EL IFE: ANTE EL FANTASMA DEL FRAUDE

28/05/2012 - 12:40 am
Leonardo Valdés Zurita

El IFE tiene un rostro impávido, estoico desde donde se le mire, en la cara del consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, quien pocas veces se inmuta durante las largas sesiones extraordinarias del Consejo General. Es como un jugador experimentado de póquer: indescifrable, sin gestos ni ademanes que lo despeinen. Siempre con una sonrisa labrada a puro golpe adverso de cincel verbal. Contrasta el rostro de Valdés Zurita al del consejero Marco Antonio Baños Martínez, quien es toda gesticulación de ojo grande, cuando escucha, y mirada fija, cuando habla; mano al rostro para ocultar la boca cuando analiza la exposición del otro, con quijada en vaivén y bostezos de por medio. Es la ambivalencia, a primera vista, por la que se mueve el IFE y sus nueve consejeros, respaldados por un ejército de asesores (estiman 10 por cada uno de ellos) que constantemente los nutren de información, papelitos y fojas con los post-it de color chillante señalando lo importante, consejos al oído y cifras en estadísticas llenas de contrastes y colores.

En el IFE se cocinan las elecciones del 2012, los resultados por venir y las legitimaciones que amparen un largo proceso que llegará a la hora cero el próximo 1 de julio, a las seis de la tarde, cuando se cierren las 145 mil 256 casillas instaladas a todo lo ancho y largo del país, para elegir un titular de la Presidencia de la República, 500 diputados federales, 128 senadores, seis gobernadores y un jefe de gobierno, 579 diputados locales, 876 alcaldes, 16 jefes delegacionales y 20 juntas municipales. Sin duda, un peso grande que ahora descansa en los argumentos, teorías y jurisprudencia de las ocho cartas cerradas con que juega Leonardo Valdés al póquer. Después de las seis de la tarde de ese 1 de julio comenzarán las horas de la legitimación del proceso hasta cuando la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para aprobar o no el dictamen que contenga el cómputo final y las declaraciones de validez de la elección y de presidente electo. Hasta entonces estarán en la tablita de la incredulidad de medios, partidos y los votantes.

–¿No ocurrirá como en el 2006, cuando se guardaron los resultados y se desató la especulación mediática que terminó en acusaciones de fraude? Pregunta SinEmbargo.mx al consejero Marco Antonio Baños Martínez.

–Antes de las 11 de la noche evitaremos la especulación mediática con los resultados del conteo rápido, independientemente de la diferencia que haya entre los cuatro candidatos a la Presidencia de la República.

–¿Así sea de pocos votos la diferencia?

–Cualquiera que sean los resultados se darán a conocer.

A Baños Martínez  lo respalda su ensayo Transparencia Electoral e Historia: 1988-2008, avances y retrocesos (Memorias y Perspectivas, páginas 91-125) para hablar del tema, en el que da cuenta de los errores del IFE y su pasado, ¿pero –se le pregunta para dejarlo claro– nadie está exento de equivocarse?

–No, nadie, pero el actual Consejo General del IFE ha fortalecido, sobre todo, dos puntos más para evitar lo que pasó en el proceso electoral del 2006. El primero, como lo menciono, dar a conocer los resultados preliminares que provienen de un estudio muy escrupuloso y exacto de lo que podría ser el resultado final; dos, la digitalización de todas y cada una de las boletas electorales y, tres, la depuración de la lista nominal, la cual suma 79.1 millones de mexicanos; una cantidad sin precedentes en la historia del país y casi nueve millones más de mexicanos en edad de votar que en las elecciones presidenciales del 2006.

El consejero electoral Baños Martínez no gesticula en las entrevistas cara a cara. Es más bien serio y formal. Es quien atiende las entrevistas para los medios de comunicación cuando la agenda del consejero presidente Leonardo Valdés, “se satura”, dice Alberto García Sarubbi, director de información del IFE, quien diariamente recibe entre dos y 10 solicitudes de periodistas que quieren hablar con Valdés Zurita. García Sarubbi estima que en la macro sala de prensa que se instalará este 1 de julio para la cobertura de la elección se registren poco más de mil periodistas en las instalaciones centrales del IFE mientras que se darán 17 mil acreditaciones a medios en los 300 distritos del país. Un hervidero de medios y reporteros para tan pocos declarantes.

 

AMBIENTE TENSO


Las últimas sesiones extraordinarias del Consejo General del IFE han venido del tono ríspido, de confrontación y descalificación, a intervenciones más cercanas a las coincidencias. De un lado, en la parte principal de la mesa en forma de U, en la que se muestra al interior el tradicional diseño de filas de 13, 11 y ocho, de macetas con plantitas de hojas abiertas y puntiagudas, los nueve consejeros electorales encabezados por Leonardo Valdés: Marco Antonio Baños Martínez, Lorenzo Córdova Vianello, María Macarita Elizondo Gasperín, Alfredo Figueroa Fernández,  Sergio García Ramírez, Francisco Javier Guerrero Aguirre, María Marván Laborde y Benito Nacif Hernández, mientras en la parte media, de ambos lados, se han colocado a los siete consejeros del poder legislativo y en las últimas sillas a los siete representantes de los partidos políticos ante el IFE. Estos 14 miembros no tienen derecho a voto, pero sí ejercen una presión constante desde la voz, para entrar en largas discusiones, al menos en las últimas 20 sesiones extraordinarias de este año y que han sido un ejercicio de ping pong, de dimes y diretes, con acuerdos al final.

Se juegan, como lo ha dicho el consejero Pablo Gómez, “los criterios” del IFE, porque “habría que tener el cuidado de no convertir al Instituto Federal Electoral en un instrumento del Tribunal Electoral cuando conviene y en el niño respondón cuando también conviene porque esta ambivalencia, esta mala manera de  establecer relaciones institucionales no lleva nunca a nada”. El senador perredista Pablo Gómez se ha convertido en el parlamentario que lleva la voz cantante en algunos debates y ha puesto el dedo en las íes, con confrontaciones directas a los consejeros y al secretario del Consejo con preguntas que los han puesto contra la pared: “¿Qué parte fue la que no entendió?”. Todos callan, y ríen cuando lo dice.

Cada representante de partido tiene frente a ellos, sobre la mesa en forma de U, un cubito con el logo de su partido. Del lado derecho, el perredista Camerino Eleazar Márquez Madrid y el priista Sebastián Lerdo de Tejada, se presumen sus blackberry, se muestran documentaciones, hablan, se sonríen, podrían carcajearse en algún momento, pero cuando piden la palabra se confrontan, se descalifican, se miran como se miran los enemigos. El del PRI, por supuesto, defiende a Peña Nieto y ataca a perredistas y panistas, según sea el caso; el otro, por antonomasia, defiende a López Obrador, argumenta, ofrece recortes de periódicos, cita artículos, precisa lo que considera imprecisiones y pocos minutos después vuelve a sonreírse con Lerdo de Tejada, en cortito.

El panista Rogelio Carbajal Tejada no puede permanecer más de media hora sentado en su lugar. Ve a sus opositores del otro lado de la mesa. Constantemente se para, va y viene, se sienta con su asesores que bien podrían ser guardaespaldas, escucha, se peina. Pide cacahuates a la edecán, en el primer tiempo de la mañana, los toma como si comiera caviar; luego, agua y al final, ya en la tarde, como los otros miembros del Consejo General del IFE celebran la entrada de las palomitas al menú. Para entonces ya descalificó y confrontó a Lerdo de Tejada, a Márquez Madrid, ya dio la razón a consejeros, ya habló los 10 minutos de la primera ronda; los cinco minutos de la segunda ronda y los tres minutos de la tercera. Todos tan campantes. Se felicitan, se descalifican y se aprueban. En este río de voces, de preguntas y confrontaciones, Leonardo Valdés no pierde el estilo. Siempre ve a quien habla, atento, mientras una persona, elegantemente vestida, atrás del consejero presidente, permanece atenta al reloj de las intervenciones. Cuando faltan algunos segundos baja raudo y ligero, tarjeta blanca en mano, la entrega a Leonardo Valdés con disimulo, por un costado, quien a su vez la muestra a quien esté hablando para señalarle que se ha pasado del tiempo reglamentario. Hasta en eso marchan sincronizados porque el consejero presidente jamás se distrae para ver el reloj ni está atento en esas nimiedades.

Luego, cuando el debate ha crecido, se han negociado posiciones, se han visitado de silla a silla, han pasado al lobby de las coincidencias, el secretario del Consejo General toma la palabra, cuando se consideran agotados los puntos de discusión para preguntar:

“Señoras y señores consejeros electorales, se consulta si se aprueba  en lo general el proyecto de resolución del Consejo General del Instituto Federal Electoral identificado en el orden del día como el apartado tal y tal, tomando en consideración la fe de erratas circulada previamente y los resolutivos…  los que estén por la afirmativa, sírvanse levantar la mano, por favor.  Aprobado en lo general, con estas consideraciones, por unanimidad, consejero  presidente. .. etcétera”.

 

LAS SUSPICACIAS

–¿El fantasma del fraude sigue pululando en el IFE? Se le pregunta al representante del PRD ante el IFE, Camerino Eleazar Márquez Madrid.

–Nada está escrito, el fantasma prevalece. Responde, lacónico, mientras se sumerge otra vez en el hilo del debate del Consejo General.

Para el perredista Márquez Madrid el conteo rápido que se dará a conocer antes de las once de la noche del 1 de julio, el cual se basa en una muestra de resultados de 7 mil puntos estratégicos de los 300 distritos del país, no representa una garantía para evitar suspicacias, porque es una muestra y, por lo tanto, “no da certezas ni sustentos jurídicos” para validar la elección próxima.

Sin embargo, el representante del PRI ante el IFE, Sebastián Lerdo de Tejada, opina que “vamos hacia un 2012 sin el fantasma de fraude electoral”. Por alguna u otra razón, pero el PRI, puntero en las encuestas electorales, ahora avala estas tres directrices en las que dice el IFE se sustenta la certidumbre y los criterios de elecciones “sin suspicacias”. Habla, por ejemplo, de las 60 mil inconsistencias detectadas en la lista nominal pero reconoce que la digitalización de actas permitirá pasar al conteo de voto por voto, en caso necesario.

Sebastián Lerdo de Tejada

–¿Hay certidumbre para el PRI? Se le pregunta para precisar.

–Sí, efectivamente. Responde.

También, entrevistado por SinEmbargo.mx, Rogelio Carbajal Tejada, representante del PAN ante el IFE, coincide en que el conteo preliminar dará certidumbre a las elecciones de julio próximo, que la digitalización permitirá tener los comprobantes en caso necesario para legitimar sin lugar a dudas las elecciones y que la lista nominal, salvo algunas inconsistencias, es confiable. Pero, agrega un cuarto y quinto punto que para él son importantes con base en las experiencias de elecciones pasadas y que tienen que ver con la nulificación de votos:

“Primero, la capacitación electoral de dos millones y medio de ciudadanos capacitados, para que sepan actuar sobre la nulificación de votos o no, porque tenemos dos coaliciones que deben ser atendidas, desde la casilla, con certidumbre al momento de contar los votos. Y, segundo, el llamado a la Secretaría de Gobernación para que ofrezca seguridad pública en algo así como mil puntos de riesgo diseminados en el país”.

Los tres representantes de los partidos políticos más importantes en la contienda electoral de julio próximo coinciden en que la seguridad es un asunto que distinguirá las elecciones en este 2012, de ahí que el Consejo General del IFE esté muy atento en el análisis y debate de las denuncias o propuestas para garantizar elecciones seguras, además de la confianza que debe prevalecer durante y después del proceso.

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