Esta serie de entregas nació bajo la premisa que le dio título. Todos los listados son parciales y subjetivos. Más aún cuando tienen que ver con algo que depende de la percepción, de nuestra capacidad de conmovernos, de la forma en la que realizamos nuestra tarea. Somos subjetivos porque leemos de esa forma. No sólo un libro puede parecer a unos grandioso mientras que otros hablarán pestes de él. También sucede con una misma persona. No es lo mismo leer determinada novela a los veinte que a los treinta años. Los parámetros cambian, las lecturas se acumulan y, sobre todo, el momento anímico altera nuestra percepción del mundo. El ejemplo más claro está en las canciones de despecho. Cuando las escuchamos por casualidad, en una fiesta o en el radio del coche pueden pasar sin pena ni gloria. Si nos detenemos a analizarlas bien podrían salir mal libradas. Sin embargo, cuando la mujer amada nos abandona recurrimos a ellas como al asidero más tangible de nuestro propio dolor.

Así, las listas que he ofrecido parten de mi apreciación subjetiva. También de mi parcialidad. Es imposible que uno lea todo lo que desea. Las novedades son excesivas y los ojos no dan para tanto. Lo digo ahora porque me sumo a aquéllos que ofrecen sus listados de fin de año. Entonces se me vienen encima los problemas. El primero tiene que ver con mis propias limitaciones. Sin lugar a dudas, no leí todo lo que hubiera querido y, entre eso, no todo era una novedad. Así que mi universo para elegir unos cuantos libros se reduce. Más aún, en nuestro país muchas editoriales sacan novedades importantes durante diciembre. Pertenecen a este año como podrían corresponder al siguiente. Sobre todo, si se considera que las listas se elaboran con anticipación. Uno más: hago todo lo posible por no incluir a mis amigos porque bien podría acusárseme en consecuencia. No siempre lo logro. A veces sus novelas resultan maravillosas. El último: como se ha visto a lo largo de estos meses, leo principalmente narrativa. Lo siento, uno termina especializándose.

Propongo entonces un listado diferente a los habituales. De entrada duplicará su extensión pero ahondaré menos en cada uno de los libros. El sentido es invitar y no sólo analizar. Así que sólo pondré una o dos de las razones por las que incluí esos títulos en mi listado. Incluiré algunos que fueron publicados en su país de origen en otro año pero que llegaron a nuestras librerías hasta éste. También optaré por la reedición de títulos que, en su momento, no llegaron a México y durante 2012 lo hicieron. Excluiré, con tristeza, varios publicados durante diciembre. No he tenido tiempo para leerlos y, así, no podría recomendarlos. Sin embargo, tengo por seguro que se sumarán a algún listado en el futuro.

Dicho lo anterior procedo con una aclaración: como siempre, el orden en el que aparecen los libros no obedece a un orden particular. Entonces:

Purga

Sofi Oksanen

Ni la guerra ni los regímenes totalitarios son capaces de esconder secretos que lastran la vida de los personajes. Cuando pasado y presente se cruzan el colapso es inevitable.

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Ventajas de viajar en tren

Antonio Orejudo

Son pocas las propuestas narrativas que logran su cometido. Esta novela muestra cómo, hoy en día, se sigue ampliando el campo de acción de lo narrativo.

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El reino de las moscas

Alejandro Páez Varela

Más allá de las etiquetas que podrían marcarla, esta novela consigue un retrato íntimo del sufrimiento. Aquí no hay buenos ni malos. Tan sólo personas que se aferran a lo que tienen para salir de la miseria a la que están condenados.

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Cárceles imaginarias

Luis Leante

Como en todas sus novelas, Luis Leante ofrece un enigma y un personaje enamorado de lo imposible. Desentrañar el misterio va de la mano de su liberación.

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HHhH

Lauren Binet

Trasladar la Segunda Guerra Mundial al presente no es cosa fácil. Conseguirlo implica involucrarnos en las decisiones de uno de los personajes más siniestros de la historia.

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Al lado vivía una niña

Stefan Kiesbye

La violencia no necesita grandilocuencia. Tampoco personajes perversos y oscuros. Basta con enfrentar las carencias de un grupo de adolescentes con la ternura que les despierta una niña.

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De repente un toquido en la puerta

Etgar Keret

La fama del autor no es inmerecida. Ha conseguido fraguar un estilo tan propio que resulta inconfundible. En él, se mezclan el humor con la fantasía, lo cotidiano con lo imposible.

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Hablar solos

Andrés Neuman

La relación entre un padre y un hijo tiene mucho de ritual. Es algo que se va desarrollando a lo largo de los años. Sin embargo, un desahucio suele precipitar las emociones.

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Teoría de las catástrofes

Tryno Maldonado

Los pretextos podrían ser muchos: un paro magisterial, un enamoramiento súbito, un partido de fútbol. Sea como fuere, el monstruo de la catástrofe acecha para atacar al menor descuido.

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La ciudad que el diablo se llevó

David Toscana

La creación de personajes complejos logra su justo balance cuando habitan un escenario en ruinas, propio de la posguerra. Resulta inevitable conmoverse por esas ruinas que hacen lo posible para sobrevivir.

Estoy más consciente que nunca de que este listado puede provocar polémica. Sin embargo, no son más que recomendaciones literarias. Tan desechables como cualesquiera otras o tan sugerentes como las que más. Las hago a partir de mi entusiasmo lector. Ése que suele ser tan difícil de comunicar. A fin de cuentas, somos diferentes y gustamos de distintas cosas. No es que me evada. Yo mismo sé cuándo atender a algunas recomendaciones y no a otras. Dejo éstas con la esperanza de que algún lector un buen día, frente a la amenaza de la indecisión en la librería, recuerde alguno de estos títulos y, más tarde, con suerte, le haga sentido su lectura.

Jorge Alberto Gudiño Hernández

https://www.sinembargo.mx/author/jorgealberto

Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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