PyeongChang 2018, los juegos de invierno que se preparan en medio de la tensión entre EU y Corea del Norte

27/09/2017 - 7:08 pm

El aumento de la tensión entre los Gobiernos de EU y Norcorea han causado preocupación en los países que enviarán atletas a los Juegos de Invierno que se realizarán en Corea del Sur, sin que hasta el momento se decida cancelar el evento.

Seúl, 27 de septiembre (EFE).- La tensión entre Pyongyang y Washington y los repetidos tests de armas del régimen han desatado inquietud por la seguridad en los Juegos de Invierno de PyeongChang, que se celebrarán en febrero próximo junto a la frontera norcoreana.

A falta de poco más de un mes para que llegue a Corea del Sur la antorcha procedente de Grecia y a 135 días de su inicio (empieza el 9 de febrero), la crisis norcoreana se le ha atravesado a la cita olímpica.

La escalada verbal que han protagonizado en los últimos días Donald Trump y Kim Jong-un, unido al último ensayo nuclear de Pyongyang o el despliegue de bombarderos estadounidenses en las cercanías de la costa norcoreana han desatado preocupación en países que enviarán atletas al evento como Francia, Alemania o Austria.

El comité organizador ha mostrado su absoluta confianza en que, pese a la creciente tensión en la península coreana, PyeongChang 2018 no se convertirá en el primer evento olímpico en ser cancelado desde que la II Guerra Mundial obligara a anular los Juegos de 1940.

Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores surcoreano se ha apresurado a decir que, pese a la incertidumbre, ningún Estado ha decidido no participar en el certamen y que el Gobierno del país asiático redoblará esfuerzos para garantizar la seguridad y para aliviar cualquier temor que puedan tener deportistas y público.

“Estamos preocupados por los comentarios agresivos de Kim Jong-un y Trump”, admitió hoy en rueda de prensa el ministro de Cultura, Deportes y Turismo surcoreano, Do Jong-whan, que dijo comprender la inquietud en materia de seguridad.

“Pero quiero recordar que bajo el Gobierno del presidente Moon Jae-in estamos intentando asegurar la paz y la seguridad en toda la península coreana y queremos aprovechar PyeongChang para transformar una crisis en oportunidad”.

Desde su llegada al poder en mayo, el jefe de Gobierno liberal se ha esforzado en intentar lograr que Corea del Norte, país con el que el Sur se mantiene técnicamente en guerra desde hace más de 65 años, cooperara acogiendo pruebas de esquí, formando un equipo conjunto de hockey hielo femenino o formando parte del recorrido de la antorcha.

Pero el régimen de los Kim no se ha pronunciado hasta el momento y a estas alturas la única participación norcoreana que parece plausible -siempre que Pyongyang la autorice- es la de la pareja de patinadores artísticos Ryom Tae-ok y Kim Ju-sik, que esta semana se juega la plaza en el Trofeo Nebelhorn (Alemania).

El caso es que a este tranquilo condado montañoso, situado a 70 kilómetros de la militarizada frontera intercoreana, el incómodo vecino del Norte le ha ido complicado las cosas con el paso de los años.

Los juegos de invierno se celebrarán en febrero próximo junto a la frontera norcoreana. Foto: Especial

Cuando el COI eligió PyeongChang en julio de 2011, Kim Jong-il, padre del actual líder, aún estaba vivo y las crisis periódicas con Seúl y Washington eran estacionales, generaban menos estruendo y, ante todo, no implicaban tantas pruebas de armas por parte del régimen.

La vehemencia de la era Kim Jong-un, en la que se han lanzado en un año más misiles que en los 17 años de liderazgo de su padre y realizado el doble de pruebas nucleares (cuatro), ha llevado al comité organizador a incluir una c mayúscula en el nombre oficial (PyeongChang 2018) para evitar confusiones con la capital norcoreana.

En todo caso, muchos recuerdan estos días que, pese a los temores que infunde esta crisis, la mitad de las 360 mil entradas puestas a la venta para espectadores foráneos ya se han vendido.

También, que Corea del Sur ya tiene la experiencia de haber organizado con éxito rotundo unos Juegos, los de Seúl 88, sobre los que planeó la sombra del régimen de los Kim, que además de boicotearlos deportivamente orquestó un atentado en noviembre de 1987 que costó la vida a los 115 tripulantes del vuelo 858 de Korean Air.

Resulte finalmente en éxito o fracaso, lo que parece claro es que la creciente inestabilidad que se vive en Asia nororiental amenaza ya con estar muy presente en las tres próximas sedes que ha designado el COI, pues a PyeongChang le seguirán Tokio en 2020 y después Pekín en 2022.

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