Parcial y subjetivo | Squadra azzurra

28/09/2012 - 12:00 am
Imagen: http://www.facebook.com/JoinItaly

La tradición literaria de Italia abreva de muchas fuentes. Es común señalar al Imperio Romano como un antecedente directo. También al latín como lengua madre de todas las romances pero, en especial, del italiano. Dante es el punto de partida para todos aun cuando no pertenecieran al mismo país, núcleo lingüístico o creencia. Tras él, se acumulan decenas de grandes autores. Porque en la historia europea, desde la antigüedad hasta nuestros días, Italia ha tenido una participación clave. La misma que los hace únicos a la hora de volverse renacentistas y la que los diferencia a la hora de discutir en torno a ciertos giros idiomáticos.

Entonces Italia es una y es múltiple. Su literatura es un claro reflejo de ello. Va desde el academicismo más puro hasta el thriller policiaco pasando por polémicas en torno a personajes históricos. Si existe un factor común alrededor de sus autores, es esa enorme tradición que se ha ido forjando a lo largo de los siglos. No por nada el Imperio Romano tuvo su principal asiento en sus tierras. También se agradece al Renacimiento o a la privilegiada ubicación en medio del Mediterráneo para aprehender elementos de todas las culturas circundantes. Así, sus autores se saben especiales, insuflados por el espíritu de una multiplicidad de dioses paganos, cargados por una historia que se da el lujo de sepultar los residuos de la generación anterior bajo monumentos nuevos.

Hoy en día da igual cuál es el origen del italiano más puro, si la mejor pizza es la napolitana o si Milán es la capital económica del país. Al margen de todas esas discusiones, llama la atención la cantidad de autores que consiguen llenar los escaparates de las librerías. Como en pocos países, los lectores leen a sus compatriotas por millones. Enlisto, como de costumbre, sólo a cinco, esperando no arrepentirme por la elección. A la hora de acotarlos, opté por los vivos, los favoritos, los variados.

El nombre de la rosa

En nuestros días, los intelectuales suelen erigirse como tales en la medida en la que opinan sobre temas de actualidad, particularmente políticos. Sin embargo, la palabra conlleva mucho más. Intelectuales son, también, quienes se dedican al ejercicio del intelecto. Umberto Eco es uno de ellos. Surgido de las filas de la academia, es reconocido como uno de los mayores especialistas que existen en el mundo en torno a la semiótica y las teorías de la interpretación. Sus libros de ensayos lo avalan como tal. De ahí que pueda suponerse que es incapaz de elaborar una trama consistente, con personajes entrañables. Nada más lejos de la realidad. Desde su debut como novelista con El nombre de la rosa, Eco ha dado cuenta de una extraordinaria fluidez narrativa. Además, lo hace desde una erudición a toda prueba de forma tal que, en ocasiones, hasta puede resultar molesta. Esto se debe a que, en muchas de sus novelas, se aprovecha de un ínfimo resquicio histórico para desarrollar historias sorprendentes. De ésas que están tan llenas de magia como de conocimiento: el justo lugar donde habita el intelecto.

…………………………………………………………………………………………………………….

La forma del agua

Sicilia parece ser un mundo aparte. El estereotipo indica que está plagado por familias de mafiosos, que no se puede bromear con sus habitantes y que es imposible entender el dialecto con el que se comunican. Por si esto fuera poco, Andrea Camilleri inventó un poblado en medio de esta isla, Vigàta. Al margen de la serie de novelas que se desarrollan en esta localidad desde una perspectiva casi histórica, ahí también aparece Salvo Montalbano. Él es un detective fuera de lo común: disfruta la vida como pocas personas. El éxito de la saga ha sido abrumador. Los seguidores se cuentan por millares y las novelas se esperan con ansia. Sin embargo, Camilleri no es un novelista nato. Ha escrito para televisión y otros medios, en la dramaturgia encuentra un terreno fértil de exploración, algunos de sus libros los ha escrito por encargo. Sea como fuere, él ha conseguido crear un mundo nuevo inscrito en una de las partes más oscuras de la Italia contemporánea. Un mundo que se antoja habitar de inmediato.

…………………………………………………………………………………………………………….

Un día perfecto

Las restricciones suelen ser un excelente punto de partida a la hora de la construcción novelística. Escribir a partir de una limitación autoimpuesta obliga a centrarse en las posibilidades sin perderse en distractores. Melania G. Mazzuco posee una técnica narrativa precisa, que sabe navegar en medio de personajes complejos y variados. Tanto, que de pronto el lector no sabe si se está enfrentando a un retrato de la realidad italiana, si participa de una intriga de gobierno o si asiste a un drama de dimensiones épicas que se da a la vuelta de la esquina. Así, los personajes son tan cercanos a lo humano que resulta sencillo equipararlos con conocidos, igualarlos a personas. Si a ello se le suma una precisa capacidad para fabular, Mazzuco se convierte en una de esas escritoras que, desde su juventud, se va perfilando como una de las grandes de la literatura italiana.

…………………………………………………………………………………………………………….

Yo mato

Giorgio Faletti es una celebridad en la televisión italiana. Además es compositor y gran parte de su éxito lo debe a la comedia. De ahí que no resulte extraño que su salto a la literatura haya tenido tan buena respuesta. Es fácil aducir que éste se debe a su popularidad; cuántos actores no han incursionado en el mundo de las letras con libros insulsos. Por eso llama la atención que, tras su éxito, se encuentren libros bien escritos, de largo aliento, con diversos planos narrativos y exigencias para el lector. Si bien es cierto que éstos parten de premisas policiacas, también lo es el hecho de que los personajes son oscuros, en ocasiones demasiado perversos. Además, sus libros no son una casualidad venturosa. Se van acumulando uno tras otro, haciendo que el comediante se quede rezagado a la hora de enfrentarse con el autor. Si Faletti algo sabe hacer es contar historias, que sean terribles es una faceta que ahora explora con pulcritud.

…………………………………………………………………………………………………………….

Océano Mar

Los límites suelen ser intangibles. Sin embargo, algo hay en ellos que nos llama poderosamente la atención. Alessandro Baricco los ha aprovechado de la mejor forma posible. Ya sea que busque el límite justo en el que termina el mar, ya que se lance a indagar hasta dónde puede llegar el amor de una mujer. Él ha conseguido crear una prosa única, evocadora y simple a la par de poderosa y dulce. Con ella, es capaz de trasladar a los lectores a mundos cargados de magia mientras sus personajes intentan dilucidar las formas de su propia belleza. Así, leerlo es arriesgarlo todo, optar por el enamoramiento cuando se viste de tragedia, guardar el odio en el lugar más profundo del alma o ser capaz de atestiguar la solemnidad de un paisaje único, diseñado para cada uno de nosotros. Si Baricco no sabe cómo es que piensan, sin duda sabe cómo es que sienten las personas; o cómo quisieran sentir.

Como se puede ver, muchos de los escritores italianos de la actualidad no sólo se dedican al ejercicio de la escritura. En ese sentido, son renacentistas como sus antepasados. Tal vez por ello sean capaces de encontrar nuevas facetas y proponer movimientos narrativos complejos. Algo indispensable si es que buscan continuar una tradición de peso. Una a la que, algunos de ellos, sin duda ya se han sumado.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video