El día en que el olimpismo cambió: Ben Johnson es despojado de su medalla de oro en Seúl 1988

26/09/2013 - 12:30 am
Foto: olympics.org
Ben Johnson gana la medalla de oro en Seúl 1988. Foto: olympics.org

Ciudad de México, 26 de septiembre (SinEmbargo).–En 1997, Diego Armando Maradona contrató a Ben Johnson como su entrenador personal. Dos años más tarde, Muamar Gadafi, ex Presidente de Libia lo contrató para que entrenara a su hijo Qadhafi Al-Saadi, quien después jugaría en el Perugia del futbol italiano para ser suspendido por no pasar un control de antidoping. El ex velocista canadiense intentaba retomar su prestigio como atleta después que a finales de los 80, en una justa olímpica, provocó una revolución mediática por un error que lo persiguió durante varias décadas.

El 24 de septiembre de 1988, por el carril 6 del estadio olímpico de Seúl competía Ben con su título de campeón del mundo reluciente que lo hacía favorito. En el tercer escaño estaba listo un estadounidense que no entendía como hacía Johnson para correr tan rápido. Carl Lewis, defensor del oro olímpico conseguido cuatro años antes en Los Ángeles, pretendía retener lo que había ganado. El duelo entre los dos hombre más rápidos del planeta representaba una aglomeración de pasiones entre los fervientes aficionados pendientes de la prueba reina de los 100 metros.

Mientras el mundo esperaba la última década del siglo XX, el dopaje era un tema casi tabú que no tocaba a figuras mediáticas. La industria olímpica comenzaba a afianzarse con el catalán Juan Antonio Samaranch dirigiendo el Comité Olímpico Internacional (COI). Atrás habían quedado los tiempos de boicots y de amateurs compitiendo. Un nueva era deportiva nacía con un montón de intereses socioeconómicos acaparadores de sentidos. Nadie sabía el lugar predominante que ocuparían esos factores, incluso más importantes que el deportivo. Ben Johnson reabrió una lista negra para la organización. Toda una política cambiaría para siempre.

Foto: Twitter
Maradona y Johnson. Foto: Twitter

Canadá, ese territorio extenso al norte del continente americano opacado por su vecino del sur, sería noticia de primera plana en pleno verano de 1988. Del otro lado del mundo, en la capital surcoreana, su atleta más reconocido, el número uno del mundo, daría positivo. Stanozolol, una sustancia en forma de anabólico que ayuda a incrementar la masa muscular fue encontrada en la muestra de orina de Johnson, que había ganado el Oro por delante de Lewis. La inocencia que daba el ambiente amateur terminó aquel día con la bomba mediática que soltó un velocista como pocos en la historia.

Ben reconoció su falló sin mucho que alegar. Un día como hoy de hace 25 años, el COI anunciaba que la medalla dorada se le arrebataba al canadiense. Las políticas sobre el dopaje se endurecieron poniendo énfasis en las figuras que brillaban en distintas disciplinas. Johnson daría positivo a principios de los 90 para ser suspendido de por vida. Durante dos décadas y media, el canadiense sigue pagando un error que cambió el mundo del principal evento deportivo. Tras un periodo de depresión donde vivió en casa de su madre sin salir, hoy lidera una campaña digna de todo arrepentimiento.

#ChooseTheRightTrack es una campaña que busca separar los intereses políticos de las organizaciones encargadas de erradicar la cultura del dopaje. Ben visitó la misma pista donde su carrera se truncó. Recorrió la pista sin registrar los 9.70 segundos de aquella tarde calurosa y con el gesto relajado muy distinto al rictus tenso de aquella tarde. Un capítulo que nunca olvidarían ni él ni el olimpismo. El sentir de un atleta superlativo quedó redactado en su autobiografía Seoul to Soul  (De Seúl al alma).

Johnson 25 años después en la misma pista. Foto: EFE
Johnson 25 años después en la misma pista. Foto: EFE

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