Microserpientes

27/11/2012 - 12:02 am

Cuando pensamos en una serpiente a la mayoría de nosotros se nos enchina la piel e imaginamos un animal gigante y aterrador que es capaz de engullirnos completamente, como en el caso de la boa del Principito, o en una serpiente venenosa con colmillos enormes cuya mordida nos mataría inmediatamente. Algunos podríamos conceder que son animales hermosos pero que preferimos tenerlos a distancia, pero nunca nunca pensaríamos que son animales tiernos.

Recientemente en una reunión académica descubrí que existía un grupo de serpientes de hábitos subterráneos que por su tamaño diminuto parecen más bien lombrices miden menos de 20 centímetros, pero que al igual que sus parientes comunes (las víboras de cascabel, las coralillo o las temidas nahuyacas), son depredadoras, tienen escamas y una lengua retráctil que utilizan para detectar movimientos de sus presas, en este caso debajo de la tierra. Dado que viven dentro del suelo, no tienen ojos desarrollados sino unos ojos vestigiales protegidos por una escama ocular que les permite detectar los cambios en la intensidad de luz y las pueden guiar entre las tinieblas subterráneas.

En México hay ocho especies pertenecientes a dos géneros de este tipo de serpiente que se alimentan de hormigas, termitas y larvas de otros insectos que viven debajo de la tierra. Se conocen como serpientes o culebritas ciegas, son cilíndricas, es decir que las escamas del vientre y del dorso no están diferenciadas. Se pueden distinguir de una lombriz porque su movimiento no es errático como el de éstas sino que presentan el característico zigzag viperino. Al tocarlas se advierte una textura suave pero no pegajosa y al final del cuerpo tienen una escama puntiaguda característica. Sin embargo, además de las ocho microserpientes nativas ahora tenemos además una especie que viene de Asia y está invadiendo nuestro país y se llama Ramphotyphlops braminus ¿Cómo puede ser que un ser tan diminuto atraviese océanos e invada tierras lejanas?

Al parecer estas serpientes fueron introducidas a México por accidente, los primeros registros datan de los años 20’s y la ruta de introducción al país ha sido relacionada con la horticultura. Las serpientes ciegas vienen como polizonas en macetas con plantas ornamentales que traen de la India, en particular parece que les encanta vivir entre las raíces de los famosos Ficus que vemos plantados por todas las ciudades. Como imaginarán la cantidad de microserpientes que pueden haber llegado a México por esta forma de introducción debe ser muy grande, pues los cargamentos de plantas ornamentales no son bien inspeccionados y muchas plagas han llegado al país por este medio.

Hay pocos estudios que documenten cual es el efecto de la introducción de estas serpientes a nuestro país sobre la flora y la fauna nativas, al parecer las serpientes ciegas exóticas ocupan el mismo nicho que varias especies nativas, pero como son generalistas su presas son muy abundantes (hormigas, larvas y demás insectos) no parecen estar compitiendo con ellas por alimento o por hábitat. No existen estudios del efecto de las serpientes ciegas exóticas sobre sus presas, termitas y hormigas, dado que las poblaciones de estos insectos son gigantes, podría ser que no haya problemas para los diminutos insectos, pero habría que verificar. Lo cierto es que las Ramphotyphlops braminus llegan a ser muy abundantes principalmente porque se reproducen por partenogénesis, es decir, que las hembras pueden poner huevos sin necesidad de que los machos las fecunden, una sola hembra puede poblar un gran área por la cantidad de huevos que es capaz de poner.

Este es un ejemplo de una de las principales causas de pérdida de biodiversidad que suceden hoy en día, después del cambio de uso de suelo, las invasiones bióticas son el agente de cambio que más especies nativas ha extinguido. Es importante hacer conciencia del impacto que puede tener el movimiento de especies alrededor del mundo, la próxima vez que compren una planta o un animal sería bueno pensar de donde viene y las repercusiones que pudiera tener sobre los ecosistemas mexicanos.

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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