Pitidos por doquier

28/05/2016 - 12:00 am
El silbato servirá "para alertar" cuando existan situaciones de riesgo. Foto: Twitter @ManceraMiguelMX
El silbato servirá “para alertar” cuando existan situaciones de riesgo. Foto: Twitter @ManceraMiguelMX

Poco puedo abonar al escarnio público que se ha hecho a la iniciativa del jefe de gobierno capitalino. Repartir silbatos a todas las mujeres para que llamen la atención cuando están siendo acosadas también me sueña ridículo. Así que me sumo a todos los memes que se han publicado en las redes sociales. No sólo son efectivos sino que divierten.

La pregunta que me ha estado rondando es simple: ¿por qué la propuesta resulta tan ridícula?

Supongo que hay respuestas por doquier. La más socorrida es que la autoridad ha decidido proveer a las mujeres de un instrumento para llamar la atención. Eso no suena tan descabellado. En otros países han tenido éxito iniciativas similares. Claro, pero en esos lugares llamar la atención sirve de algo. Piénsese en el escenario. Un sujeto acosa a una mujer. Ella grita desesperada. Nadie hace caso. Entonces rebusca entre sus cosas, angustiada, el sujeto se está aproximando, es muy probable que la ataque. Encuentra, por fin, el consabido silbato. Pita. De forma casi instantánea, los transeúntes que ignoraron sus gritos acuden a su ayuda. Las autoridades llegan segundos más tarde. Capturan al agresor. Lo apresan y lo condenan. Todo, gracias al maravilloso instrumento de auxilio inmediato.

¿Suena absurdo? Lo es.

Recuerdo, entre brumas, que cuando Peña Nieto propuso la creación del 911, como teléfono para emergencias, muchos la aplaudieron. Alguien, sin embargo (y en verdad lamento no recordar quién), hizo una caricatura en la que se veía a uno de los padres de los 43 desaparecidos llamando a dicho número, con la esperanza de que, por la simple existencia de ese instrumento, pudiera resolverse cualquier crimen.

No es así. Lo que en otros países funciona, aquí suele fallar de manera contundente. Tanto, que se separa a las personas en el Metro. No, no se castiga a los posibles agresores sexuales. Es mejor mandarlos a otros vagones. Es la aceptación de una maldad que, al menor pretexto, aflorará.

El silbato de Mancera servirá de poco (nótese que evadí el albur que tantas alegrías nos ha causado en los últimos días). Sobre todo, porque sólo sirve para llamar la atención y eso, en nuestro contexto, sirve de poco. Piénsese, por ejemplo, en la extraordinaria investigación que hicieron varios periodistas de Animal Político alrededor de los desvíos de dinero en Veracruz. Más de seiscientos millones de pesos. Me gusta poner la cifra para abarcar su magnitud: $645.000.000.00. Es un montón de dinero. Lo descubrieron y lo han hecho público con mucho eco. En otras palabras, han soplado por miles de silbatos al mismo tiempo: un pitido descomunal. ¿Y?

Y nada, suponemos quienes hemos perdido el optimismo. Apenas algunas respuestas que lindan en el absurdo. En este país hacer ruido, denunciar, sirve de poco. Si no lo cree, contabilice los millares de pitidos contra el comportamiento de los integrantes de nuestra clase política. Hay pitidos por doquier, es cierto, pero pocas consecuencias.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.
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