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Cómo el Brexit nos hizo entender que México y Reino Unido tienen más en común de lo que se pensaba

26/06/2016 - 4:28 pm

El año dual México–Reino Unido quedó atrás y ambos países viven, a su manera, la bienvenida a la realidad. El llamado Brexit tiene a los británicos en una incertidumbre sobre el futuro hasta ahora no experimentada, que los lleva a las calles a defender lo mismo que ahora buscan los mexicanos: el derecho a un futuro.

Los jóvenes ingleses son los que muestran la mayor oposición a que su país abandone la Unión Europea. Foto: Efe
Los jóvenes ingleses son los que muestran la mayor oposición a que su país abandone la Unión Europea. Foto: Efe

 Por Étienne von Bertrab*

 Londres, Inglaterra (SinEmbargo).– Este texto iba a ser distinto, con otro énfasis y sobre todo otro tono, pero ganó el Brexit. Millones despertamos este viernes en el Reino Unido sin dar crédito, como si lo transmitido por el programa radial “Today” de la BBC, fuese una mala broma. Pasaron las horas, la pesadilla se aferró a la realidad y continuó desenvolviéndose.

Una ‘mayoría’ – de hecho sólo 37.4 por ciento del padrón electoral y apenas 27 por ciento de la población total – votó porque el país se saliera de la Unión Europea, tal vez el proyecto de cooperación internacional más ambicioso y que más vidas ha transformado [primordialmente para bien, sobre todo en las décadas previas a la última recesión económica] en el mundo. Es una unión sin duda imperfecta, pero como vamos aprendiendo las personas y las colectividades, lo perfecto suele ser enemigo de lo bueno.

Algunos describieron Brexit como “un acto innecesario de daño a sí mismos”. Pero mi referencia es Londres, un ecosistema muy particular al tener la ciudad un dinamismo económico y una multiculturalidad únicos en el mundo. Aquí, como en Escocia y en Irlanda del Norte, la gente optó por permanecer en la Unión, al igual que la mayoría de los jóvenes votantes. A los considerados menores de edad los adultos les robaron posibilidades de futuro, educativas, laborales y de desenvolvimiento.

¿Pero quién va a tomar nuestros trabajos si precisamente nadie los quiere?, me comentó triste el hombre inmigrante que de noche limpia edificios en la universidad. De hecho, en todo el país inmigrantes de dentro y de fuera de la Unión Europea comienzan a expresar que se sienten menos invitados y han comenzado actos de abuso contra los diferentes. Pareciera que, aunque el Brexit tomará años en implementarse, ciudadanos británicos de tendencia racista se sienten empoderados con el resultado del referéndum. En suma, son millones los europeos no británicos que viven en el Reino Unido, millones de vidas construidas en un país que un día los recibió y al siguiente tal vez ya no.

 Los jóvenes del Reino Unido que votaron en un 75 por ciento por permanecer en la Unión Europea comienzan a alzar sus voces. Mientras tanto, una petición pública de revisión del referendo lleva más de 3 millones de firmas en sus primeros dos días, y el Parlamento estará obligado a discutirla. De hecho se dice que la mayoría de los parlamentarios estaban a favor del ‘remain’ (permanecer), así que la vida política en estos días será, cuando menos, interesante. En las calles de pueblos y ciudades, así como en las redes sociales, pocos festejan el resultado, y más bien predominan el coraje, la pena, la desazón. Es como cuando muere un ser muy querido y, además, injustamente, varios han comentado. Comienzan a surgir públicamente arrepentidos que en sus testimonios reconocen no saber bien a bien lo que estaba en juego. Los medios registran notas sobre la búsqueda número uno en Google luego del referendo: ¿Qué es la Unión Europea?

Todo por un puñado de políticos sin escrúpulos que, con la ayuda del emporio mediático del magnate Rupert Murdoch, se montaron en los sentimientos de desazón hacia un sistema económico globalizado que claramente no funciona para todos. Ellos avivaron las emociones más peligrosas como el miedo y el odio. Son estas emociones las que le quitaron la vida la semana previa al referéndum a Jo Cox, prometedora miembro del Parlamento británico a quien su asesino gritó entre tres balazos y apuñaladas en el rostro ‘¡Mueran los traidores! ¡Libertad para Inglaterra!’.

En esta cruda que apenas inicia queda claro: que esos políticos no sólo ofrecieron una receta a partir de un diagnóstico amañado; que ni siquiera ellos conocen las implicaciones de la decisión a la que condujeron al electorado; y que tampoco piensan realmente cumplir las promesas hechas durante su campaña, como reducir la inmigración o redirigir el financiamiento del proyecto europeo hacia el sistema nacional de salud, el National Health Service (NHS). En resumen, manipularon al pueblo, se la jugaron llevándose a todos entre las patas y luego de terminada su borrachera, iniciará su propia pesadilla.

EL EFECTO BREXIT

El Primer MInistro, David Cameron, renunció tras conocerse los resultados de la votación. Foto: Efe
El Primer MInistro, David Cameron, renunció tras conocerse los resultados de la votación. Foto: Efe

Eso sí, en este país hay consecuencias. A las pocas horas de ser conocido el resultado renunció el Primer Ministro David Cameron, marcando apenas el comienzo de un terremoto político cuyas réplicas se expandirán en el tiempo. Cameron renuncia por no haber podido convencer al electorado de su proyecto de permanencia en la Unión Europea y – aunque esto no lo dice – por haber lanzado años antes la ocurrencia del referéndum en una jugada que en el corto plazo lo fortaleció a él y a su partido.

Ahora México y Reino Unidos tienen algo común: ambos viven al mismo tiempo tragedias que enlutaron a sus pueblos y que detonaron la protesta social. Para Reino Unido, el voto a favor de dejar la Unión Europea llegó en medio del luto por la horrible muerte de Jo Cox – frente a la cual las campañas se detuvieron y ni un solo político, de cualquier bando, buscó sacar ‘raja’ política (a pesar del claro vínculo entre el acto y la retórica utilizada por quienes lideraban Brexit). México, por su parte, recibió la noticia del Brexit en medio del luto por los nueve muertos que dejó la represión a los maestros en Nochixtlán, Oaxaca, el pasado fin de semana. Hoy, los ingleses comienzan a manifestarse y a salir a las calles a defender su derecho a permanecer en la Unión Europea, mientras que muchos, inspirados por Jo Cox, buscarán redoblar la lucha contra el odio. En México comunidades lloran a los muertos de Nochixtlán mientras que por todo el país crece el rechazo a la imposición, a la violencia del Estado, y más y más exigen el derecho a un mejor futuro, siendo esta última demanda la que une a los dos pueblos.

El domingo pasado un desalojo a maestros y ciudadanos en Nochixtlán dejó un saldo de 9 muertos. Foto: Cuartoscuro
En México, el domingo pasado un desalojo a maestros y ciudadanos en Nochixtlán dejó un saldo de 9 muertos. Foto: Cuartoscuro

Sin embargo en otros aspectos nos parecemos poco. En México a quienes gobiernan y a una parte poco empática de nuestra sociedad les importó poco la vida de los caídos en Nochixtlán. Finalmente son pobres, ‘los nadie’ de Eduardo Galeano, son otros; Aurelio Nuño Mayer, el Secretario de Educación, ha sido incapaz de convencernos de la bondad de la ‘Reforma Educativa’, y a pesar de ahora tener sangre en sus manos, no renuncia. Tampoco lo hizo Javier Duarte en Veracruz ni lo hace Enrique Peña Nieto, y estaremos de acuerdo en que no es por falta de motivos, del peso de los de Cameron y mayores.

Lo que pase con la Unión Europea está en manos de los europeos, de políticos y de ciudadanos que habrán de retomar su involucramiento en la vida pública. Además de lidiar con los efectos indirectos del viernes negro, a los mexicanos nos toca – y esto es tan importante como urgente – construir un país donde existan consecuencias, y, ojalá, donde volvamos a valorar cada vida. Volviendo al Reino Unido, además del intenso activismo virtual se convocó a una protesta en Londres en la simbólica Trafalgar Square para el próximo martes. En esta se demanda el derecho de los londinenses a permanecer en la Unión Europea. Más al norte Escocia amenaza con vetar la salida de la Unión Europea mientras sus líderes exploran vías para seguir siendo parte. Cada hora sucede algo nuevo. Ante la incertidumbre generalizada lo único que está claro es que un montón de cosas inusitadas están por vivirse.

 

*Étienne von Bertrab es maestro en Planificación para el Desarrollo Sustentable, académico en University College London y activista
@etiennista

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