Haydon ha participado en el de la compañía Moderna y, según ha explicado él mismo, a las 12 horas de recibir la segunda dosis desarrolló fiebre alta y, tras ser dado de alta en los servicios de Urgencias, se desmayó cuando llegó a su casa, si bien se recuperó al día siguiente.
Madrid, 28 de junio (Europa Press).- Varias personas que han participado voluntariamente en los ensayos clínicos de la vacuna que está desarrollando la compañía Moderna Therapeutic contra la COVID-19, la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus, han avisado que provoca fiebre alta y desmayos.
Según un artículo publicado en Stat, Ian Haydon, un joven de 29 años de Seattle (Estados Unidos) ha participado en estos estudios e, incluso, se ha ofrecido como voluntario a exponerse al nuevo coronavirus en el caso de que algún grupo de científicos quiera probar si su vacuna es realmente efectiva.
Por ahora, Haydon ha participado en el de la compañía Moderna y, según ha explicado él mismo, a las 12 horas de recibir la segunda dosis desarrolló fiebre alta y, tras ser dado de alta en los servicios de Urgencias, se desmayó cuando llegó a su casa, si bien se recuperó al día siguiente.
We are pleased to share a preprint of the preclinical manuscript for our #vaccine against #SARS-CoV-2 to potentially prevent #COVID19 disease. We thank the NIAID team for their collaboration with our infectious disease research team. https://t.co/weLnGLvfv3 @NIAIDNews
— Moderna (@moderna_tx) June 12, 2020
“Entiendo que compartir la historia, va a ser aterrador para algunas personas, pero espero que no genere ningún tipo de antagonismo general hacia las vacunas o, incluso, hacia esta vacuna, si bien espero que mi historia contrarreste la desesperación que tienen algunas personas por lanzar una vacuna al mercado, independientemente de sus consecuencias”, ha explicado.
Y es que, tal y como ha informado, el objetivo del ensayo clínico, en fase 1, es encontrar la dosis correcta de la vacuna que permita al cuerpo generar anticuerpos pero sin provocar efectos secundarios. “Las vacunas tienen que desarrollarse a la velocidad que requieren. Las historias como la que a mí me ha pasado son importantes porque dan forma al proceso de aprobación”, ha dicho.
En el estudio de Moderna de 45 personas, cuatro participantes experimentaron lo que se conoce como eventos adversos de “Grado 3”: efectos secundarios que son graves o médicamente significativos pero que no ponen en peligro la vida de inmediato.
Ni la compañía ni el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, que está llevando a cabo el ensayo, han detallado previamente la naturaleza de esos incidentes, si bien la compañía ha revelado que tres participantes, probablemente incluido Haydon, recibieron la dosis más alta de la vacuna que se probó y experimentaron reacciones que involucraron todo su cuerpo. Un cuarto voluntario recibió una dosis más baja y tuvo una erupción en el sitio de inyección.
AVISARON QUE PODRÍA CAUSARLE UN SHOCK ANAFILÁCTICO GRAVE
Haydon, gerente de comunicaciones de una universidad, se enteró inicialmente sobre el estudio, que se estaba ejecutando en Seattle, por un amigo que le envió un enlace. Él, junto a otras miles de personas, se postuló para participar y le llamaron 11 días después de que presentó la solicitud.
Para participar tuvo que someterse a un examen físico y rellenar un formulario de consentimiento de 20 páginas. Además, le informaron de que la vacuna podría causarle un shock anafiláctico grave, y no había forma de predecir exactamente cómo respondería su sistema inmunitario a la nueva vacuna.
Haydon había estudiado la investigación de otras vacunas experimentales de Moderna, que funcionan a través de una tecnología completamente nueva que utiliza ARN mensajero, el enviado clave del cuerpo de información genética dentro de las células, y pensó que parecían relativamente seguras. Durante el examen físico, los investigadores le sacaron sangre y, a la semana después, recibió su primera dosis.
Le dieron un registro en papel para anotar cualquier síntoma, un termómetro digital y una pequeña regla para medir cualquier reacción en el lugar de la inyección. Al día siguiente, sintió dolor en el brazo, “como un puñetazo” y tuvo problemas para levantarlo durante unos pocos días. Este dolor fue más acusado en la segunda dosis, con la cual le subió la fiebre, vomitó y se desmayó.
Dado lo que está en juego con una vacuna contra la COVID-19, los efectos secundarios descritos en el lanzamiento de Moderna probablemente se considerarían aceptables, incluso si se observaran en estudios futuros. Los efectos graves sólo se observaron en dosis altas que no se están llevando adelante. La otra vacuna para la que se dispone de datos preliminares causó fiebre en casi la mitad de los receptores.