Ciudad de México, 26 de septiembre (SinEmbargo).– Mesut Özil demandó a un usuario de Twitter que se la pasaba insultándolo. El aficionado le reclamaba no ser un alemán puro. De ascendencia turca, un futbolista que piensa mucho más de lo que juega. En su pie izquierdo han nacido imágenes inolvidables que supieron embellecer aún más el majestuoso Santiago Bernabéu. El internacional germano es un futbolista de calidad mundial. Como su juego, en su mente tiene una sensibilidad rara vez vista en un profesional del balón. Özil se fue de Madrid buscando cariño.
En la tienda oficial del Arsenal inglés, cientos de aficionados se reúnen para comprar la nueva camiseta y estamparla con el 11 en la espalda. La imagen le dio la vuelta al mundo. El apellido Özil estampado era la nueva sensación al norte de Londres, mientras en Madrid la incredulidad se apoderaba del ambiente. Aficionados, jugadores y uno que otro directivo del Real Madrid, seguían sin entender cómo se dejaba ir un baluarte tan difícilmente de encontrar en el planeta. En la capital española se había levantado una revolución Post-Mourinho. Carlo Ancelotti no tuvo la delicadeza con un tipo que requiere recurrentemente sentirse necesitado.
Arsène Wenger es un francés con pinta de doctor. Siempre con la mirada analítica, lleva 17 años dirigiendo a una de las filosofías más románticas del futbol mundial. La cantera del Arsenal ha sido encumbrada como una de las mejores escuelas de jóvenes prospectos. Fiel a sus ideales, el equipo londinense fue perdiendo la pegada que tuvo en los primeros años del estratega galo. Generar talento sin conseguir títulos parecía no tener sentido. El puesto de Wenger, tantas veces cuestionado por la dura prensa inglesa, era intocable para la dirigencia del equipo.
Los Gunners perdieron en los últimos años jugadores trascendentales como Fábregas, van Persie, Nasri o Adebayor. En las declaraciones de salida, el discurso siempre era el mismo: “Quiero ganar títulos”. La necesidad de triunfo le daba la espalda a la formación de futbolistas. Mesut arribó al Arsenal tras los 45 millones de Euros que los ingleses le depositaron al Real Madrid. La cifra record no era lo más llamativo a pesar de la excentricidad del monto. Fue el rompimiento de una escuela en la que se compraba barato para vender caro. Özil se atrevió a decir que ganaría títulos con su nuevo equipo, los aficionados han confiado a ciegas en su nuevo emblema.
Joachim Löw, técnico de la selección alemana, calificó como de incomprensible la decisión del Real Madrid de dejar marchar a uno de sus pupilos. “Es una persona muy sensible que necesita la confianza del club y del entrenador”, declaró. El Arsenal, necesitado de un cambio refrescante, ha recibido con los brazos abiertos de su entrenador a un jugador distinto. Entre tantas transacciones, fue la llegada de Özil a Londres lo que rompió el mercado, incluso mucho más que Gareth Bale o Neymar.
España le concede a Inglaterra un jugador elegante al que mucho le importa el entorno. Pasionales como pacientes, los británicos ya le han regalado sendas ovaciones a Mesut quien no se cansa de dar asistencias y pases imposibles para la mayoría de los mortales. Pensante y sensible, el panorama de constante lluvia en Londres puede terminar por consolidar la carrera de uno de los mejores jugadores del mundo. El salto de calidad que ha dado la Premier con la presencia del alemán es notable. El planeta futbolístico espera que Özil disfrute y haga disfrutar.
