¿Feliz Año Nuevo?

27/12/2014 - 12:00 am

Anoche se cumplieron tres meses de la desaparición de los 43. La manera oficial de manejar este crimen ha sido la indolencia y el vergonzoso desprecio de las autoridades por los normalistas, sus familiares y todos los mexicanos de a pie. En contraste, aunque se supone que ante la ley todos y todas somos iguales, Raúl Salinas fue exonerado y salió… fuera del país.

Son muchos los ejemplos de abusos semejantes y han llenado los espacios informativos estos meses, así que nos ahorramos el recuento. Baste decir que, a todas luces, México va rápido hacia su derrumbe económico, social y nacional.

En todos los ámbitos se coincide en condenar tanto los hechos como el manejo increíblemente torpe que se ha dado a la crisis de credibilidad y gobernabilidad. El daño es generalizado y así se reconoce hasta en el extranjero, ya no sólo en los círculos de análisis sino incluso en los políticos y entre los ciudadanos a nivel banqueta.

Entonces, en la noche del miércoles al jueves próximos, a la hora de los abrazos, ¿con qué cara vamos a gritar “Feliz años nuevo”? O desde otro punto de vista, ¿cómo podremos hacer que 2015 sea un año feliz para nosotros, los mexicanos?

Nuestro mayor error sería no hacer nada. Si no aprovechamos el actual impulso social, favoreceremos un retroceso que nos llevará más allá de donde estábamos a principios de este siglo. La inacción es la que nos ha traído a donde estamos. Y si la mayoría de nosotros sigue haciendo lo que ha venido haciendo -es decir, nada-, seguiremos logrando lo que hemos venido logrando: el franco deterioro de la vida nacional.

Hay quienes opinan que nuestra caída responde a una minuciosa estrategia elaborada fuera de nuestras fronteras, con clara complicidad de los dueños de las riendas de México. Se basan en las recientes reformas que promovió Peña Nieto, que entregan los energéticos, las minas, el territorio y la legislación a intereses extranjeros, a costa de más carga económica y represión para los nacionales. La teoría no es nueva, claro. Pero a últimas fechas ha cobrado fuerza.

Hoy las voces señalan incluso que el mapa nacional será el campo de batalla de una guerra económica en la que Estados Unidos y China se disputarán el dominio del país. Vaya usted a saber.

Lo que sí queda claro es que lo que creíamos que era una cómoda inercia, en verdad es un camino al despeñadero (valga el  doble sentido). Ya no sirve ser sólo espectadores. Ya no es aceptable creer que con el tiempo vendrá una declaración salvadora de algún funcionario, que ya sabemos en qué terminaría: también en nada.

¿Necesitamos acaso más pruebas de que el ciudadano les vale madres?

Creo incluso que sería una buena receta que cada uno hiciéramos lo contrario a lo que hemos venido haciendo: que los indiferentes protesten y los latosos nos callemos. Incluso que las fuerzas del orden dejaran de matar y desaparecer a la ciudadanía, y que ahora la protejan. De esta manera la fuerza social revolucionaria sería mucho mayor que la cómplice. Entonces sí, este escritor podría sin dudar desearle a usted un Feliz Año 2015.

en Sinembargo al Aire

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