En seguridad… la migración no es poca cosa

26/08/2011 - 12:02 am

Dicen que ya no nos mudamos a Estados Unidos. Las causas van desde la inseguridad para cruzar la frontera hasta la estabilidad macroeconómica de México que ha permitido la compra de bienes de consumo duraderos.

Informes de la Secretaría de Gobernación y hasta reportajes del New York Times han insistido en que la emigración de mexicanos hacia Estados Unidos se redujo un 30% entre 2000 y 2010, mientras que también cayó en el último lustro la llegada a México de inmigrantes centroamericanos de paso hacia la frontera norte.

De acuerdo con declaraciones de Francisco Blake, secretario de Gobernación, el balance entre los mexicanos que van a Estados Unidos y los que entran de ese país a México, “por primera vez en más de 50 años de historia del país, se ubica en cero”.

La misma Secretaría de Gobernación ha señalado que la cantidad de emigrantes mexicanos que regresan a su país desde Estados Unidos se ha incrementado durante el quinquenio pasado al alcanzar casi el millón de personas.

Nevertheless in Gringoland, aunque los estudios sean ciertos, los reportes periodísticos compartan estos números y el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, diga que la economía mexicana está mejor que la estadounidense (y no lo vamos a negar al ver cómo no suben las cifras de empleo en la Unión Americana) hay más de un millón de mexicanos que han solicitado su ingreso legal a los Estados Unidos.

Durante esta semana, el periódico El Universal publicó cómo casi un millón 400 mil mexicanos pretenden migrar de forma legal a Estados Unidos y están en una lista de espera a petición de familiares que ya radican en ese país o por empleadores que requieren sus servicios. No importa cuánto tiempo dure el trámite.

Un documento del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a partir del Informe Anual de Solicitantes de Visa de Inmigrantes Patrocinadas por Familiares o para Empleo, con datos del registro del Centro Nacional de Visas 2010 concluye que en diciembre pasado, la lista de espera estaba integrada por 4 millones 683 mil 393 solicitudes de todo el mundo, de las que sólo 130 mil 619 son laborales.

México está a la cabeza de la lista de espera de los 13 países con el mayor número de solicitudes. Un millón 381 mil 896 mexicanos quieren migrar legalmente a Estados Unidos (29.5% del total de requerimientos); seguido sólo de Filipinas con 535 mil 750 peticiones. En 2009, las peticiones de mexicanos sumaron 1 millón 178 mil 761 peticiones, por lo que hay un aumento del 17 por ciento.

Sin embargo, no hay una política migratoria que haga válida la opción de estos mexicanos que sea por seguridad, por cuestión económica o por el mero gusto de probar suerte en otro lado, las cosas no parecen estar fáciles. Y si bien no es una responsabilidad de Estados Unidos abrir las fronteras, si es su responsabilidad honrar los acuerdos hechos en el 2001.

Hace 10 años, justo una semana antes de los atentados contra las Torres Gemelas, el gobierno de Estados Unidos se comprometía a hacer una reforma migratora importante apoyada tanto por los demócratas como los republicanos. En ese momento, los presidentes George W. Bush y Vicente Fox acordaron un marco de trabajo que incluía la documentación de migrantes, programas para trabajadores invitados y aumentar los sistemas de seguridad de la frontera.

Ha pasado ya toda una década y la reforma migratoria no ha ocurrido.  La comunidad hispana en general, y los mexicanos en particular, siguen a la espera de sus papeles o al menos de leyes que les permitan residir o trabajar en su vecino del norte de manera legal y libre.

Hubo promesas electorales o electoreras no cumplidas.  Ante el fuerte discurso de dos lustros a favor de hacer todo por la seguridad del país, hoy el presidente Barack Obama parece maniatado y los republicanos han intensificado leyes locales que criminalizan a indocumentados y hacen sospechosos a los migrantes (con papeles o no) tan sólo por el color de piel o les impiden impartir clases si se les escucha “acento”.

Ante este panorama, ciudadanos y organizaciones cívicas que trabajan con las comunidades de migrantes están desilusionados con la política de Barack Obama. Incluso, lo acusan de contradecir su propuesta migratoria.  Se han acelerado deportaciones, la frontera se ha militarizado bajo la excusa de la seguridad por el narcotráfico sin hablar de la migración.

De acuerdo con una encuesta realizada por el grupo periodístico Impremedia y Latino Decisions, el apoyo con el que los hispanos contribuyeron al triunfo del presidente Obama en 2008 se ha reducido tanto ya, que podría incidir en que no logre la reelección para las elecciones del próximo año.

El sondeo realizado entre 500 ciudadanos estadounidenses de ascendencia latina, entre el 27 de julio y el 9 de agosto pasados en 21 estados donde vive el 95 por ciento de votantes latinos, revela que a pesar de que el 68 por ciento de los hispanos votó por Obama en el 2008, solamente el 39 por ciento asegura que votará para su reelección el próximo año.

Un 26 por ciento de los encuestados afirmó estar “medio entusiasmado” de votar otra vez por el actual presidente. Ojalá que el equipo de campaña de Obama se percate de que, sin el apoyo de los hispanos (ya asciende a 50 millones de latinos en Estados Unidos) en su elección, no logrará repetir en la Presidencia.

El problema migratorio ha crecido de la mano con el de la inseguridad.  El paso de centroamericanos a México, y de éstos junto con mexicanos hacia Estados Unidos, se ha convertido en un detonador de la relación bilateral y de la triste violencia que se vive en la frontera de más de 3 mil kilómetros compartidos.

Si tenemos narco fosas, migrante fosas o familio fosas no es sólo responsabilidad de México.  No queremos seguir leyendo periódicos donde se escribe y registra de balaceras en escuelas, en las carreteras, en el camino al trabajo, de levantados en el campo, secuestrados en la ciudad, migrantes extorsionados y asesinados por no querer involucrarse en el narcotráfico o tan sólo por estar en un autobus en el momento equivocado.

México es más grande que esto y no se merece tanta sangre.

Es importante que la cuestión migratoria no quede en un segundo plano. El paso de personas a través de la frontera va más allá de darle papeles a un grupo de ciudadanos que buscan mejorar su calidad de vida. No es una cuestión de victimizar a los migrantes en Estados Unidos, es un elemento clave y fundamental de la misma estrategia de cooperación y seguridad bilaterales.  No es poca cosa y Obama debería saberlo. Si no lo hace por la seguridad fronteriza, al menos por la reelección. Se lo agradecería la comunidad que le dio la confianza en el 2008.

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.
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