Artes de México

El otro muralismo. Rótulos comerciales

28/04/2019 - 12:03 am

México ha tenido grandes muralistas, sobre todo posteriores a la Revolución, que plasmaron escenas nacionalistas. Este tipo de obras han trascendido a través del tiempo por su gran técnica y por su importante documentación histórica plasmada en color. El muralismo popular es lo opuesto: no es monumental, no retrata verdades universales, ni enmarca escenas gloriosas; su propósito es meramente comercial y forman parte entrañable del panorama citadino. Es precisamente esta tradición alrededor de la cual gira El otro muralismo: rótulos comerciales, número 95 de la Revista de Artes de México.

Ciudad de México, 28 de abril (SinEmbargo).- ¿Qué sería de las ciudades mexicanas sin los rótulos que adornan tienditas, tlapalerías, tortillerías y carnicerías? Mensajes ingeniosos y coloridos, caricaturas burlonas, a veces grotescas o albureras; murales populares que nos obligan a mirar el negocio que promocionan y que demuestran el ingenio y agudeza característicos del mexicano. No podemos no mirar, no sonreír ante los cerditos que se cocinan a sí mismos en las entradas de las carnitas o ante los pulpos que nos ofrecen productos del mar en las marisquerías. Los rótulos, muchos ya desgastados y mohosos, forman parte del paisaje urbano y de la cotidianidad de nuestras ciudades

México ha tenido grandes muralistas, sobre todo posteriores a la Revolución, que plasmaron escenas nacionalistas. Este tipo de obras han trascendido a través del tiempo por su gran técnica y por su importante documentación histórica plasmada en color. El muralismo popular es lo opuesto: no es monumental, no retrata verdades universales, ni enmarca escenas gloriosas; su propósito es meramente comercial y forman parte entrañable del panorama citadino. Es precisamente esta tradición alrededor de la cual gira El otro muralismo: rótulos comerciales, número 95 de la Revista de Artes de México. Este volumen, además de ser un interesante trabajo documental sobre rótulos en distintas ciudades mexicanas, recoge varios textos acerca del tema. Nos encontramos con artículos de José Emilio Salceda, Anamaría Ashwell, Enrique Soto Eguibar, Rafael Vargas, María Luisa Cárdenas, Giovanni Troconi, Martín M. Checa Artasu, María del Pilar Castro Rodríguez, Hans Christian Andersen y un ensayo fotográfico de Rafael López Castro. Como es costumbre, la Revista Artes de México presenta un número maravillosamente articulado.

Víctor Espinosa. Foto: RAM.
Pedro Tzontémoc. Foto: RAM.
Foto: RAM.

Las paredes “grafiteadas”, las bardas coloridas y, en general, un paisaje gráfico abrumador configuran las ciudades mexicanas. Los rótulos, siempre al servicio de un tipo muy particular de marketing y publicidad, recogen un imaginario colectivo ya en decadencia, pero profundamente característico de la idiosincrasia mexicana. Como señalan Martín Checa Artasu y María del Pilar Castro Rodríguez: “el resultado es una elevada contaminación gráfica, un exceso de mensajes con significados a discernir y una promiscua congestión visual”. La revista aborda distintos temas acerca de las implicaciones de este tipo de arte que constituye un elemento habitual para los mexicanos. “Satíricos, mordaces, transgresores, sarcásticos o simplemente graciosos” es como describe José Emilio Salceda a los dibujos de cerdos en bikini, mujeres exuberantes, crustáceos entusiastas, toros expresivos y demás personajes de los rótulos.

Es innegable la tradición carnavalesca en los gráficos del muralismo popular, así como carnavalescas lo son las ciudades mexicanas: coloridas, sucias, sórdidas, llenas de contrastes y apabullantes. Ya señalaba Bajtín que la risa y la sátira son formas eficaces de acercarse al espectador y que el carnaval es el espacio en el que el orden de la naturaleza y la lógica se invierte para dar lugar a lo absurdo e irracional. ¿Qué de racional tiene una ciudad como la capital de nuestro país, con toda su luminosidad y su miseria? Sin duda, México es un país lleno de heridas que siempre encuentra humor en las tragedias, que se burla de sus propios pesares. Los rótulos son un ejemplo de esto, pues “se ríen con nosotros y de nosotros, pero sobre todo, se mofan de sí mismos”; expresiones festivas que se regodean en su marginalidad y contingencia; declaraciones ácidas y sarcásticas ante las desgracias de un tercer mundo en la era del capitalismo.

Pulquería. 1921. Foto: RAM.
Enrique Soto. Foto: RAM.
Enrique Soto. Foto: RAM.

Los rótulos son paradójicos porque su propósito es meramente comercial y publicitario, pero a la vez evocan un mundo ⎯ya a punto de perderse⎯ en el que bastaba atravesar una calle para llegar a la tiendita de la esquina o caminar unas cuadras para ir a la peluquería o la carnicería o la farmacia. Cada vez abundan más y más las marquesinas de luz blanca, los espectaculares de luz neón y una estética fría e impersonal característica de los centros comerciales o supermercados modernos. Pero México está en el borde entre dos mundos: el de la asepsia de las tiendas de autoservicio y el de los muros pintados a mano ⎯ que poco a poco van siendo remplazados por anuncios impresos, por plástico, por publicidad impersonal que está hecha para durar. Como menciona Anamaría Ashwell, los rótulos conforman una estética valiosísima creada no por un pintor sino por un pueblo entero: una forma de expresión pictórica que, sin pretender ser arte, terminó siendo un símbolo entrañable de nuestra propia identidad como mexicanos.

Este texto, en su versión original se reproduce en el número 95 de la Revista Artes de México, El otro muralismo. Consigue la revista a través del siguiente enlace y descubre más sobre el arte urbano.
https://catalogo.artesdemexico.com/productos/el-otro-muralismo/

Ghada E. Martínez
Egresada de la licenciatura en Escritura Creativa y Literatura por la Universidad del Claustro de Sor Juana. En 2017 fue asistente editorial de la antología Motivos de sobra para inquietarse publicada por Libros Pimienta. Seleccionada para participar en el programa Elipsis México 2018, en el área de Escritura Creativa, organizado por el British Council en colaboración con el Hay Festival Querétaro. Actualmente forma parte del Women’s Creative Mentorship Program de la Universidad de Iowa. Es autora de una colección de cuentos titulada Sapos en la lluvia.
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