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Jorge Zepeda Patterson

28/04/2024 - 12:05 am

Pensándolo bien | Segundo debate, qué ver

“La mecánica del debate, necesariamente fragmentado en pequeñas cápsulas entre tres candidatos empeñados en el intercambio de golpes y en “la venta” de sus propios atributos, no es el mejor lugar para saber realmente cómo gobernarían”.

“Los candidatos están convencidos de que se juegan algo importante, lo cual termina sometiéndolos a una enorme presión”. Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro

Salvo que usted crea que un debate puede cambiar masivamente la intención de voto de la población, la razón para ver el segundo encuentro entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez sería la curiosidad o, de plano, el morbo. En teoría un ciudadano responsable diría que es importante seguirlo porque es la oportunidad de conocer las propuestas de las candidatas sobre economía, desigualdad social y medio ambiente, temas a tratar en esta ocasión. Pero no podemos ser ingenuos. La mecánica del debate, necesariamente fragmentado en pequeñas cápsulas entre tres candidatos empeñados en el intercambio de golpes y en “la venta” de sus propios atributos, no es el mejor lugar para saber realmente cómo gobernarían respecto a estos temas. Lo que expresarán al respecto será una lista de promesas y buenas intenciones destinadas a llamar la atención.

Pero esto no quiere decir que no sea un espectáculo interesante. Primero, porque los candidatos están convencidos de que se juegan algo importante, lo cual termina sometiéndolos a una enorme presión. Sus equipos se devanan los sesos para dar con frases triunfadoras, golpes devastadores sobre sus rivales, defensas imbatibles, gambitos y enroques, dignos de una estrategia ajedrecista. Luego practican el tono y el gesto que les haga lucir lo más presidenciable posible. La coreografía de sus movimientos es definida en conciliábulo para encontrar la manera más ágil de presentar láminas, evitar colocarlas de cabeza y no perderse debajo de la mesa en búsqueda de la enésima prueba de la noche. Sus atuendos, peinados y accesorios son materia de debate en los cuartos de guerra con la seriedad que le otorgaría una novia a su vestido de boda.

En lo que respecta a Claudia, habría dos temas a seguir, para efectos del morbo político. Uno, la manera en que reaccionará a la supuesta molestia de Palacio Nacional. Existe la percepción de que Andrés Manuel López Obrador habría preferido una mayor defensa de los logros de la 4T de parte de su candidata, ante preguntas críticas que, implícitamente, cuestionaban al sexenio en curso. En el Primer Debate, Sheinbaum prefirió validar su experiencia y logros como Jefa de Gobierno en la Ciudad de México para argumentar su potencial como Presidenta. Una actitud correcta para quien está buscando los votos del auditorio, pero no necesariamente la mejor desde la perspectiva del Presidente, quien dedica buena parte de sus afanes a construir la noción de haber encabezado un sexenio que será parteaguas en la historia nacional. Y en cierta forma el tabasqueño tiene razón; Sheinbaum será Presidenta porque es una buena candidata y posee méritos propios, pero sobre todo porque es la abanderada de un movimiento político que goza de una aprobación superior al 60 por ciento, resultado de estos cinco años de Gobierno. Podemos estar seguros de que esta noche ese será el énfasis, a diferencia de la edición anterior.

Otro tema a seguir con respecto a Sheinbaum será su actitud hacia Xóchitl Gálvez. Resultó una sorpresa que en el Primer Debate haya realizado tantas alusiones personales a su rival. Por lo general, quienes llevan mucha delantera en las encuestas prefieren ignorar a quien corre por detrás para no darle mayor protagonismo “subiéndolos al ring”. Xóchitl estaba obligada, obviamente, a intentar sacar de equilibrio a Sheinbaum: un exabrupto o un desliz capaz de hacerse viral o el llamado golpe noqueador que da paso al escándalo. Pero según las normas no escritas de la política, quien encabeza la carrera en teoría sólo debe ver a la meta, lucir presidenciable y no voltear hacia atrás. Sin embargo, Claudia prefirió defenderse atacando. Es cierto que resultó vencedora según los analistas del Primer Debate, aunque no sé si eso contribuyó en algo. El caso es que siempre es un riesgo enzarzarse en un tira a tira con un rival cuando hay tanto en disputa. El equipo que gana 2 a 0 suele preferir que la pelota se juegue en la media cancha y no en ida y vuelta entre las dos porterías. ¿Mantendrá la estrategia del ataque o será más prudente?

Por lo que respecta a Xóchitl, la curiosidad proviene de los cambios que ha prometido para este Segundo Debate. “Seré yo misma” ha dicho, lo cual no deja en claro a sus seguidores si eso es motivo para entusiasmarse o para preocuparse. Asegura que en esta ocasión no hará caso de los asesores que la instruyeron de qué decir o cómo vestirse. El problema es que salvo el huipil acostumbrado es difícil saber de qué habla cuando hace alusión a una Xóchitl en estado puro. ¿La Senadora del espectáculo importunando a colegas metida en una botarga de dinosaurio? ¿La experta en computación y empresaria de consultoras de edificios inteligentes? ¿La candidata de los programas sociales que intenta rebasar a Claudia por la izquierda para preocupación del PAN que la regentea? El problema con Xóchitl es que se ha enfundado en tantas facetas que cuesta trabajo entender cual es la verdadera. Dudo que la veamos esta noche, pero vale la pena ver cuál de todas estas escogerá desplegar en esta ocasión.

De lo que no hay duda es que Xóchitl volverá a intentar a toda costa la denuncia que haga la diferencia, la etiqueta devastadora que logre instalarse en la imagen de Sheinbaum, el insulto que haga trastabillar de fea manera a la hasta ahora imbatible candidata de Morena. Lo de la “dama de hielo” o la “falta de corazón” no funcionó; los supuestos papeles de Panamá de una tía tampoco. La pregunta es ¿qué soltará ahora para conseguir el famoso nocaut que sus asesores le están pidiendo?

Y, por último, está Jorge Álvarez Máynez, el candidato de MC, sin ninguna posibilidad de competir, pero cuyo potencial de crecimiento puede hacer aumentar o disminuir ligeramente la distancia entre las contendientes. En realidad, la única intriga respecto a su comparecencia esta noche es si mantendrá la sonrisa congelada durante dos horas o tomará algún descanso. Hagan sus apuestas.

@jorgezepedap

Jorge Zepeda Patterson
Es periodista y escritor.

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