El Congreso de Estados Unidos no votaría el TLCAN sino hasta el próximo año, después de las elecciones de mitad de periodo programadas para noviembre, las cuales podrían poner fin al control de los republicanos en la Cámara de Representantes. Pero inicialmente parece una victoria tentativa en materia de relaciones públicas para Trump, una semana después de que su exjefe de campaña fue declarado culpable de delitos financieros y de que su exabogado personal lo implicó en pagos realizados para comprar el silencio de dos mujeres que afirman haber sostenido un amorío con el mandatario.
WASHINGTON, 27 de agosto (AP) — México y Estados Unidos llegaron el lunes a un acuerdo preliminar para reemplazar el TLCAN con un nuevo tratado que estaría dirigido a impulsar la manufactura estadounidense, una medida que genera ciertas interrogantes y amenaza con afectar las operaciones de empresas que hacen negocios en el bloque.
Al anunciar el acuerdo tentativo el lunes en la Casa Blanca, el mandatario estadounidense dijo que el nuevo tratado podría llamarse “Acuerdo Comercial Estados Unidos-México” porque, desde su punto de vista, el TLCAN se había granjeado una reputación de ser dañino para los trabajadores estadounidenses.
El presidente Donald Trump insinuó que podría dejar fuera del nuevo pacto a Canadá, el tercer miembro del TLCAN y el segundo socio comercial estadounidense. Pero dijo que le daría la oportunidad de volver, “si están dispuestos a negociar de manera justa”. Para aumentar la presión sobre Ottawa, amenazó con imponer nuevos aranceles a los automóviles canadienses.
La negociadora de Canadá para el TLCAN, la ministra de Relaciones Exteriores Chrystia Freeland, acortó una gira por Europa y viajará a Washington el martes para tratar de reanudar las negociaciones.
“Sólo firmaremos un nuevo TLCAN que sea bueno para Canadá y bueno para la clase media”, dijo Adam Austen, portavoz de Freeland, y agregó que “se requiere la firma de Canadá”.
“Todavía hay mucha incertidumbre... inquietud y nerviosismo. Una sensación de que estamos afuera solo viendo”, dijo Peter MacKay, exministro de Justicia, de Defensa y de Relaciones Exteriores de Canadá, quien es ahora socio del bufete Baker McKenzie.
Hubo críticas por la posible exclusión de Canadá del TLCAN, en parte debido a los riesgos que podría representar para las compañías involucradas en el comercio internacional. Muchas empresas de manufactura han construido complejas pero importantes cadenas de suministro que cruzan las fronteras de los tres socios del TLCAN.
Trump rápidamente cantó victoria, e hizo notar que los precios de las acciones repuntaron el lunes, en parte por el aparente avance logrado con los mexicanos.
“Acabamos de firmar un acuerdo comercial con México, y es un acuerdo magnífico para todos”, afirmó el presidente. “Es un acuerdo que mucha gente dijo no podía lograrse”.
Trump ha criticado con frecuencia el TLCAN por considerarlo un “desastre” que acaba con los empleos estadounidenses. El tratado, vigente desde hace 24 años, redujo la mayoría de las barreras comerciales entre los tres países, pero el mandatario y otros críticos dicen que alentó a los fabricantes estadounidenses a mudar sus plantas al sur de la frontera para aprovechar la mano de obra barata en México.
El acuerdo preliminar con México podría fomentar una mayor producción en Estados Unidos. Aun así, está lejos de ser definitivo. Incluso después de que sea firmado formalmente, tendría que ser ratificado por los legisladores de cada país.
El Congreso de Estados Unidos no votaría el TLCAN sino hasta el próximo año, después de las elecciones de mitad de periodo programadas para noviembre, las cuales podrían poner fin al control de los republicanos en la Cámara de Representantes.
“Sigue habiendo muchas preguntas sin respuesta”, aseveró MacKay. Apuntó, por ejemplo, que Trump no dijo nada el lunes acerca de levantar los aranceles estadounidenses sobre el acero de México o Canadá, gravámenes que fueron impuestos en parte para presionar a ambos países a llegar a un acuerdo sobre el TLCAN.
Pero inicialmente parece una victoria tentativa en materia de relaciones públicas para Trump, una semana después de que su exjefe de campaña fue declarado culpable de delitos financieros y de que su exabogado personal lo implicó en pagos realizados para comprar el silencio de dos mujeres que afirman haber sostenido un amorío con el mandatario.
Antes de que el gobierno comenzara a negociar un nuevo TLCAN hace un año, le notificó al Congreso que estaba iniciando conversaciones con Canadá y México. Así que el anuncio del lunes genera esta interrogante: ¿Está autorizado a llegar a un acuerdo con solo uno de los países?
Un alto funcionario gubernamental, que habló con reporteros bajo condición de anonimato, aseveró que sí: El gobierno puede decirle al Congreso que ha llegado a un acuerdo con México, y que Canadá es bienvenido si desea unirse.
Pero otros analistas dijeron que la respuesta no es clara: “Es una cuestión que nunca ha sido puesta a prueba”, dijo Lori Wallach, directora del Global Trade Watch, una división de la organización Public Citizen que se dedica a defender al consumidor.
Incluso el representante republicano Kevin Brady, presidente de la Comisión de Recursos y Arbitrios de la Cámara de Representantes y aliado crucial de Trump, expresó cautela sobre el aparente adelanto del lunes. Brady dijo que prevé “analizar cuidadosamente los detalles y hacer consultas en las próximas semanas para determinar si la nueva propuesta cumple con las prioridades comerciales establecidas por el Congreso”.
Y el segundo republicano de mayor rango en el Senado, John Cornyn, calificó el anuncio del lunes como una “medida positiva”, pero señaló que Canadá debe formar parte del pacto final.
“Un acuerdo trilateral es el mejor camino”, dijo, y agregó que millones de empleos están en juego.
Y hay razones políticas para mantener a Canadá en el bloque. “No será fácil para México vender el ‘Acuerdo de Trump’ en casa si Canadá no considera que es un buen acuerdo”, afirmó Daniel Ujczo, abogado comercial de la firma Dickinson Wright PLLC. “Va a parecer que México cedió”.
El gobierno de México sí ha dicho que desea que Canadá forme parte de un nuevo acuerdo que reemplace al TLCAN. Pero el canciller mexicano Luis Videgaray les dijo a los reporteros que “México tendrá un acuerdo de libre comercio sin importar el desenlace” de las negociaciones entre Washington y Ottawa.
La Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos dijo el lunes que México ha aceptado garantizar que 75% del producto automotriz sea producido dentro del bloque comercial (comparado con el 62,5% actual) para gozar de la exención de aranceles, y que entre 40% y 45% sea fabricado por trabajadores que ganen al menos 16 dólares la hora. Esos cambios pretenden impulsar la producción automotriz en Estados Unidos.
Durante meses, las negociaciones estuvieron estancadas a causa de la insistencia del gobierno de Trump sobre una “cláusula de caducidad” que permitiría que la versión renegociada del TLCAN terminara después de cinco años, a menos que los tres países estuvieran de acuerdo en continuarlo. México y Canadá objetaron la propuesta.
El lunes, el gobierno de Trump y el de México anunciaron un acuerdo al respecto: el nuevo TLCAN se mantendrá vigente 16 años. Después de los primeros seis años, los países revisarían el acuerdo y decidirían si es necesario actualizarlo o modificarlo. Entonces acordarían un nuevo tratado de 16 años o lo dejarían expirar.
Gillies reportó desde Toronto. Los periodistas de The Associated Press Josh Boak y Darlene Superville en Washington y Peter Orsi en la Ciudad de México contribuyeron a este despacho.