¡A la esclavitud y más allá!

28/01/2014 - 12:00 am

En todas las reformas estructurales los que han salido perdiendo son los asalariados, como clase o como grupos gremiales. No hay lucha de clases, es el asalto de los burgueses a los escasos patrimonios de los trabajadores. El despojo de lo poco que habían acumulado, comenzó con Miguel de la Madrid, primero fueron por el salario real.

Salinas de Gortari y Silva Herzog, entonces funcionarios de Miguel de la Madrid, promovieron en 1984 una fórmula macroeconómica para detener la inflación, frenando el incremento de los salarios y seguir pagando la deuda externa con tazas de interés variable totalmente injustas.

Vinieron los terribles topes salariales. Para que tengamos una idea de lo que eso significó, en 1982 con un salario mínimo diario se podían comprar $11:00 dólares. Hoy solo alcanza para $4.50, y los dólares también se han depreciado hasta un equivalente a $15.00 por aquellos $11.00 del 82. Es decir ,que si hubieran respetado el salario mínimo real, hoy los niveles más bajos, serian de $195.00 pesos.

Eso ganaban los trabajadores, y peones entonces, y había muy buenas ganancias para los empresarios. Destacaban, Altos Hornos, Cd. Sahagún, Tlalnepantla, Vitromex, las cerveceras, había maquiladoras, se usaban los Bochos, se consolidaba el capital financiero mexicano, y los trabajadores veían mejorar poco a poco su situación.

López Portillo le apostó su resto al petróleo, pues se vendía arriba de $60 dólares el barril, y repentinamente el precio internacional del energético cayó hasta 11.00 dólares o menos, se vino la debacle que termino con la venta de todo el patrimonio paraestatal, el enriquecimiento de Slim, Salinas de Gortari, y todas las 100 familias VIP del México actual.

Todo eso se pagó con la pérdida del valor de los salarios y de todo lo indexado al mismo. Ahora todos los “ricotototes” venden productos extranjeros made in México, cerraron sus fábricas, porque les conviene más la venta de mano de obra barata.

Perdimos salarios, sindicatos, empresas gubernamentales que ocupaban mucha gente para poder aumentar el salario de los altos funcionarios del gobierno, porque lo demás no funcionó.

También vinieron por las tierras de los ejidatarios, las hicieron propiedad privada, muchos las vendieron, se tomaron el dinero en una borrachera de meses y terminaron de desempleados en los miserables cinturones de miseria, dejaron de producir maíz para producir uno que otro delincuente y trabajadores que se rentan por 600 pesos a la semana menos.

Después pelearon como fieras para debilitar la estabilidad laboral de quienes al final pagaron todas sus deudas, la más grande de ellas y que a algunos hizo millonarios a costa del dinero del gobierno, fue el FOBAPROA.

Y ahora la emprendieron contra los maestros, los electricistas del SME los del IMSS y contra todo aquel asalariado que haya podido ganar un salario y prestaciones más o menos dignos. Los trabajadores petroleros están en la fila a la guillotina.

Si acaso les quedo algo a ciertos gremios, con el mito de la aristocracia obrera, como si todos fueran Deschamps o Elbas Gordillos, van a terminar poco a poco con las prestaciones de los que lograron sostener su mejor nivel de vida. Pero “no tienen llenadera”, como decía mi abuela cuando llevaba la comida a los cerdos.

Ahora vienen por el IMSS, primero inventaron el Seguro Popular y poco a poco han ido forzando a grupos débiles, desorganizados o de Asociaciones Civiles a que lo acepten como opción de salud laboral. En Chihuahua, todos los empleados de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y miles de burócratas del estado, somos atendidos por el Seguro Popular en nuestras enfermedades. Algunos preferimos al Doctor Simi, cuando no se necesita Terapia Intensiva.

Al Seguro Social lo han administrado igual que a PEMEX a propósito para quebrarlos. Son quiebras fraudulentas, y ahora anuncian el Sistema Universal de Salud, para todos los asalariados y no asalariados. Pero la Alternativa no es la mejor opción, que dígase lo que se diga, es el IMSS, sino que pronto todos tendremos seguro popular para todos los mexicanos, menos para ellos que pueden comprar coberturas de servicios médicos mayores. Y a los que empobrecieron hasta la miseria, ahora les ofrecen ser cruzados por el hambre.

¿Qué diferencia hay entre este futuro socialmente apocalíptico y la esclavitud? Que entonces por lo menos el Señor tenía la obligación de mantener a sus esclavos como a los bueyes, y hoy hay muchos bueyes, perros, vacas y caballos que comen mejor que los trabajadores asalariados y el patrón no tiene la obligación con los que ya desocupó.

Por eso hay quienes prefieren meterse a las Autodefensas, a ver si tienen la suerte de que le toque un tiro en la cabeza, no vaya a ser que queden heridos, y entonces si resulta peor.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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