A Gaby, gracias por presentarme el fascinante mundo de las abejas.
Buscar y encontrar pareja siempre es un proceso complicado, más aún cuando vives en localidades aisladas donde los individuos del sexo opuesto no son muy abundantes. Para los machos de las abejas euglosinas, también conocidas como abejas de las orquídeas, este es el problema: hay pocas hembras, éstas son muy exigentes y solamente se acercan a las mejores candidatos. La exigencia de estas abejas no radica en tener un cuerpo grande y musculoso o presentar colores atractivos, las hembras de este grupo buscan perfumes sofisticados. Entonces la energía y el tiempo de los machos se va en conseguir este preciado bien. Sin embargo, ellos no producen los perfumes sino que tienen que colectarlos de las plantas, son fragancias muy particulares que presentan las plantas para atraer a los polinizadores. Como humanos hemos percibido también esta atracción cuando nos acercamos a una flor por su perfume, a una gardenia o un jazmín; en este caso las abejas macho colectan las fragancias de orquídeas que tienen un despliegue floral muy bonito y que están buscando quien se lleve su polen para poder reproducirse. Las abejas macho (únicamente los machos) llegan a las orquídeas, colectan sus fragancias y de pasada se llevan el polen, por lo que satisfacen tanto los deseos de la planta como los suyos. Una vez que colectan las fragancias, los machos almacenan su botín en unas estructuras especiales en sus patas traseras que funcionan como perfumero.
Cuando los machos adquieren la cantidad suficiente de fragancia, la hembras comienzan a aparecer y los machos con los perfumes mas exquisitos serán los ganadores. ¿Y por qué si las hembras son tan amantes del perfume no van a la “tienda” de las orquídeas ellas mismas? Al parecer no les gustan los perfumes crudos sino madurados. En los compartimentos de las patas de los machos los perfumes son mejorados de alguna forma y las hembras son éstos perfumes lo que buscan. De hecho para estudiar este grupo de abejas se utilizan las fragancias concentradas de las orquídeas y por obvias razonas solamente se capturan machos, las hembras no se dejan engañar, pareciera que para ser atraídas necesitan que los machos le hayan puesto su toque particular al perfume. Las fragancias que colectan los machos son variantes del compuesto eugenol, una sustancia familiar pues es la base del clavo de olor que se utiliza en la cocina y también como anestésico dental.
Las abejas euglosinas son exclusivas de la América tropical (entre México y Bolivia) y generalmente tienen coloraciones vistosas con azules o verdes metálicos, son de tamaño mediano (2cm) y tienen un vuelo rápido por lo que cuesta trabajo observarlas con detenimiento, tanto hembras como machos se alimentan de polen. Cuando pensamos en abejas generalmente las asociamos con un organismos sociales que tienen un sistema de organización muy especializado y división del trabajo, sin embargo esa apreciación tiene que ver con la abeja mas común, la abeja europea Apis mellifera que lleva al extremo la socialidad. Dentro del grupo de las abejas hay un gradiente de niveles de organización, hay especies solitarias como los abejorros, especies con cierto nivel de organización como las abejas euglosinas y las abejas eusociales como Apis. En el caso de las euglosinas varias hembras anidan en conjunto en el suelo o en cavidades de los árboles, construyendo las celdas donde depositan los huevos con resina y lodo, en cada celda depositan un huevo y dejan una provisión de polen para cuando emerja la larva. En ocasiones una hembra se puede hacer cargo de las larvas de otra hembra que muere, sin embargo no hay una colonia como tal, solamente hay colaboración entre organismos de la misma especie. Los machos no participan en estas labores de colaboración, una vez que emergen del nido no regresan y viven en lugares con vegetación buscando fragancias para convencer a las hembras para reproducirse.
En relación a las orquídeas que polinizan estas abejas, se ha documentado que muchas especies dependen 100% para su reproducción de las abejas, 650 especies no pueden reproducirse si no existen estos insectos. De tal manera que la conservación de las maravillosas orquídeas depende en gran medida de la conservación de estos ladrones de perfumes, sin ellos las orquídeas están perdidas porque no tendrían hijos.