Al presenciar una plática entre dos especialistas en telecomunicaciones, un escucha neófito sobra igual que ante una discusión entre médicos: en ningún caso entiende ni la mitad. Eso no le sucede a la Diputada por el PRD, Purificación Carpinteyro, una de las pocas voces que entiende y discute sobre estos temas al nivel de los más expertos.
El miércoles 25 se dio a conocer una grabación de espionaje político en la cual esa informada y combativa diputada platica con un empresario también versado en el tema, a quien ella llamó “mi Pepe” (José Gutiérrez Becerril). La experta plantea al interlocutor de manera entusiasta un negocio: “¡Ahora sí nos sacamos la lotería!”. Es uno de telecomunicaciones, exclusivo para gente “Very Select”. Pero alguien interesado en acabar con las críticas de la diputada estaba grabando ilegalmente y filtró el audio.
Carmen Aristegui, quien nunca ha ocultado su simpatía por la Carpinteyro, esta vez se aguantó la “distorsión por cercanía” –esa tendencia a solidarizarnos con alguien sólo por nuestra cercanía personal– y abordó el caso en su matutino. Conversaron al aire y, cuando Carmen confrontó a Purificación con hecho de que estaba iniciando un negocio siendo legisladora, ésta trató de esquivar el bache diciendo que todavía no había negocio, y que no veía conflicto. Aristegui la regresó al centro: siendo partícipe en decisiones que inciden en las leyes de telecomunicaciones, la perredista planeaba participar en negocios de la materia que ella legisla; ahí hay un conflicto.
Y aunque Carpinteyro intentó escabullirse, hay que concederle que asumió su falta sin que hiciera falta presionarla. La diputada lamentó que se recurra a linchamientos mediáticos para detenerla en su labor, lo que Carmen objetó de inmediato. Fue algo tan claro que la señora Purificación entendió y cambió su defensa:
Pidió que si ella se excusaba de la discusión legislativa por tener intereses en negocios vinculados a esas leyes, entonces que también se investigue a fondo y excusen todos los que están en esa misma situación. Pero esa petición es casi un sueño en México. Lo sabe ella y lo sabían quienes filtraron la grabación precisamente en esta etapa de las discusiones, cuando más peligrosa resulta la entrevistada.
Purificación Carpinteyro, quien confesó su enojo consigo misma “por descuidarme cuando nadaba con tiburones”, ayer en su columna del periódico Reforma, ventiló algunos nombres de legistas que tienen obvios interesas en negocios de telecomunicaciones: “Ninfa Salinas, hija de Ricardo Salinas Pliego; Armando Melgar, Presidente de Canal 40; Javier Lozano Alarcón, autor de la Ley Televisa 2; Emilio Gamboa Patrón, impulsor de la Ley Televisa; Gerardo Flores, asesor y ex funcionario de Iusacell; Areli Gómez González, hermana de Leopoldo Gómez, Vice Presidente de Televisa; Mónica García de la Fuente, miembro jurídico de Televisa, entre otros.” -escribió la diputada.
No es la primera vez que vemos una táctica de guerra como ésta. La diputada ha sido colocada -y admite su error- en el centro de un acto de corrupción y, paradójicamente, es invulnerable porque forma parte de esa mayoría que ella tanto atacó. Acorralada a tal punto, o tal vez ya molesta con la incisiva Aristegui, prefirió terminar la llamada fingiendo que se cortó. Es algo verosímil, dado el pésimo servicio de telefonía que padecemos en México –que no se debe a falta de talento ni de recursos, sino a rabietas entre monopolios.
En este incidente la diputada, además de imitar la doble moral descubierta, también hizo suyo el error de no cuidarse del espionaje político. La cegó la emoción de haberse sacado “la lotería”, le embargó la ilusión de ser más rica, de vivir en una casa aún más lujosa que la que ya habita en este país en el que la mitad de la población tiene hambre. Pero ella quiere más de lo que ya tiene, lo que ostenta en los videos que se manda hacer.
Y aquí se acaba el corrido de esta brava dama que comenzó su lucha cuando salió del PAN, destacó por su voz firme y su crítica lúcida, y hoy se tropieza con su propio pie.
