Ernesto Zedillo Ponce de León regresó a México después de 20 años de un autoexilio, y lo hizo con una serie de críticas a Andrés Manuel López Obrador. No es el único mandatario que se ha mantenido en activo en el actual Gobierno, una situación que rompe con aquella vieja tradición que imponía el silencio a los expresidentes, los dos panistas Vicente Fox y Felipe Calderón se han convertido en dos de los principales críticos del actual Presidente. ¬RADICALES analizaron qué impacto pueden tener en este año electoral.
Ciudad de México, 27 de enero (SinEmbargo).– Una de las reglas no escritas en la política mexicana durante los más de 70 años de gobiernos priistas era el silencio de los expresidentes, una fórmula que permitía al nuevo líder del partido, del Estado, y del Ejército pudiera ejercer el poder a su estilo. La presencia de los mandatario salientes se mantenía tras bambalinas con algunas excepciones como la del General Lázaro Cárdenas, empleado como un activo en el Gobierno de Miguel Ávila Camacho.
En esta entrega de ¬RADICALES, programa que se transmite en el Estudio B de SinEmbargo Al Aire, Alejandro Páez Varela, Álvaro Delgado Gómez, Carlos Pérez Ricart y Héctor Alejandro Quintanar, expusieron cómo esto cambió con la supuesta transición democrática, en la que Ernesto Zedillo heredó el poder por primera vez a un Presidente que no provenía del PRI, sino del PAN: Vicente Fox Quesada, quien una vez que pasó la batuta a su correligionario Felipe Calderón Hinojosa se mantuvo activo.
No obstante, platicaron los exmandatarios se mantenían a raya, como ocurrió a lo largo del Gobierno de Enrique Peña Nieto. Esa distancia se rompió con la llegada a la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, un político de izquierda que a lo largo de dos décadas se mantuvo como el principal líder opositor de los cinco exmandatarios mexicanos que en su Gobierno han abrazado un protagonismo, sobre todo los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón.
“Hoy hay una participación abierta, hay una participación verbal estruendosa cuando se trata de declarar algunos adversarios. Es muy interesante que hoy resurja Ernesto Zedillo después de 20 años de ausencia en México para venir a hablar de los peligros que enfrenta la democracia, una calca de lo que pasó en el 2006 cuando Salinas en una conferencia en una universidad estadounidense empezó a hablar sobre cómo América Latina, México particularmente, enfrentaba el peligro de los populistas y los caudillos populistas. Me parece que no han salido de ese guion porque siguen tratando de articularse todos, no solo los expresidentes del PRI sino los expresidentes del PAN, contra su enemigo común desde aquellos años”, señaló en ese sentido Quintanar.
Y más adelante puntualizó: “Probablemente la estridencia de los expresidentes panistas ha sido mayor quizá porque no provienen de este mito priista”.
“Hoy uno y otro, Salinas , Zedillo, han expresado su repudio a Andrés Manuel López Obrador, ahora recientemente Zedillo, pero ya lo ha hecho Salinas, y no se diga alguien tan boquiflojo como Vicente Fox, que ahorita está en un periodo de hibernación, pero no tengan duda de que va a volver y Calderón va a estar activisímo, pero qué bueno que sea así porque están defendiendo un modelo de nación, un modelo de país que en esta campaña va a volver a quedar nítido” expuso por su parte Álvaro Delgado.
Alejandro Páez Varela indicó a su vez que tradicionalmente el Presidente en turno hacía una especie de administración del expresidente porque, dijo, no es lo mismo la manera en que se va el General Cárdenas, que es uno de los ejemplos más notorios del siglo XX, a cómo se va Luis Echeverría Álvarez.
“El caso del general Cárdenas, había un interés del Presidente de utilizar ese activo que estaba ahí, cierra el Presidente Cárdenas en un momento esplendoroso de su carrera, y había el interés del Presidente Ávila Camacho de utilizar el activo porque el activo estaba ahí, tenía un activo y quería utilizarlo. ¿De qué manera lo utilizó? Bueno, Ávila Camacho y para mi gusto, todos los presidentes que vienen, son a escondidas de derechas y públicamente de izquierdas, aplican o utilizan medidas de derechas y luego públicamente, ante las multitudes ya hablan como de izquierdas. Entonces le servía mucho a él tener a Cárdenas en alguna ocupación”, apuntó.
Refirió que en contraparte no es lo mismo que pasa con Echeverría “porque daba vergüenza, molestaba, estorbaba, los siguientes presidentes dependía cómo terminaban y yo creo que esa regla se rompe cuando hay una transición de partido aunque fuera simulada que es del PRI al PAN se da la transición, y entonces ya no hay esa regla implícita, y además Zedillo renuncia a ello, incluso, a tratar de mantener un poco de presencia”.
Carlos Pérez Ricart indicó que aunque los expresidentes pudieron haberse ido a Irlanda o a España, en donde están Salinas, Calderón y Peña Nieto, ”lo que se quedó en México fue el modelo, la infraestructura, el ensamblaje de su gobiernos que ha sido muy difícil de eliminar”.
“De la misma manera que el expresidente López Obrador quiere asegurar muchos de los programas sociales en la Constitución, ellos lograron asegurar su propio proyecto más allá de la Constitución, con órganos autónomos, con puertas giratorias, teniendo muchos de sus excolaboradores hoy trabajando en iniciativa privada, y por medio de un aparato conceptual muy impresionante porque el neoliberalismo es más importante por ideológico que por lo material”, ahondó.
Pérez Ricart dijo que lo peor que dejaron los expresidentes más allá de sus mandatos, ”es que su presencia se mide más en las instituciones y órganos que dejaron para asegurar su continuidad, que el hecho que, al menos, Zedillo, desde mi punto de vista, ha estado muy presente en la política nacional después del 2000, más allá de que él pueda estar dando clases en EU y casi sin hablar, pero las ideas de Zedillo, su modelo, su infraestructura ideológica, continúan aquí presentes”.
Álvaro Delgado comentó que esa es la presencia no personalizada de Zedillo, de Salinas, de Fox, de Calderón y de Peña Nieto. “De los cinco presidentes vivos que tenemos en México, dos de ellos son muy estridentes, Fox y Calderón; dos más ausentes, pero con la jefatura que tuvieron en términos de política pública neoliberal digamos Salinas, Zedillo; y un silente Enrique Peña Nieto que, no sé si sea, pero en todo caso es parte de lo mismo, ¿qué hacen hoy los expresidentes con respecto del que está ejerciendo hoy el poder?”, cuestionó.
“Yo diría que entre tantas cosas que se han roto en nuestro país en estos años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador está el que no hay prohibición absoluta, ni siquiera en términos fácticos de que ‘el que se va, se calla’, una expresión que pronunció el Secretario de Gobernación de Felipe Calderón, Francisco Ramírez Acuña, para silenciar a Vicente Fox. No lo logró porque además no podía lograrlo, alguien que hizo desde el Estado, desde el gobierno, particularmente, todo para dejar a Calderón pues no se iba a callar sino iba a comenzar a hablar de muchas cosas que evidentemente iban a poner a Calderón en una situación comprometida”, ahondó.
Héctor Alejandro Quintanar comentó que aunque sean de partidos distintos, los expresidentes tienen un adversario en común que es el mismo desde hace 20 años, y ahí está la clave de entender que este proyecto de nación que han enarbolado pues en realidad sí no difirió mucho. “El caso es que hoy aparecen estas voces como si tuvieran una gran legitimidad, como si tuvieran una gran capacidad de entender la coyuntura, o como si tuvieran méritos enormes para orientar a la opinión pública”.