“Apología del polvo”, esa cosa que es algo y que no es nada: Vicente Rojo y Arnoldo Kraus

28/11/2017 - 12:05 am

Arnoldo Kraus suelta su pluma para dar origen a esta apología, ilustrada por Vicente Rojo con estrellas multicolores, cuyo polvo se esparce entre las páginas y nos invita a disfrutar.

Ciudad de México, 28 de noviembre (SinEmbargo).- “Una cosa que no es objeto, un algo que no es nada; así es el polvo: diminuto, único, ubicuo, invitado permanente en nuestras casas y espacios de trabajo, en nuestra infancia y también en la vida adulta; un algo que nos acompaña y nos conforma incluso a nosotros mismos: polvo eres y en polvo te convertirás”, escribe Arnoldo Kraus en Apología del polvo, donde el polvo se convierte en estrellas, a causa del arte de Vicente Rojo.

“¿Qué quiero yo más decir de este libro? Que es un regalo para mí que Vicente lo dibuje”, dice el médico que ha dedicado varios libros a su profesión primaria y que hoy prepara un libro de cuentos breves con el diseñador Alejandro Magallanes.

Verlos juntos es ver a dos amigos entrañables, pero al mismo tiempo una veneración que surge al estar frente a Vicente Rojo, artista plástico, pintor y escultor mexicano, pero nacido en Barcelona en 1932, figura del abstraccionismo, miembro de la Generación de la Ruptura y que hoy, a los 85 años, sigue trabajando sin cesar.

“Además es mi médico. Así que me mantiene como usted me ve” y uno lo ve bien, no mayor a 70 años, involucrado en una exposición que inició el sábado llamada Abecedario, con obras que “a pesar de mi larga edad, también están hechos por un niño”, según declaró a La Jornada.

El polvo es realmente infinito y aunque haya emperadores queriendo impedirlo, las estrellas de Vicente Rojo ahí seguirán las estrellas.

“En las cuatro ocasiones que he tenido yo la suerte de poder colaborar con Vicente, le doy una idea, le mando un manuscrito y si le gusta ya ensamblamos. La idea llega a la ilusión, al deseo, a la necesidad de trabajar en algo diferente. Digo que él pinta las palabras que le dediqué”, cuenta Arnoldo Kraus.

“Las imágenes están hechas especialmente para el libro, tienen su vida propia, pero a mí no se me hubiera ocurrido el tema si no fuera por Arnoldo. El polvo es un tema misterioso y profundo, tal como lo trata él”, cuenta Vicente Rojo.

Kraus y Rojo posan frente a su caja de cuatro y a su Apología del polvo. Foto: SinEmbargo

“El polvo es una materia muy viva, había que ponerse a la altura y yo me puse tan a la altura que hice polvo de estrellas, pensé que le iba a dar un buen aporte visual al libro y que resultaría un buen complemento. Los textos son de una gran belleza”, agrega.

Tras desempolvar la computadora hago lo mismo con la hoja que guarda las anotaciones al margen. Primero soplo y después sacudo el papel. Saltan migajas de pan, gotas de café, restos de gomas de borrar. La mayoría de las hojas finalizan en la basura.

“Pienso que somos polvo realmente, que aquí andamos de paso. Creo que el polvo que seremos vamos a dejar un polvo diferente que es el libro, desde ese punto de vista, los que no somos religiosos y que sabemos que no vamos a renacer ni a reencarnar, pues hemos hecho de la idea del polvo algo diferente, nos gustó trabajar en esto, el tema es extraño y quizás eso le dé un valor agregado al libro”, cuenta Kraus.

“Hay una canción estadounidense, que tocaba Glen Miller y que a mí me encantaba. Que se llama, precisamente “Polvo de estrellas”. Fue muy famosa y yo de niño la oía. Mi infancia fue un poquito difícil –Rojo vivió en un orfanato hasta que su padre, asilado en México, lo mandó a llamar- y en Barcelona veía las estrellas y yo pensaba que mi padre que estaba en México estaba viendo también las estrellas”, relata Vicente.

“Tengo cierta referencia emocional con las estrellas y me duele muchísimo haberlas perdido. Porque ni siquiera desde Cuernavaca se pueden ver las estrellas. Pensé mucho en la canción durante la confección del libro y pensé que dentro del tono gris que proponía el tema, yo podría hacer algo más brillante y que le diera toda la vida que el polvo tiene”, agrega el artista.

“Tuve la inmensa suerte de que gracias a mi texto, Vicente revivió su época de Barcelona y ese recuerdo de su padre, que se me hace increíblemente tierna”, dice Kraus.

John Fante escribió Pregúntale al polvo. Mientras intentaba labrarse un porvenir como escritor, tras muchos encuentros con el polvo acumulado en los lobos y en los forros de los libros y tras no pocos tropiezos con los ejemplares de la biblioteca Municipal de Los Ángeles, Charles Bukowski, al leer la novela de Fante, escribió: “Yo era joven, pasaba hambre, bebía, quería ser escritor. Casi todos los libros que leía pertenecían a la Biblioteca Municipal del centro de los Ángeles, pero nada de lo que leía tenía que ver conmigo…Un día tomé un libro, lo abrí… Cada renglón poseía vida propia”. Fante y Bukowski encontraron en el polvo argumentos, preguntas y respuestas. Algunas preguntas quedaron en el aire, otras sembraron nuevas dudas y unas más, mientras llegaban las respuestas, se nutrieron del polvo.

“Somos ante todo amigos y hacer un libro para mí con él es un regalo de la vida. Ya hicimos tres libros, sobre el lápiz, sobre las cosas, sobre el libro, y en este sobre el polvo encontró a las estrellas y en el de las cosas hizo un autorretrato con todo lo que le sobraba”, cuenta Arnoldo Kraus.

Una portada polvorienta y eterna. Foto: Especial

“El lápiz fue el primer intento y quizás visualmente más sencillo, lo que me correspondía a mí era dibujar lápices con lápices y con pinceles. Tenemos la costumbre de guardar todos los lápices cuando están a punto de morir y esos lápices fueron a parar a mi autorretrato. Arnoldo hablaba de lapizar la vida, algo que tenemos todos muy cercano”, cuenta Vicente Rojo.

“La apología del libro se prestaba mucho para ambos, él conoce mi obra, yo conozco su literatura y podemos entender bien. Yo empiezo a pensar, a tratar de encontrar las imágenes y el texto lo va ajustando a mi trazo”, agrega.

Polvo de polilla. Larva de insecto. Polvo no polvo: como el que llevan adosado en sus alas las mariposas para mantenerse vivas.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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