LORETTA NAPOLEONI: “DEJAR EL EURO, BUENO PARA GRECIA”

22/06/2012 - 12:00 am


Durante el último debate oficial, uno de los candidatos, Gabriel Quadri, se sacó de la manga un tema que anda en boca del mundo: China; sugiriendo que era importante comenzar alianzas financieras con el país que es ya la primera economía mundial, según reportes del mes de junio del 2012 de Pew Research Center of Washington. Sin embargo, China ejerce una economía de Estado que combina elementos capitalistas y comunistas, que, con frecuencia, incluyen un desdén por las libertades individuales. ¿Este modelo conviene a Latinoamérica?

Loretta Napoleoni (Roma 1955) es economista y ha trabajado para el Fondo Monetario Internacional, y el Chase Manhattan; ha sido consultora de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en Inglés); y desde el atentado al World Trade Center de Nueva York se ha especializado en investigaciones sobre el financiamiento a grupos terroristas y banqueo internacional de dinero. Su más reciente libro es Maonomics (Paidós, Barcelona 2011), en el cual analiza cada uno de los aspectos de la economía en China, desde su energía renovable hasta sus problemas democráticos, pasando por su fabricación mediática en el imaginario occidental. En entrevista con Sin embargo responde sobre cómo se vive realmente el sistema económico de China y si conviene a países como México.

—¿Cómo es el modelo económico chino?
—Es un modelo de capitalismo muy similar al de la Revolución Industrial. Pero en un contexto político que es un contexto muy moderno. Es un contexto de un régimen que fue comunista y que hoy se puede decir que es un régimen de capitalismo de Estado que tiene un fuerte control por parte del gobierno, y muy fuerte sobre algunos aspectos de la economía como es el sistema financiero.

—La economía china controla buena parte de la banca, en México hubo un intento similar al nacionalizar la banca, pero hemos vuelto a su forma original: la privatización.
—En el modelo chino ha funcionado muy bien porque los bancos nacieron como bancos de Estado, ellos no tuvieron que regresar a ningún modelo viejo, en China hay un desarrollo lineal, pero eso no significa que aquí en México no se puedan hacer otras cosas. Por ejemplo, en Australia el sistema de los bancos no es tan abierto como lo es en Estados Unidos o en México. Allá han mantenido algunos controles que al final han hecho muy bien a su economía. Australia no ha sufrido tanto como otros países, después del 2008, como tenían un sistema no completamente abierto, la especulación no fue tan grande como en España, por ejemplo. Hay modelos que puede ser más o menos controlados.

—Pero en Occidente ya no se quiere estar bajo un sistema de control externo, ¿usted cree que si Grecia, por ejemplo, se saliera del euro, podría emerger económicamente?
—Por supuesto, salir del euro sería bueno para Grecia, para España también, para Italia Portugal, e Irlanda, que son los países que están en una crisis profunda. Salir del euro podría significar salir de la crisis. Por supuesto el impacto inmediato va a ser tremendo, pero lo que los países más poderosos están haciendo con la economía también es tremendo también. El problema es que el neoliberalismo no tiene como fin un cambio radical de la economía; los países ricos quieren una política de austeridad sin cambiar el problema estructural sistémico de la economía, que es que el euro es la misma moneda que se utiliza lo mismo en Alemania que es la economía más fuerte de Europa y el segundo exportador en el mundo, y en Grecia que es un lugar donde la economía está colapsando.


—¿Ha fracasado la Unión Europea?
—Sí. Ese es un fracaso del concepto de una Europa donde hay una economía que es la misma en todos los países. El problema es que la visión de Europa fue muy grande y ambiciosa, los europeos querían crear los Estados Unidos de Europa, similar a los Estados unidos de América, pero en realidad no lo pudieron hacer, porque para eso se necesita una integración política y fiscal que los europeos no quieren. Y creo también que un problema muy importante en esta progresiva unión es el idioma: hablamos idiomas diferentes y en Estados Unidos, hablan un idioma único, y la cultura es una cultura de identidad nacional, la nuestra, en cambio, es una cultura de identidad de cada uno los países, y ese el mayor problema, han hecho el euro, pero no han hecho la cultura que necesitamos para sostener el euro.

—¿Qué relación tiene la economía con la cultura?
—Es un asunto muy importante. La economía es una manifestación de la cultura, a los chinos les gusta el sistema que tienen hoy porque la cultura china es un cultura de cinco mil años y el Emperador tiene no tiene otro compromiso que gobernar el país muy bien, y cuando no lo hace, se cambia el emperador. Esa es su cultura y sigue funcionando durante el régimen actual. Los europeos tenemos una cultura muy distinta que es la de siglos y siglos de lucha entre nosotros, entonces una moneda única no se puede crear sin cambiar la actitud que tenemos unos con los otros: los alemanes consideran a los griegos como gente que no trabaja, y los griegos consideran a los alemanes como gente que quiere imponer su visión.

—¿De verdad los chinos prefieren el progreso económico a tener ciertas libertades individuales?
—Hay manifestaciones, tensiones sociales localizadas, como el problema del medio ambiente, y el gobierno ha hecho reformas en esta dirección, pero en general los chinos están contentos porque tienen un crecimiento muy elevado, hay una riqueza que se mueve desde la costa hacia el interior y la gente aprovecha este desarrollo. Si lo comparamos con la sensación que tienen los europeos de su propia economía, le puedo asegurar que los chinos viven y se sienten mejor. Por supuesto nadie piensa que el modelo chino es perfecto, pero ahora, en este contexto, marcha muy bien.

 —¿Los europeos elegirían también un mayor desarrollo económico y darían a cambio el recorte de ciertas libertades civiles?
—Yo creo que actualmente los europeos no tienen las libertades civiles que tenían antes, si ve la situación en Grecia, a los griegos se les prohibió hacer un referéndum, y decidir si quedarse o irse del euro. ¿Dónde está el poder real de la sociedad griega? La soberanía popular, está en Bruselas y no en Atenas. Y el mismo discurso se puede decir sobre Italia y sobre España donde el gobierno está pensando en cómo rescatar la banca que necesita 19 millones de euros, ¿usted cree que el pueblo puede decidir si quiere salvar a la banca o no? La crisis es tan profunda que las decisiones deberían ser tomadas por toda la gente.
—¿El modelo chino podría servirnos a nosotros en México?
—Podría servirnos, pero no como modelo, porque si lo aplicamos directamente a nuestros países no va a marchar, pero puede servir como modelo de cómo se tiene que comportar el gobierno: los chinos han creado de un gobierno comunista un capitalismo de Estado que marcha muy bien en el proceso de globalización, en la economía globalizada; y es un modelo muy popular entre los países en desarrollo como en África, y la lección para nosotros es que tenemos que ser muy flexibles, porque nuestra actual ideología no marcha: creer que el mercado puede resolver todos los problemas es una ideología que hace mal a la economía y también a la democracia. Esa es la verdadera lección de China: cambiar. Nosotros pensamos que la teoría neoliberal es perfecta sólo porque viene de Occidente, pero es el motivo de nuestra caída.

—¿El capitalismo está en decadencia o se está transformando en otra cosa?
—Yo creo que se va a transformar en otra cosa. El capitalismo como lo hemos conocido hasta hoy yo creo que ha terminado, si vemos la proyección hacia el 2030 el porcentaje más alto de la perspectiva de crecimiento de la economía mundial, vendrá de los países emergentes, Latinoamérica, África y China, mucho más que en Europa. Y si lo ve bien, el capitalismo de Latinoamérica no es el mismo de los países occidentales, Brasil, China, India, México tienen sus propias variaciones. Hay que cambiar el modelo para conservar el capitalismo; así como China tuvo que cambiar para salvar su comunismo.

—¿La crisis en Europa y en Estados Unidos ha beneficiado a Latinoamérica?
—Yo creo que sí, yo creo que hoy la importancia de Latinoamérica y del Caribe en relación con el comercio con China y Asia es más grande que en el 2007. La crisis en Europa y Estados Unidos ha beneficiado a esta parte del continente. El problema es: ¿Qué sigue? ¿Qué va hacer Latinoamérica después? Ahora están vendiendo materia prima: petróleo, gas y productos mineros, pero el siguiente paso debe ser vender a China producto de alto valor como tecnología. México y Costa Rica ya lo hacen, pero muy poco, pero el resto aún no, están muy concentrados en la extracción de la tierra.

—Ahora bien, en la economía mexicana tenemos un grave problema: el narcotráfico. ¿Legalizar la droga podría ayudarnos a crecer económicamente?
—Yo creo que legalizar la droga resolvería parte del problema, pero no todas las drogas por supuesto, sino una legalización con control por parte del Estado como sucede con el alcohol: poner un impuesto, que es un impuesto muy alto, y así el gobierno puede ganar con ese comercio. El problema de la legalización de la drogas es moral en todo el mundo, si hablas con expertos todos dicen que la solución es la legalización de la droga, pero nadie lo hace porque es un problema moral.

—También está el problema de la venta de armas de Estados Unidos a México.
—Allí está otro problema, la venta de armas, pero esa es una industria mundial muy fuerte. Los alemanes venden armas a los franceses y a los griegos que gastaban su 2.7 % del PIB en comprar armas por un supuesto ataque, que jamás llegará, de Turquía a Grecia. Era un engaño para seguir comprando armas, es una industria fuerte, de un capitalismo sucio, y son políticas muy difíciles de perseguir, no sólo por la corrupción, sino por el producto mismo. Es como los anuncios de cigarros donde te avisan que te pueden matar o causar cáncer, pero de todas formas se venden y la gente los compra.

—Usted es experta en blanqueo de dinero, ¿por qué México no ataca directamente ese problema, en lugar de mantener una guerra que ha causado 60 mil muertos?
—Porque es un problema global; si México decide lanzar una lucha real contra el blanqueo, y cierra todas las puertas a quienes lo ejercen, éstos lo harán en otro país cerca de México, por ejemplo Argentina o Brasil, y se va a ir blanquear a esos lugares; el problema es que en la economía globalizada el dinero se mueve con mucha facilidad y se mueve de un país a otro, se necesita una política internacional sobre el blanqueo de dinero, si México puede conseguir apoyo internacional, está bien, pero si no lo apoyan otros países en el continente sencillamente no habrá resultados.

—En México estamos viviendo un proceso electoral y usted toca en su libro el tema de la Mediocracia: los medios de comunicación como poder político.
—Otra vez, ese es un problema enorme en todo el mundo. Lo que tenemos no es sólo una crisis en México, fíjese en Italia lo que ha pasado con Berlusconi, su caída estuvo relacionada con los problemas económicos con el euro, sino Berlusconi se quedaba. El control de los medios de comunicación es un problema psicológico que produce una visión del mundo que se basa todo en ilusiones. Se venden ilusiones a la gente y ellos compran ilusiones hasta que el problema es enorme: tenemos que llegar a un punto de crisis total, que afecte a toda la gente para notar que vivimos en un mundo de ilusiones.

—¿Con el surgimiento de medios alternativos se puede abatir el problema?
—No creo que el Internet o los medios alternativos de comunicación puede ser tan eficaces como un crisis total. El problema de México no es sólo el problema del narco, que es muy crítico, sino también está el no perder la oportunidad de tener una política no de ilusiones sino de realidad.

—¿Qué quiere decir con una política de ilusiones?
—La gente elige personajes mediáticos que hablan bien televisión, que parecen activos e inteligentes y la realidad es que ninguno de esos personajes tienen ninguna solución para la crisis en la que vive México, no hay propuestas alternativas. En Italia los jóvenes tienen un nivel de abstencionismo del 50% y en España también; en España el PIB ha bajado 20% y muchos jóvenes no trabajan: uno de cada dos. Y ese es el producto de la Mediocracia.

—Pero ahora, en México, está surgiendo entre los jóvenes un el movimiento político que llamamos YoSoy132. ¿Será la primavera mexicana?
—Sí he estado leyendo los periódicos. Pero observe la llamada primavera árabe, mire bien los resultados. En Túnez va muy bien, la economía no es fantástica pero va muy bien; y en Egipto no tanto, hay tensiones sociales, en Túnez el nivel cultural es más alto y la gente tienen más posibilidad de criticar más certeramente el sistema mediático que en Egipto. La cultura y la instrucción son lo importante: el Internet no, de nada sirve tener Internet si quienes participan en esos medios no están instruidos y no tienen capacidad de crítica. El Twitter y las redes sociales funcionan sólo si los usuarios son cada vez más instruidos y críticos.
Para que el movimiento 132 funcione tiene que llegar de la base, no hay otra alternativa. Es lo que pasa en Grecia y en México, sólo en la base hay conciencia de la crisis económica, de la desigualdad, de las condiciones de vida. La base tiene conciencia de la falta de oportunidades. Las élites políticas se quedan con la idea de que el mercado tiene que hacer la labor del político; y el político la labor del actor. Eso es lo que pasa, y ahora los políticos tiene que surgir de la base y esa sería la verdadera revolución. No queremos una revolución como la mexicana o la de Estados Unidos, una revolución armada. Sino algo parecido a la revolución de la primavera árabe donde la gente ha logrado un cambio sin armas. Una revolución pacífica y democrática que cambie definitivamente el sistema.

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