El teatro de la dudosa legitimidad. ¿Qué ciudad queremos?

27/11/2015 - 12:02 am

Si algo positivo tiene todo el asunto del Corredor Chapultepec es que podamos discutir qué ciudad queremos. En qué ciudad vivimos y hacia dónde queremos ir.

            Y sea cual sea el resultado de la muy prematura consulta que se ha montado en un intento tan caro para darle legitimidad a un proyecto que no ha demostrado su pertinencia urbana, no debemos aflojar ni un milímetro en la exigencia de que los proyectos que van dando forma a nuestra ciudad no se realicen de manera tan irresponsable como éste. Para quienes conocen los engranajes de la manipulación electoral es claro que aquí están funcionando para obtener un sí. Pero eso, con la mancha fundamental que lo empaña no debe ser considerado por los ciudadanos críticos y honestos como la última palabra.

            Debe quedarle claro a quienes han montado este teatro de participación ciudadana que eso no les dará legitimidad sino que aumentará la falta de credibilidad de este negocio y de todo su proyecto político.

            Sucedió hace unos meses en la ciudad de Oaxaca donde el gobierno estatal había emprendido una obra claramente perjudicial para la ciudad pero que es un buen negocio para unos cuantos. El Instituto Electoral local fue movilizado para obtener el resultado que necesitaban gobierno e inversionistas. Lo tuvieron y lo publicaron. Aún así, se vieron obligados a echar marcha atrás en el proyecto porque la discusión sacó a la luz todos y cada uno de los defectos y todos y cada uno de los intereses turbios y claros que estaban en juego.

Cada vez es más difícil para políticos y empresarios esconder lo indebido.

            La publicidad que estamos recibiendo en nuestras casas para votar  el 6 de diciembre sigue manejando las mentiras que en el seno del  Consejo Consultivo se pidió y se aprobó por mayoría que fueran omitidas. ¿Es tan difícil abstenerse de mentir? Desde el nombre mismo del proyecto. Y lo hacen con todo conocimiento de que han sido descubiertos y señalados. Si lo siguen haciendo a este nivel elemental y previo, si pasan por encima del órgano al que ellos mismos dieron autoridad de consulta, ¿cómo podemos confiar en la transparencia del proyecto? ¿Cómo podemos confiar en sus decisiones de todo tipo? Votar SÍ es un acto de fe medio cimentado en promesas insustanciales. Votar NO es simplemente un acto de desconfianza. Pero el Corredor Chapultepec no está listo para ser considerado y mucho menos votado, ya no digamos por los ciudadanos. Ni siquiera por las autoridades responsables de la ciudad.

            Uno de los muchos temas graves, sólo como ejemplo: Si les pedimos actuar con responsabilidad ante el posible impacto sismológico de esta obra nos responde el supuesto responsable de ProCDMX con un “ya casi está el estudio de mecánica de suelos para la construcción”. Lo mismo que dijo el inversionista en la reunión del 20 de noviembre. Pero ya habíamos aclarado que no basta con el estudio del edificio mismo, que a la ciudad y a los responsables de su gobierno les debe importar el impacto sísmico sobre toda la zona de esa obra y de las que se generarán a mediano plazo. La ciudad tiene que rebasar el nivel de pensar este asunto como un negocio circunscrito a una construcción y pensar más ampliamente. Parece inconcebible que eso no les importe. Ni el impacto sísmico, ni el impacto social, que es muy complejo en esta zona, han sido tomados en cuenta. Ya no digamos que hayan sido pensados y se cuente con soluciones concretas.

            La ausencia de un verdadero pensamiento urbano por haberse concentrado aisladamente en el negocio de un edificio enorme puede tener consecuencias tan nefastas para la ciudad que el escándalo reciente del caso Santa Fe y sus derrumbes y el escándalo de la línea 12 del metro se quedarán cortos. Chapultepec promete ser la ruina política, histórica y en el peor de los casos hasta judicial de sus promotores. Pero también y sobre todo, si se insiste en esta actitud irresponsable, tendrá un costo enorme para la ciudad.

            Rescatar Chapultepec, a estas alturas, tiene que ser mucho más que detener la irresponsabilidad actual de este proyecto y debe ayudarnos a pensar la ciudad que queremos. Propongo como temas detonadores de discusión los doce siguientes que se contraponen con lo que implica y nos impone el Corredor.

  1. Quiero una ciudad donde sus gobernantes tengan una actitud responsable y que no permitan que la rapacidad inmobiliaria y las agencias de gobierno encargadas de propiciarla la destruyan.
  2. Quiero una ciudad donde la gente se encuentre en las avenidas anchas como Álvaro Obregón y en plazas como la Luis Cabrera y la Río de Janeiro y no exclusivamente en centros comerciales. Dos conceptos de ciudad opuestos.
  3. Quiero una ciudad con transporte público de alta prioridad y calidad y donde el automóvil casi no fuera necesario.
  4. Quiero una ciudad con muchos más árboles y donde la jacaranda (que no crece en macetas ni en azoteas) fuera admirada cuando florece y cuidada todo el año, como los cerezos en Japón.
  5. Quiero una ciudad donde la gente no tuviera que vivir muy lejos de donde trabaja.
  6. Quiero una ciudad donde ningún grupo social u oficio urbano fuera convertido en rebaño electoral que venda sus votos.
  7. Quiero una ciudad incluyente y segura en sí misma, no por ser toda la calle propiedad privada o concesionada a una empresa.
  8. Quiero una ciudad donde la memoria sea respetada y los edificios patrimoniales fueran cuidados y estuvieran vivos.
  9. Quiero una ciudad cuyas banquetas no estén condenadas a ser caminadas bajo un cielo de concreto.
  10. Quiero una ciudad viva y moderna y enterada: que no se crea la ilusión sesentera y anacrónica  de que los segundos pisos son progreso o modernidad.
  11. Quiero una ciudad consciente de que está construida sobre agua y que no tome riesgos inútiles en las más agudas zonas sísmicas.
  12. Quiero una ciudad con vitalidad cultural auténtica, no decorativa ni de relleno, y que desde su forma sea ya obra y efecto de una cultura urbana rica, diversa e irremplazable.

Si te identificas con alguno de estos doce deseos o ideas de ciudad, vota NO en el teatro de legitimación del 6 de diciembre o de plano no votes, porque el Corredor niega y excluye todos estos anhelos y muchos otros.

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Y quien lo deseé ponga ideas en su Twitter o en Facebook etiquetando a @SinEmbargoMX y con el hashtag  #laciudadquequiero 

Alberto Ruy-Sánchez
Escritor y editor. Hizo estudios de literatura y lenguajes sociales con Roland Barthes y de filosofía política con Jacques Rancière, Michel Foucault y Gilles Deleuze. Ha publicado más de 26 libros de narrativa, ensayo y poesía, entre los cuales las cinco novelas experimentales donde investigó y narró, una larga búsqueda del deseo: Quinteto de Mogador. Codirige con Margarita De Orellana desde 1988 el proyecto editorial independiente Artes de México. En el libro editado por Ricardo Raphael, El México indignado, explica su militancia por la poesía como socialmente urgente e indispensable para entrar en contacto con la realidad, más profundamente, con más libertad e imaginación. Foto de @Nina Subin.
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