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Jorge Alberto Gudiño Hernández

28/07/2018 - 12:02 am

Chayote vil

Desde que ganó AMLO, he escrito dos textos, en este mismo medio, criticando sus actuaciones.

Desde que ganó AMLO, he escrito dos textos, en este mismo medio, criticando sus actuaciones. En el primero, me centré en lo irresponsable que me resulta el que haya rechazado la protección del Estado. En el segundo (apenas la semana pasada), la decepción que me provocó su respuesta ante la multa del INE, al margen de si ésta era o no justa y legal: me centré en las formas, no en el fondo.

En ambos casos (y otros anteriores a la elección) me acusaron de ser un periodista chayotero. Si no entiendo mal, sugerían (aunque con mucha contundencia) que yo era un escritor vendido, que alguien me pagaba para escribir en contra de AMLO, que estaba inconforme con su triunfo y que, ahora, recibía dinero para hablar mal de él.

Vayamos por partes.

Primero, antes de las elecciones dije que votaría por él. Así lo hice, como en las dos ocasiones anteriores. Lo digo sin problema, convencido como he estado de que es la mejor alternativa para el país, pese a las a las cosas en las que no puedo coincidir con él y a las fuertes críticas de algunos de mis amigos. Como esas críticas han estado fundadas y han partido de discusiones, cuando menos, interesantes, no abundaré en ellas.

Segundo, dije también entonces y lo sostengo ahora: votar por un candidato o apoyar a algún partido no obliga a plegarse a todas sus palabras y formas. Vamos, no pasa eso en la vida familiar ni en el círculo más cercano. Si alguno de mis hijos se equivoca se lo digo. Si uno de mis amigos dice o hace algo con lo que no estoy de acuerdo, lo discutimos y ya está.

Tercero, cuando en el pasado escribí textos en contra del Gobierno o de algún otro partido, nunca se me acusó de recibir dinero de nadie. Es curioso que ahora así suceda. Es como si yo hubiera esperado el triunfo de Morena para comenzar a cobrar.

Cuarto, nunca un Gobierno, el estado o partido político alguno, me ha pagado por escribir lo que escribo, por hacer proselitismo o por atacar a alguien. Sé que sucede pero nadie ha tocado a mi puerta y, aunque no me creo impoluto, si llegare esa persona lo más probable es que me negaría.

La aclaración la hago, más que por una verdadera afectación a mi persona, porque me parece que permea, en buena medida, el ánimo social de estos días. Es grave. Acusar a otro, sin más pruebas que una ocurrencia, de una conducta cuestionable sólo por el hecho de pensar diferente o, como en este caso, de señalar algo que no le gusta, no basta como para condenarlo. Justo debería ser lo contrario: el diálogo entre personas que están de acuerdo suele estancarse porque las perspectivas se cierran y se vuelven incapaces de abarcar un panorama más amplio.

Dicho lo anterior aviso: seguiré escribiendo en contra de actitudes, conductas, decisiones y demás de interés público que me parezcan equivocadas. Sé que, en muchos de los casos, bien podría estar equivocado. De ahí que lo que escribo sea una mera opinión. Reconozco que, en muchos casos, se me han hecho ver mis errores a partir de argumentos y diálogo constructivo. Lo agradezco e intento aprender de ello. Supongo que, tras esta aclaración, habrá quien diga que las acusaciones a mi persona también son una opinión. No es así. Como en muchos casos mucho más relevantes que el mío, las acusaciones del tipo “Eres tal, te vendiste, eres un chayotero” son eso, acusaciones. Muy diferentes a “Tu texto está mal escrito, te equivocas por estas razones” y demás. La diferencia está en la intención: con la segunda se abre el diálogo; con la primera de las formas, se clausura. Y a mí me gusta discutir pero es imposible hacerlo con alguien que me diga, sin conocerme, “eres un idiota”. No porque no lo sea, por supuesto, sino porque lanza la conclusión sin enterarme de la línea argumental.

En fin, seguiré escribiendo, como ya lo dije, con total libertad. Ni SinEmbargo, ni ningún medio con los que colaboro, me ha pedido nunca abstenerme de algún tema ni me ha dado línea. Tampoco ha llegado nadie a mi puerta con un maletín lleno de billetes. Si me equivoco, lo hago sin cobrar, que para eso son las opiniones.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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