En uno de sus libros, el expresidente se refirió al caso Colosio y las acusaciones en su contra ante distintas versiones que apuntan a un crimen de Estado. Culpa a la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León de desvirtuar la investigación para desviar la atención del llamado “error de diciembre”.
Ciudad de México, 28 de octubre (SinEmbargo).- Ahora que el caso Colosio ha vuelto al ojo público, luego de que la recomendación hecha por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) pidió revisar el expediente de Mario Aburto Martínez, el nombre de Carlos Salinas de Gortari, expresidente de México, y su presunta relación con el magnicidio han vuelto a escena.
En pocas ocasiones, el expresidente se ha referido al tema, pero una de esas la hizo en su libro “México Un paso difícil a la modernidad” (Plaza y Janés), editado por primera vez en el año 2000. Salinas de Gortari destacó entonces las muchas de las teorías que se movieron sobre la candidatura presidencial de Luis Donaldo Colosio Murrieta en 1994, una de ellas mencionaba que el político sonorense era un instrumento para una especie de reelección de Salinas, argumentando que el abanderado priista “era mi marioneta”.
“Esa fue una de las fabricaciones más absurdas y agresivas… No era la primera vez que enfrentaba comentarios de este tipo. Siempre me parecieron tan carentes de sustento objetivo que no los respondí”, escribió Salinas y señaló a Jorge Castañeda y a Enrique Krauze por alimentar esa idea.
“Entre los autores que promovieron la supuesta utilización de Colosio para alentar un proyecto trasnsexenal se contaban dos intelectuales: Jorge Castañeda y Enrique Krauze”, escribió en la página 924 y asegura que ninguno de los dos pudo comprobar la supuesta intención reeleccionista.
Otro de los puntos a los que se refiere el expresidente en su libro es la presunta manipulación de las investigaciones sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas Tijuana, del que se culpó a Mario Aburto Martínez de ser el asesino solitario para supuestamente tratar de ocultar un crimen de Estado.
Primero calificó esta hipótesis como descabellada y después aseguró que la mayoría de la gente pasó por alto que “el asesino material de Luis Donaldo Colosio fue detenido en el lugar de los hechos. Su nombre es Mario Aburto. Fue conducido con vida a los interrogatorios judiciales. Aceptó su responsabilidad. Fue trasladado a la prisión de máxima seguridad y sometido a juicio”.
LA EXPLICACIÓN DE SALINAS
Argumenta que cuando entregó la Presidencia de México a Ernesto Zedillo Ponce de León, “había sido encontrado culpable y sentenciado”.
También hace referencia a la designación de Miguel Montes como Fiscal especial para investigar el caso quien ratificó la condición de Aburto Martíne como asesino solitario y confeso.
Años, después, en 1999, el expresidente acusa que empezaron a surgir voces de quienes se decían “colosistas” como José Luis Soberanes, excolaborador de Colosio, quien aseguró en una declaración ministerial filtrada al diario Reforma que Montes le había confesado que si “investigaba todo, sería hombre muerto”, versión que fue negada por el exfiscal especial.
“Curiosamente, esa declaración se filtró en el momento en que Soberanes intentaba disputar la dirigencia nacional del PRI en compañía de un sobrino del expresidente Luis Echeverría Álvarez.
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Por último, en la página 934, Salinas cierra el tema con un párrafo en el que asegura que la investigación sobre el magnicidio se desvirtuó en el sexenio de su sucesor, Ernesto Zedillo (1994-2000) “mediante una campaña de filtraciones ilegales y la inducción de comentaristas en los medios de comunicación en la que participaron por igual aquellos afectados por las reformas que miembros del Gobierno de Zedillo. Lo hicieron para alejar de ellos las imputaciones de culpa sobre el magnicidio y para desviar la irritación social contra los responsables del ‘error de diciembre’ (el efecto tequila). Todo ello a fin de destruir la reputación de mi administración para nulificar el programa de reformas -que Colosio compartió- y tratar de promover la restauración de sus privilegios”.
Hasta ahora solo hay una persona detenida por el asesinato de Colosio: Mario Aburto Martínez (Hidalgo, 1971), a quien el 24 de marzo de 1994 la entonces Procuraduría General de la República (hoy Fiscalía General de la República) presentó como el actor material de la ejecución y por la que purga una condena de 45 años.
En marzo de 2018, la periodista Dolia Estévez publicó en una columna de SinEmbargo información sobre unos documentos clasificados por el Departamento de Estado de EU, bajo la Ley para la Libertad de Información, que hablaban sobre Colosio. Señaló que los documentos retrataban a un candidato “acorralado y humillado por Salinas en la etapa previa a su muerte. Consignan que Salinas fomentó el protagonismo de Manuel Camacho, a quien nombró Comisionado para la Paz en Chiapas, a expensas de Colosio”.
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