos implícitos del lenguaje, de muy alta complejidad, durante los primeros dos años de vida.
Y, salvo en casos excepcionales, por ejemplo asociados a determinadas patologías, con 7 años todos los niños acaban dominando la lengua oral. Además, ya han adquirido gran parte de los aspectos gramaticales que forman la base de la plena alfabetización lingüística.
LUCES Y SOMBRAS DEL BILINGÜISMO
A medida que crecemos, no siempre resulta tan natural avanzar bien en el aprendizaje segundas lenguas. Pese a empezar muy pronto con el aprendizaje y recibir muchas horas de clases de inglés y, en el caso de los programas bilingües, en inglés, existen voces críticas desde dentro de las comunidades educativas.
Parece que no favorecen el éxito tanto como se esperaría, algo inaceptable en un país lastrado por niveles altos de fracaso escolar.
Si bien estos programas bilingües podrían ofrecer un gran potencial para llegar más allá en la segunda lengua, la realidad es otra. El desarrollo del currículo actual en el aula requiere un despliegue de lenguajes técnicos de diferentes disciplinas. ¿En qué medida representan la base de una competencia comunicativa?
Ante la sobrecarga de contenidos, unida a las demandas lingüísticas, tiende a predominar un aprendizaje basado en la atención al nivel de la palabra, y no se trata precisamente del vocabulario más práctico para quien no domine la lengua, sino que es tan específico que difícilmente puede resultar muy significativo para el alumnado.
La actuación desde el planteamiento del enfoque comunicativo, basado en la acción, que fundamenta las perspectivas actuales, plantea la priorización de enfocar el significado sobre la atención a las formas.
Lo que realmente está demostrado acerca de si aprender desde más joven es más eficaz para llegar a dominar segundas lenguas es que la exposición en contextos naturales conlleva a mayores niveles de dominio a largo plazo.
Precisamente, se trata de contextos donde se atiende al significado por encima de todo: donde lo que importa es hacerse entender. El proceso necesariamente incluye etapas en las que se producen errores en la segunda lengua; estos deben valorarse positivamente, como pasos previos a la precisión que se va alcanzando a lo largo de años.
Para optimizar el aprendizaje de segundas lenguas en la escuela, existen algunas condiciones esenciales que no se suelen enfatizar suficientemente. Hasta finales de primaria, los niños no desarrollan el pensamiento abstracto exigido por un enfoque de aprendizaje basado en el estudio de unidades y estructuras discretas, aisladas de cualquier finalidad comunicativa. Parece que a menudo esto es lo que se hace en la asignatura de inglés.
En cambio, sí que se ha demostrado la eficacia de que los profesores ofrezcan, en torno a un tema motivador, modelos de relatos, anécdotas, breves descripciones o informes. Orientan al alumnado sobre cómo estos textos tienen finalidades comunicativas propias, que a su vez determinan las estructuras y expresiones que incluyen.
Se trata de focalizar la atención de la finalidad de los mensajes que emitimos. Luego comprobar la correspondencia con las expresiones y estructuras que mejor se adecúen a esa finalidad; tanto en la comunicación de la vida social cotidiana como para ahondar en las diferentes disciplinas de la escuela.
Las lenguas deben entenderse, en primer lugar, como medios por los que nos comunicamos. Asumiendo esto, el potencial que aporta dedicar más tiempo al aprendizaje de una segunda lengua y mediante esa lengua se puede optimizar de cara al futuro.