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Adrián López Ortiz

28/10/2018 - 12:00 am

¿Y si gana Santa Lucía?

Con el riesgo de no decir nada original sobre la consulta del presidente electo López Obrador acerca del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, van aquí mis impresiones:

El verdadero problema no será si gana Texcoco. Foto: Cuartoscuro.

Con el riesgo de no decir nada original sobre la consulta del presidente electo López Obrador acerca del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, van aquí mis impresiones:

Primero, celebro profundamente que el futuro presidente le pregunte a la sociedad mexicana sobre un proyecto tan relevante como lo es el aeropuerto más importante del país.

Y lo celebro más toda vez que venimos de sexenios llenos de soberbia donde los presidentes “consultaban” para seguir haciendo lo mismo (como Calderón con la seguridad), o de plano no consultaban nada (como Peña con sus reformas).

Eso sí, me parece penoso que se pregunte tan mal: sin controles, con deficiencias técnicas básicas y sesgos en la pregunta y hasta en el montaje de las casillas. Y más penoso que los defensores de la consulta minimicen dichas deficiencias o incluso las aludan como virtudes. Por favor, el tema es lo suficientemente importante como para cuidarlo lo más posible.

Si López Obrador pretende hacer uso regular de la consulta popular en el futuro y de manera formal, debe instruir a MORENA para que aproveche su mayoría en el Congreso para legislar en la materia y hacer más viable dicho instrumento democrático.

Y como se que mucha de la gente que integra el equipo de la Cuarta Transformación sabe de democracia representativa lo suficiente como para no hacer “consultas patito”, creo que la consulta es más una estrategia política de comunicación y estilo de gobernar de AMLO, que una herramienta real para la toma de decisiones sobre el aeropuerto en cuestión.

Me explico: la consulta se hace con toda intención antes de asumir el poder para que sea, como bien señaló José Woldenberg, una “consulta de particulares” y no un ejercicio vinculante en términos legales. La debilidad técnica de la consulta es, de manera paradójica, su fortaleza política.

Es decir, salga como salga, la consulta no obliga a nada a López Obrador, pero sí le sirve para mandar mensajes a dos audiencias específicas: la sociedad y las élites económicas.

Empiezo por las élites, quienes han presionado sobre la continuación del aeropuerto como con ningún otro tema polémico en la agenda de López Obrador. En lo personal, comparto el diagnóstico de Denise Maerker: la consulta es el primer mensaje contundente de AMLO a dichas élites para dejarles claro que en su gobierno no será como ellos quieran. Sin importar el costo o la magnitud de las decisiones en pugna.

Y en segundo lugar está el “pueblo”: toda esa gente que agradecerá que el nuevo Presidente sí los tome en cuenta sobre un tema del que no comprenden gran cosa por su complejidad técnica y la enorme cantidad de información que implica. Tampoco importa si votan muchos o pocos. De la consulta lo que importa es el gesto simbólico de la pregunta, no la respuesta.

Por eso creo que el verdadero problema no será si gana Texcoco, sino lo contrario: que la gente vote por Santa Lucía.

Entonces el futuro gobierno tendrá un problema enorme de administración pública en varias dimensiones: en lo técnico deberá demostrar que es capaz de construir ahí un aeropuerto funcional  (a pesar de las opiniones contrarias de los expertos); en lo económico deberá cargar con el costo de hacer un nuevo aeropuerto de Santa Lucía y además con el costo de la cancelación del proyecto de Texcoco… ¡un dineral!; y en lo político habrá abierto un tenso frente con las élites económicas del país (lo que no necesariamente es malo, pero tampoco será sencillo de administrar en el futuro).

Es decir, en cuanto al costo de la decisión, Santa Lucía sale más caro que Texcoco. Por eso mi pregunta es, ¿qué hará Andrés Manuel si en la consulta gana Santa Lucía?

Adrián López Ortiz
Es ingeniero y maestro en estudios humanísticos con concentración en ética aplicada. Es autor de “Un país sin Paz” y “Ensayo de una provocación “, así como coautor de “La cultura en Sinaloa: narrativas de lo social y la violencia”. Imparte clase de ética y ciudadanía en el Tec de Monterrey, y desde 2012 es Director General de Periódicos Noroeste en Sinaloa.

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