Lupita desapareció hace 8 meses. Hay sospechosos y la Fiscalía de Puebla no ayuda, dice la familia

27/01/2019 - 12:03 am

Guadalupe Larios Ramos, de 28 años de edad y madre de dos menores de edad, desapareció la mañana del 4 de mayo de 2018, después de dejar a su hija en la primaria en San Sebastián Aparicio, en Puebla.

El caso de Lupita fue atendido primero como un extravío y no como desaparición forzada, pues desconocían que la joven había sido por un desconocido y, antes, acosada por un hombre con el que se negó a salir. Hasta ahora no hay ningún rastro sobre el paradero de la joven madre.

Ciudad de México, 27 de enero (SinEmbargo). – Guadalupe Larios Ramos, de 28 años, desapareció el 4 de mayo de 2018 cuando se dirigía a su trabajo después de dejar a su hija en la escuela y ser abordada por un extraño que le pidió “ayuda” en San Sebastian Aparicio, Puebla. La familia está convencida de que Guadalupe fue privada de la libertad y temen por su integridad y denuncia que hasta el momento las investigaciones son lentas y no han arrojado ningún indicio de su paradero.

Guadalupe Larios Ramos, de 28 años de edad, es la menor de cinco hermanos y madre de dos pequeños. Trabajaba en el área administrativa de una agencia llamada Sunday, que es parte del Grupo Excelencia. “No cambiaba frecuentemente de trabajos, la mayor parte del tiempo fue empleada de diversas agencias, pero la mayoría del Grupo Excelencia”, comenta Rodolfo Larios Ramos en entrevista con SinEmbargo

Rodolfo, hermano mayor de Guadalupe, la describe como una mujer muy sociable, trabajadora y quien era el sustento de sus hijos y, en parte, también de su mamá.

“Mi madre dependía económicamente de ella y de mi hermano Jonathan, quienes son los que más apoyan a mi mamá. Guadalupe Tiene muchos amigos, no es nada problemática, no tenía problemas con nadie, por eso no entendemos lo que está sucediendo, por eso estamos muy consternados”, explica Rodolfo.

El familiar de Guadalupe comenta que ella estaba dedicada a su trabajo y “apenas si tenía tiempo para ella misma”.

Lupita, como le dicen de cariño, mide 1.60 metros; es de complexión media, tez apiñonada, cabello castaño y lacio. Como seña particular tiene un lunar arriba del labio superior derecho. El día en que desapareció vestía con un mayón color negro, blusa oscura, zapatos color beige y llevaba una bolsa color beige.

UN DESCONOCIDO LE PIDIÓ “AYUDA”

Ese 4 de mayo de 2018, Lupita se levantó temprano, como casi todos los días. Preparó a su hija mayor para la escuela y alrededor de las 7:50 de la mañana salieron rumbo a la primaria ubicada en San Aparicio.

Un hombre interceptó a Guadalupe y a su hija para pedir ayuda a la joven madre. “Ella llevaba a mi sobrina de la mano, aún no la ingresaba a la primaria, eran como cinco minutos antes de las 8 de la mañana”, dice Rodolfo.

El desconocido le dijo a Guadalupe si podía acompañarlo a su casa para ayudarlo a levantar a su mamá que presuntamente se había “caído”, pero Lupita primero se negó, cuenta su hermano, quien se basa en el relato que hizo la pequeña hija.

Guadalupe Larios, de 28 años, es madre de dos menores y su familia teme por su integridad. Foto: Especial

Rodolfo cita parte del diálogo:

–No, es que se me hace tarde –argumentó Lupita.

–Andele señorita, no sea mala –insistió el hombre.

–Está bien, pero espéreme un momento –dijo la joven.

Guadalupe ingresó a su hija a la escuela y desde entonces no se ha sabido más de ella.

Rodolfo comenta que no existió algún hecho o comportamiento anormal días antes de la desaparición de Guadalupe, pues ella realizaba su rutina habitual. “Tuvo una semana muy normal: se levantaba temprano, llevaba a su hija a la escuela y se iba a su trabajo. Día a día fue así, de lunes a viernes. El viernes, todo normal, una noche anterior llegó bien, a la hora que tenía que llegar”, agrega el entrevistado.

BÚSQUEDA Y JUSTICIA EN PUEBLA

Jonathan, uno de los hermanos de Guadalupe, al percatarse que era tarde y la joven no había regresado, escribió a sus otros hermanos para notificar que Lupita aún no llegaba a casa; Jonathan la espero hasta las once de la noche, pero no llegó, narra Rodolfo.

Al día siguiente, Los hermanos de la joven se reunieron y empezaron a buscarla con sus amistades. Primero llamaron su ex novio, quien vive en la Ciudad de México. El hombre dijo a la familia que tenía tiempo de no saber de Lupita, al menos un mes, y aseguró que desconocía el paradero de la joven.

Rodolfo narra que una amiga de Guadalupe contó a la familia que un hombre, dueño de una empresa de tractocamiones, acosaba a Guadalupe. La también compañera de trabajo de Lupita brindó el número de teléfono del hombre, a quien habían conocidos semanas antes en un bar.

“Ella –la amiga– nos explicó que ese sujeto quería andar con mi hermana y que empezó acosarla porque ella [Lupita] y la amiga ya no quisieron salir con él, nos dijo que la amenazó y la agredía por medio de celular. La amiga supo de dos o tres amenazas que le hizo ese hombre, porque mi hermana antes de desaparecer se las hizo saber a ella, supuestamente”, dice el familiar, quien aclara que la familia no tiene evidencia o constancia de las intimidaciones.

Cuando Rodolfo se enteró del presunto “acosador”, le llamó para exigirle que le informara dónde estaba su hermana, pero el comerciante negó tener conocimiento de la desaparición de Guadalupe. La familia interpuso el reporte ante la Fiscalía General de Justicia de Puebla, en tanto que iniciaron una intensa búsqueda en redes sociales.

“Lo único que pudimos hacer al siguiente día fue marcar a cada persona que la conociera, preguntar si sabían algo de ella y ahí fue como supimos que esa persona la acosaba”, reitera Rodolfo.

El caso de Guadalupe fue atendido primero como un extravío y no como desaparición forzada, cuenta Rodolfo, pues desconocían que la joven había sido abordada por un desconocido.

“El día que ocurrió todo solicitamos una geolocalización, pero fue negada toda esa ayuda durante las primeras horas que se interpuso el reporte”, dice el familiar de la víctima.

La niña contó el percance afuera de su escuela hasta días después, cuando se percató que sus tíos buscaban a su mamá y a la familia no le quedó más que explicarle que su mamá estaba desaparecida.

Rodolfo agrega que al conocer el detalle del desconocido, la familia regresó a la Fiscalía para agregarlo al reporte, pues esa nueva información cambiaba el panorama.

“Se hizo un reporte ante la Fiscalía porque pensábamos que se trataba de un levantón, no sé como le puedan llamar. Pero hemos tenido muchos contratiempos por parte de Fiscalía. La empresa [donde ella trabajaba] nos intentó ayudar, ellos empezaron a contactar a la gente de la Fiscalía, me presentaron y fui a hacer la denuncia y todo”, comenta Rodolfo.

Lupita, desapareció desde mayo de 2018. Foto: Especial

SIN RASTRO

Rodolfo Larios comenta que las investigaciones de la desaparición de su hermana van muy lentas, y que a más de ocho meses aun no ha podido lograr que declaren ni la amiga de Guadalupe ni el hombre que presuntamente las acosaba, pues no tienen otras personas de quién sospechar.

“Nadie ha comparecido, ni rendido declaración de nada, no se han movido”, dice Rodolfo

El hermano de la joven añade que tampoco se tiene mayor rastro o incidió de que sucedió después de que Lupita dejó a su hija en la escuela, porque a los alrededores de la institución no hay cámaras. “De ahí no sabemos nada”, añade el entrevistado.

La familia de Guadalupe descarta la posibilidad que ella haya escapado, que su ausencia sea por voluntad propia. Ellos están convencidos que pudiera ser víctima de desaparición forzada y temen que sea víctima de otros delitos.

“Mi hermana nunca se ha ido de la casa, nunca ha pasado por eso; nunca ha dejado de venir a la casa, aunque tenga una fiesta ella habla por teléfono y regresa. Al final tiene 28 años, es madre soltera de dos niños que dependen de ella; ella quiere mucho a sus hijos”.

La familia de la joven no ha tenido ningún indicio de Lupita, pero sí de los extorsionadores, quienes quisieron aprovecharse de la situación: “Trataron de extorsionarnos, empezamos a recibir todo tipo de llamadas en donde nos pedían mil, cinco mil pesos, había varias cantidades de diferentes personas”, agrega el hermano de mujer.

La averiguación no ha dado ningún resultado, acusa la familia. Los parientes afirman que es muy poco el apoyo de las autoridades para la búsqueda. “Hemos andado de arriba para abajo; pero en ningún momento pudimos tener la ayuda por parte de la autoridad”, dice el hermano. Las autoridades apenas entregaron un retrato hablado del hombre que abordó a Guadalupe la última vez que fue vista.

Sugeyry Romina Gándara
Ha trabajado como reportera y fotoperiodista de nota roja en Chihuahua. Los últimos años, ya radicada en CdMx, los ha dedicado a cobertura sobre temas de desaparición, seguridad y víctimas de la violencia.
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