YA NO DEJEN QUE SE ACERQUEN A ELLOS

27/05/2014 - 12:00 am

La Apología de Sócrates es quizá uno de los textos más importantes de la civilización occidental.

Uno de sus grandes méritos, según la filósofa juarense Yolanda Angulo, es exponer en pocas palabras las grandes ideas del saber y así  presenta, en unos cuantos párrafos, cómo nació la filosofía.

Dijo Sócrates: “De mi sabiduría, si hay alguna y cuál es, os voy a presentar como testigo al dios que está en Delfos”.

“En efecto, conocíais sin duda a Querefonte. Éste era amigo mío desde la juventud y adepto al partido democrático, fue al destierro y regresó con vosotros… Una vez fue a Delfos y tuvo la audacia de preguntar al oráculo si había alguien más sabio que yo. La Pitia le respondió que nadie era más sabio… tras oír yo estas palabras reflexionaba así: ‘¿Qué dice realmente el dios y qué indica en enigma? Yo tengo conciencia de que no soy sabio, ni poco ni mucho’”.

“Y durante mucho tiempo estuve yo confuso sobre lo que en verdad quería decir. Más tarde, a regañadientes me incliné a una investigación del oráculo del modo siguiente. Me dirigí a uno de los que parecían ser sabios, en la idea de que, si en alguna parte era posible, allí refutaría el vaticinio y demostraría al oráculo: Éste es más sabio que yo y tú decías que lo era yo”.

Así nació la filosofía hace unos dos mil 450 años, sin negar a la religión ni al dios en que todos creían y sin faltarle al respeto a las convicciones de quienes lo escuchaban. Simplemente propuso entrar en un estado de duda respecto a las supuestas verdades indiscutibles y después, a regañadientes, inclinarse por investigar “lo que dicen que dicen” las divinidades.

Ahora, en pleno siglo XXI, encontramos que miles de personas carecen de ese mínimo cuidado para tratar las cosas de Dios y del hombre.

La revista digital Vice, que maneja temas internacionales de sociedad, arte y religión, presentó una investigación sobre el origen de los recursos que sostienen la lucha de los radicales israelitas por establecer campamentos en las zonas en litigio del conflicto árabe-israelí, donde la ONU y los países aliados han recomendado no construir hasta la solución de la crisis.

No sorprende que parte del apoyo provenga de varios judíos ricos de Estados Unidos y el resto del mundo. Sin embargo, existe un porcentaje mayor de financiamiento que viene de sectas religiosas evangélicas apocalípticas, convencidas de que el fin del mundo está cerca y, además, hay que acelerarlo.

Su razonamiento es el siguiente: el Armagedón se dará en el momento en que el pueblo de Israel haya recuperado todo su territorio y, tras ello, se forme una gran alianza de países antisemitas que se lance en su contra. De esa manera la tierra de Dios será invadida y atacada por todos los lados

Así, cuando Israel esté al borde de la derrota, vendrá el señor a la tierra. Con su fuerza divina detendrá a los invasores y destruirá la sociedad actual, iniciándose su reino y sólo los salvos vivirán para construir una nueva civilización libre de pecado.

Con esta lógica, miles apoyan a Israel para que recupere su territorio original, porque es una condición sine cuan non para que se dé la batalla del juicio final.

Parece increíble que miles de tejanos que viven en la zona de Waco y San Antonio envíen millones de dólares a los radicales con la esperanza de acelerar lo que bíblicamente pudiera ser la tercera guerra mundial, “porque así está escrito”.

Simplemente creen y actúan.

Esa es la misma lógica que lleva a los creyentes católicos a, valga la redundancia, creer que pueden dejar a sus hijos acercarse y convivir cotidianamente con sacerdotes simplemente porque ellos son los representantes de Cristo en la comunidad, quien dijo “dejad que los niños se acerquen a mí”. Simplemente creen y actúan.

Esa lógica fue la que dio la oportunidad al sacerdote Eduardo Córdova Bautista de destruir vidas inocentes y que  esté actualmente acusado de abusar de menores desde hace treinta años y relacionado con cerca de 100 casos.

Qué no podemos ser un poco Socráticos y entrar en estado de confusión para luego investigar: ¿Es cierto que la batalla del Armagedón bíblico se refiere al actual Israel? O reflexionar seriamente si los sacerdotes del pueblo ¿son verdaderamente representantes de Dios en la comunidad?

¿Qué no podemos pensar que a lo mejor los sacerdotes son seres humanos, con las mismas virtudes y defectos que todos los hombres y, por lo tanto, hay que tener con ellos los mismos cuidados que tenemos con todos los extraños cuando les confiamos a nuestros hijos?

Por eso les digo y suplico, por favor ya no dejen “que los niños se acerquen” a ellos, ni a los otros. Cuídenlos de los riesgos que implica el trato con cualquier extraño, sea albañil, maestro, mecánico, licenciado, contador, político, diputado, policía, senador o sacerdote.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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