Como simples espectadores

28/02/2015 - 12:00 am

Los delincuentes de cuello blanco se pasean ante nosotros airosos, indolentes y sobre todo –lo peor– impunes. Primero, una revisión parcial a gastos de la Cruzada Contra el Hambre arroja un desfalco de 396 millones 838 mil pesos en globos y gorros reportados pero no comprados. Luego los Senadores, que se rebajan el sueldo… ¡en 100 pesos! No, bueno.

La cereza del pastel esta semana la puso la Senadora Arely Gómez, hermana del Vicepresidente de Noticias de Televisa, quien pegó el “chapulinazo” de Senadora a Sub-Procuradora General de Justicia, al dejar esta dependencia Jesús Murillo Karam. Poco tiempo pasará antes de que Gómez suba el siguiente peldaño y se convierta en la Fiscal de la Nación, con el beneficio directo para el consorcio televisivo más poderoso del país. Lo obvio de la maniobra es una desvergüenza.

En su discurso de despedida, la entonces Senadora Arely Gómez se despidió de sus “amigos” con un agradecimiento personalizado. Dos observaciones: no les pagamos para que vayan a hacer amigos en las cámaras ni en las dependencias, sino para trabajar (¡sorpresa!) por el bienestar de los mexicanos; por otra parte, hay quienes sospechan –entre ellos yo– que el hecho de que la senadora personalizara su despedida no fue una cortesía, sino un dedo que señaló: “Tú, tú, tú, tú,… y tú, alístense porque seguiremos siendo aliados.” Agarrémonos: la justicia de la nación en manos vinculadas a Televisa.

Ya no sabe uno ni qué decir; porque hacer algo, imposible. Cada día se nos cierran más puertas, incluso algunas que ni sabíamos que existían, de tanta oscuridad que hay. Nada más vemos todo lo malo que nos hacen a diario como si estuviéramos ante una película, sin poder hacer algo por cambiar esta carrera cada vez más veloz hacia la fregada.

Lo peor es que estamos en papel de testigos mudos. Dan ganas de llorar, sobre todo porque nosotros –los mexicanos a nivel banqueta– somos quienes pagamos todo el circo con las horas de vida que pasamos trabajando. No somos “contribuyentes” porque no contribuimos a la corrupción, ni al reparto de puestos, ni a la impunidad, y por supuesto que nos negamos desde nuestras raíces a ser contribuyentes de la podredumbre que nos aniquila como nación. Somos, para decirlo claro, PAGADORES DE IMPUESTOS. Nada de “contribuyentes”.

Cuando a los que exprimen al país les parece poco el dinero que se llevan y les crece la avaricia, recurren a lo fácil: más impuestos a los ciudadanos de a pie. Incluso a multas forzadas. Pero con el nivel de ingresos que tiene la base de la pirámide socio-económica mexicana, ya ni para multas y “contribuciones” alcanza.

Y en medio de esta catástrofe estamos nosotros, como simples espectadores.

en Sinembargo al Aire

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