Estado de Derecho para todos

28/01/2013 - 12:02 am

En un país con exceso de diagnósticos como el nuestro, existe ya cierto consenso sobre la urgencia de que se deben producir cambios estructurales que nos permitan crecer y convertir a México en esa promesa de nación que se resume en la frase-lugar común: “tenemos todo para ser grandes”.

Entre esos cambios estructurales se destaca el hacer de México una nación donde impere el Estado de Derecho, es decir, el respeto y apego a la Constitución y al conjunto de leyes que norman al poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial.

Estando de acuerdo en esto, hay que reconocer que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dado un paso importante en este sentido con la resolución del caso Florence Cassez al determinar que ahí se violó el derecho al debido proceso judicial. No ha sido, evidentemente, un fallo que le haya dado popularidad a la Corte. La andanada en su contra ha sido tremenda y ha puesto en evidencia, al mismo tiempo, que la defensa de los derechos humanos –ya no desde el activismo, sino incluso desde las instituciones– es un asunto que interesa y es apoyado sólo por una minoría, lo cual es preocupante en un momento histórico tan marcado por la violencia y el crecimiento exponencial de amenazas a la seguridad de las personas.

Se oye a muchos decir con sorna que ahora resulta que el fallo a favor de Cassez nos puede beneficiar a todos, pero en realidad así es. En la torcida lógica de los detractores de la Corte se dice que “los ministros ya le enseñaron el caminito a los criminales para salirse de la cárcel, será suficiente con que argumenten que hubo violaciones a sus garantías procesales para que salgan libres”. Digo lógica torcida porque no podemos estar a favor del Estado de Derecho a veces sí y a veces no. Porque el caminito que están marcando los ministros es para que lo sigan los policías, ministerios públicos, procuradores Generales de la República de ahora en adelante y todo el sistema de procuración e impartición de justicia en México. Es para que entiendan que si siguen cometiendo atropellos en las detenciones de presuntos culpables y pasando por encima del Estado de Derecho que protege a todas las personas en el mundo civilizado, estarán regalándole impunidad a los verdaderos criminales, seguirán haciendo más grandes las rendijas para que puedan escapar trepados en las propias espaldas de las autoridades. Ese es el caminito que debemos cerrar.

Ya ha dicho los penalistas que este caso es equivalente al caso “Miranda contra Arizona” que dio lugar a un fallo histórico de la Corte Suprema en Estados Unidos en 1966, vigente hasta la fecha y popularizado en las series policiacas de aquel país. Ernesto Miranda, de origen mexicano, era un criminal por los cuatro costados, tenía todo un compendio de delitos que iban desde el robo a transeúnte hasta la violación y el homicidio. A nadie le cabía duda de su culpabilidad y peligrosidad. Pero su defensa logró probar que se violó su derecho al debido proceso al momento en que fue detenido al obligarlo a firmar una confesión bajo presiones. Ese grave error de la policía le abrió las puertas de la cárcel, sin embargo dio lugar a una revolución en el sistema judicial estadounidense cuando se entendió la lección de la responsabilidad básica y al mismo tiempo enorme que tenían las autoridades, de advertir a los presuntos culpables sobre sus derechos procesales.

La frase popular en la cultura televisiva que ya nos sabemos gracias a las series policías de Estados Unidos tipo La Ley y el Orden o CSI Miami deriva de la “Advertencia Miranda” y va más o menos así:  “Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga será usado en su contra en un tribunal, también tiene derecho a un abogado…”. En la vida real, los uniformados están obligados a recitarla y tienen a la mano las traducciones de esta advertencia en varios idiomas para que no haya pretexto de que el inculpado no entiende lo que le dicen. Más aún, si no lo hacen incurren en grave falta y pueden ser sancionados. Es un candado a la impunidad.

Las producciones en los medios, cine, televisión, teatro o el que sea, reflejan en gran medida a la sociedad en la que se crean. Será por eso que en las películas y series mexicanas la frase que ya sabemos que dirá el policía al momento de “apañar” al delincuente va más o menos así: “Ahora sí ya te cargó la chingada, de esta no te libras…”.

Tendremos indicios de que las cosas están cambiando en México en términos civilizatorios cuando en las escenas policías de televisión y en los cines empecemos a escuchar algo tipo la “Advertencia Miranda”, sin embargo, todo indica que no será en el futuro inmediato.

Sin Estado de Derecho será imposible lograr el anhelo de la inclusión y muchos otros que le cambien el rostro a esta nación para bien de todos.

Libertad Hernández / dis-capacidad.com
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